Victoria: La insoportable levedad del plano secuencia
Victoria es una veinteañera que ha pasado toda su adolescencia y parte de su vida adulta midiendo cada hora de su día, entregada al duro arte del piano. Esto podría explicar en parte su comportamiento propio de una quinceañera crédula cuando un grupo de alemanes se le acerca de madrugada y le invita a tomar una cerveza, pero todo tiene un límite. Victoria parece un ejercicio de guion que se ha ido de las manos, una cadena de acontecimientos poco creíbles que primero se suceden de forma lenta y pausada, para luego dispararse de forma atropellada en el último acto de la cinta.
El único aliciente de la película es la forma en la que está rodada: un falso plano secuencia de dos horas y veinte minutos, aspecto que solo importará a su director Sebastián Schipper (que se sentirá muy orgulloso de su hazaña) y a los pocos entendidos en cine que la vean. Sin embargo, si eliminamos ese dato de la ecuación, Victoria se queda sola con sus diálogos repetitivos y conversaciones totalmente triviales absolutamente faltas de interés, no solo para el espectador, sino para cualquiera que no esté ebrio como los personajes protagonistas. Todos hemos tenido conversaciones tontas al salir de fiesta, y todos sabemos que no suelen ser precisamente dignas de ser el eje central de una película. Está claro que de no ser por el famoso plano secuencia, no habríamos oído hablar de esta película y, por supuesto, no estaría en la programación del Festival de Sitges.
Schneider vs. Bax: Una cinta de humor negro entretenida
Schneider es un sicario al que en su cumpleaños le ordenan realizar un trabajito urgente: liquidar a un escritor llamado Ramon Bax que vive solo en una casa junto a un lago. Van Warmerdam vuelve con esta película de humor negro a Sitges, donde ganó hace dos años el premio gordo con Borgman. Aunque una parte considerable de Schneider vs. Bax podría recaer en el género del thriller, Warmerdam aprovecha esos momentos de máxima tensión para obtener la comedia, cuando los personajes están más histéricos o cuando están inusualmente calmados. No falta tampoco ese toque de rareza muy propio del director y guionista.
La casa del escritor es un personaje más de la película, ya que cual camarote de los hermanos Max, va llenándose de gente hasta que el escritor no sabe muy bien dónde meterlos, añadiendo tanto tensión como comedia a la cinta. El entorno también juega un papel muy importante, haciendo el asedio a la vivienda mucho más complicado para el sicario Schneider. Bax y Schneider, son dos hombres totalmente opuestos: uno es un drogadicto que tiene una familia totalmente disfuncional y el otro es un padre de familia, aunque también un hombre calculador al que no le gusta dejar nada al azar. El enfrentamiento de estos dos polos opuestos crea una cinta muy disfrutable.