2015 termina y los relojes se ponen en hora preparados para la cuenta atrás. Al ritmo de las doce campanadas os dejamos con nuestra personal selección musical. Doce discos para escuchar en el desayuno, la comida o la cena, para bailar en solitario o en compañía, para cantar, desmelenarse, discos para emocionarse, sentir y disfrutar en este año que en nada ya empieza.
SLEATER – KINNEY– No Cities To Love
La veterana banda americana aprieta el acelerador para destilar sonido punk-rock en estado puro, letras contundentes, elegancia, precisión y diez cortes aplastantes. Guitarras encendidas, energía afilada y un estilo personalísimo que resiste al paso del tiempo. Reivindicativas, maduras, seguras del sitio que les corresponde, en apenas treinta y cuatro minutos nos enganchan para atraparnos y no dejarnos escapar. Ha merecido la pena esperar casi diez años, para poder disfrutar de su nuevo trabajo.
GRIMES – Art Angels
La producción, la composición y el diseño de este disco son obra de un único cerebro, el de Claire Boucher, conocida como Grimes. Intensidad de sonidos que se superponen en diferentes capas, ritmos pegadizos y a la vez experimentales, para crear un universo propio, original en factura y sin límites a la hora de arriesgar. Amalgama de estilos y un desbordante registro vocal en un disco hecho desde la más absoluta libertad creativa, sólo por el placer de disfrutar.
NATALIE PRASS – Natalie Prass
2015 ha sido un año de protagonismo de las mujeres en la música y una de ellas es Natalie Prass. Cantante y compositora de Ohio, su disco es una joya atemporal y la clave para ello es la fascinante voz de su autora. Permaneciendo entre la sobriedad y la inconsistencia, entre lo frágil y lo imperecedero, su timbre cristalino se envuelve entre sofisticados sonidos de cuerda y viento para hablar del dolor, de la desazón y de la pérdida. Música de la que roza el corazón, que no es poco.
BEACH HOUSE – Depression Cherry
Al igual que la portada de su disco enmarcado en terciopelo rojo, al igual que las cerezas y las depresiones, así es el especial sonido de Beach House. Aparente sencillez de construcción, minimalismo estudiado, elementos elegantemente escogidos y una música alejada de ser pretenciosa que busca invadir la parte sensible y que nos enamora. La voz de Victoria, sensual y lánguida, tímida y misteriosa se envuelve entre sintetizadores y guitarras. Música para descubrir en cada escucha, suave, roja dulce y lánguida, como su disco.
WOLF ALICE – My love is cool
Desde Londres la expectación era máxima, y es que liderados por la polivalente voz de Ellie Rowsell la banda británica parece haber ido a por todas con su primer disco. Atención indiscutible merece este grupo que sin malabarismos, ni estruendos, hace un pop elegante lleno de fuerza y potencia, guitarras energéticas y distorsiones hipnóticas e interminables. Unen ternura, un sonido aplastante y una producción impecable. ¿Se puede pedir más como carta de presentación? Sin duda, una de las nuevas bandas más prometedoras.
COURTNEY BARNETT – Sometimes I Sit and Think and Sometimes I Just Sit
Cantautora australiana, de apariencia tímida y sencilla, trasciende su aparentemente delicada imagen para cantar afiladas, deliciosas y corrosivas historias sobre lo banal y mundano. Con un estilo casi recitado, a medio camino entre el verso y la prosa, una personalísima voz de sentimiento desconsolado, nos ofrece en cada tema destellos de una inusual clase y dosis de puro talento. Inteligencia, sensibilidad y un mucho de libertad y cinismo crítico en sus letras, permaneciendo por voluntad propia, fuera de todas las reglas.
BJÖRK – Vulnicura
Recuperando el estilo que la convirtió en un icono de la música independiente, Björk regresa a sus raíces, mostrando sin pudor sus más íntimas emociones, con sonidos electrónicos, cuerdas y su voz, siempre fascinante e irrepetible. Traspasando el vinilo, perfora nuestra piel, aflorando su dolor más profundo, contagiándonos su desasosiego. Bases electrónicas, percusiones rugosas y secas, melodías sombrías y el violín presente en cada tema. Un álbum maduro, agresivo y dulce por momentos y grande, muy muy grande.
TITUS ANDRONICUS – The Most Lamentable Tragedy
Impredecibles, esquizofrénicos, dinámicos, Patrick Stickles y su banda nos traen un disco gigante. Punk rápido, distorsiones sin fin, y mimo en cada detalle hasta componer una grandilocuente ópera rock. Cien minutos de un doble álbum repleto de energía, velocidades cambiantes, coros gigantescos, cuerdas y pianos que nos llevan a otra dimensión sonora. Todo en este disco es excesivo, denso, visceral, impactante, saturado de una fuerza abrumadora, ante la cual sólo nos queda someternos.
SUFJAN STEVENS – Carrie & Lowell
Sufjan Stevens posee un tono de voz tan especial, que apenas importa lo que canta por que emociona por sí mismo. Un disco de perfil autobiográfico, en el que habla de su madre, una persona con problemas mentales y adiciones varias que les abandonó a él y a su hermano en varias ocasiones. Atmósferas musicales creadas con sintetizadores, gravitando en ambientes irreales y oníricos, de dolor y amargura contenida. Arreglos impecables, folk intimista, piano y guitarra acústica suenan desnudos, sin percusiones, cercano, espiritual y por veces destructivo.
JULIA HOLTER – Have you in my Wilderness
Californiana y adorada por la crítica, su pop experimental vuelve a emocionarnos con su sonido cristalino y frágil. Su nuevo álbum está lleno de armonías sonoras, cuerda, viento y arreglos corales, entre los que emerge la voz susurrante, y a la vez grandilocuente, de Julia. Lleno de referencias a la música de los ochenta, es uno de esos discos que desde que empieza a sonar deseas que no se termine, delicado, transparente, mezclando música orgánica e instrumental, con colores, música impresionista, sugerente y elegante, Julia cuida cada detalle, para componer un cuadro sonoro de cientos de matices.
LOWER DENS – Escape from Evil
Vinilo adictivo sin retorno, una vez que comienzas a escucharlo, así es este trabajo de Lower Dens. Sintetizadores oscuros, guitarras y bajos post-punk, armonías y voces fantasmagóricas, llenas de lamentos agónicos que despiertan obligatoriamente nuestros sentidos. Magistral es la conjunción entre la batería seca y árida y la voz grave y misteriosa de Jana Hunter. Disco rebosante de pesimismo intencionado, desasosiego, atmósferas depresivas y oprimidas y punteos de guitarras magistrales que se rodean de sonidos psicodélicos repetitivos que terminan por seducir.
DEERHUNTER- Fading Frontier
Cerramos el año con una de las bandas más honestas, provocadoras y originales del momento. Su último trabajo resulta imprescindible, no por ser el mejor de su prolífica carrera, sino por ser capaces de reinventarse una vez más, lo cual no es poco. Inclinándose hacia un estilo más pop, con composiciones más amables, menos distorsiones y más optimismo vital, son en cada trabajo un descubrimiento en sí mismos. Fascinantes, con nervio, atrevidos e incontestables, apuesta segura de talento y rigor, su sonido subliminal, sus voces enterradas, su carismático líder y música de la grande, estos son Deerhunter en estado puro.