La nueva película de Pixar nos invita a meternos en la mente de una niña de 11 años llamada Riley y conocer a sus emociones: Alegría, Miedo, Ira, Tristeza y Asco. Desde que nació Riley, Alegría ha estado al mando, pero cuando ocurre un incidente que hace que Alegría y Tristeza tengan que ausentarse del panel de control, el resto de emociones tendrán que dirigir el cotarro, desbaratando así el equilibrio emocional de Riley.

¿Cómo nació la película?

La idea para la película surgió cuando su director, Pete Docter, observó que su hija de 11 años era mucho más tímida e introvertida ahora que cuando era pequeña. Entonces el director se hizo la pregunta clave: “¿qué se le pasará por la cabeza?”. Esa fue la chispa que creo Inside Out.

Sin embargo, como es comprensible, el proceso de creación del guion fue largo y arduo. Consultaron con neurólogos, psicólogos y psiquiatras para que les contasen básicamente cómo funcionan nuestra mente y nuestras emociones. Como consecuencia, llegaron a pensar en incluir veintisiete emociones en la historia para reflejar con exactitud el funcionamiento de la mente, pero esta idea se desechó por razones obvias. Al final, decidieron representar solo cinco emociones por los sabios consejos del psicólogo Paul Ekman, que en un estudio publicado en 1972 había llegado a la conclusión de que existen seis emociones básicas: alegría, ira, tristeza, miedo, asco y sorpresa. Al final sorpresa se eliminó porque Ekman también les informó de que la sorpresa solo aparece en momentos puntuales y luego da paso al resto de emociones. Además, también aprendieron que cada emoción tiene una función, por ejemplo, la función del miedo es salvarnos del peligro. Así, una vez tuvieron a estos cinco personajes y sus funciones, el guion despegó.

Crítica

Inside Out es una superproducción que ha tardado cinco años en realizarse, así que no exageramos cuando decimos que se nota que hasta el último detalle está pensado al milímetro. Sin embargo, el director es claro en este asunto y afirma que su representación del funcionamiento de la mente no es científica y exacta, sino que más bien es una representación poética. No en vano en la película las emociones tienen aspecto humano, llevan ropa y hablan.

Mapa de la mente de Riley

Pero no por ser más inexacta deja de ser brillante: aparte de esos cinco personajes principales, hay que destacar la forma en la que se representan los recuerdos en la película, unas bolas de cristal que adquieren un color determinado dependiendo de la emoción que Riley asocia al recuerdo: azul para tristeza, amarillo para alegría, verde para asco, rojo para ira y morado para miedo. Un simple código de colores que facilita enormemente la comprensión de las complicaciones que irán surgiendo en el desarrollo de la historia. También son brillantes y esenciales para el desarrollo del guion las islas de la personalidad, que llevan el nombre de las características clave de la personalidad de Riley: Hockey Island, Family Island, Honesty Island, etc. Dream Productions y los trabajadores de la memoria a largo plazo, borrando los recuerdos que no son útiles para Riley son otras genialidades de la película.

En el mundo de la escritura, se suele decir que cuanto más personal es una historia, más universal es. No todos nos podemos identificar con la historia de Riley, ya que no todos tuvimos que mudarnos a la edad de 11 años de Minnesota a San Francisco debido al trabajo de nuestro padre. Sin embargo, sí que podemos recordar esa época extraña en el paso de la infancia a la preadolescencia donde todo empezó a volverse complicado. Cuando de repente ya no nos parecía tan divertido pasarnos horas jugando con nuestros juguetes, los amigos ya no se hacían con la misma facilidad y empezábamos a observar con más detenimiento las acciones y reacciones de las personas que teníamos alrededor.

El guion aporta un flujo imparable de bromas desternillantes, mientras la historia avanza en dos flancos: lo que ocurre en el exterior en la vida de Riley y lo que ocurre en su cabeza, con Tristeza y Alegría emprendiendo un viaje por la memoria a largo plazo, dejando a las demás emociones controlando el panel de mando. Sin embargo, además de las bromas, también hay momentos marca Pixar que tocan la fibra sensible, culminando con un final lacrimógeno que para nada es forzado, sino que fluye de modo totalmente orgánico (con Michael Giacchino haciéndose un autohomenaje con un tema que tiene un cierto eco al famoso tema de la serie Lost, Life and Death Theme) y hace que recordemos los momentos lacrimógenos de nuestra propia preadolescencia, cuando creíamos que el mundo se nos venía encima y no comprendíamos por qué, pero el apoyo y el calor del abrazo de nuestros padres podía hacer que todo se desvaneciera. La verdad es que las películas de Pixar, a menudo más que películas para niños o películas para adultos, suelen ser películas para la familia y Inside Out es quizás la película más familiar de todas.