Toda leyenda tiene sus protagonistas, ídolos que han conseguido grandes proezas, personas en torno a la cuales se ha creado un aura de fascinación y estima y a las que de un modo incondicional se les rinde culto y se les profesa admiración.
La Leyenda Sonic Youth nació en Nueva York en la década de los 80 y estos fueron sus protagonistas:
Thurston Moore
Lee Ranaldo
Kim Gordon
Mark Ibold
Steve Shelley
Dieciséis álbumes de estudio, tres álbumes recopilatorios, veintiún sencillos, cuarenta y seis videos musicales, e innumerables contribuciones en bandas sonoras y colaboraciones dejan huella de su existencia. Lejos de la abstracción de las cifras nos preguntamos: ¿qué clase de gen diferencial les hizo ser tan increíblemente grandes?
Tenían talento para haber hecho muchas cosas, pero afortunadamente la música los atrapó para crear una de las más grandes bandas de la historia. Nunca fueron músicos de masas, nunca vendieron millones de discos, nunca fueron convencionales, nunca crearon una música que se ajustase a los cánones comerciales y aun así, y a pesar de todo ello, han sido vanguardia en mayúsculas y referentes por derecho propio de una nueva manera de entender la música.
Líderes del rock independiente y de la cultura indie, entendida en sí misma como una filosofía de vida, la madurez de la banda se fue cocinando a fuego lento entre los discos Evol (1986), Sister (1987) y Daydream Nation (1988), considerado para muchos este último su mejor trabajo, y una obra maestra en sí misma. Fieles a su propio estilo musical, el grupo fue evolucionando de acuerdo a sus propios paradigmas, explorando la parte más personal en una libertad creativa absoluta.
Experimentales
Vanguardistas
Minuciosos
Innovadores
Libres
Avanzaron sin retrocesos en la búsqueda de un nuevo sonido, un sonido que ofrecía nuevas texturas y atmósferas y al que se bautizó con el nombre de noise. Sonoridades ásperas, rugosas, afiladas y áridas a la vez que hipnóticas, en una prolongada variación de matices sonoros. Disonancias, atonalidades, estridencias, distorsiones agresivas y a la vez la calma, en un perfecto contraste entre el ruido inacabable y las melodías sensuales que sólo buscan ser música. Bonito y feo, salvaje y tierno, vanguardista y trasgresor todo unido en una amalgama perfecta. Intensidad guitarrera y también momentos de desorden musical y desesperación sin prejuicios, en una improvisación necesaria para llegar al virtuosismo final.
Su sonido introducía conceptos como la disonancia, el feedback y las afinaciones alternativas, que redefinieron lo que hasta entonces había sido el sonido rock con guitarras tradicionales, convirtiéndose simultáneamente en padres adoptivos de otro nuevo sonido que años más tarde sería referente para las posteriores generaciones: el grunge.
Sonic Youth convirtieron el ruidismo underground en pop
Pero la leyenda tenia héroes de carne y hueso, héroes terrenales con pasiones y vísceras. En 1984 la pareja Thurston Moore y Kim Gordon contrajo matrimonio y en el 2011 y, a través de un breve comunicado, anunciaron su divorcio y en consecuencia la disolución de la banda. Thurston y Kim, guitarra él y bajo y voz ella de la banda habían sido durante casi veintisiete años pareja sentimental. Moore tuvo una relación paralela con otra mujer y descubierto el hecho, todo terminó, incluida la banda que llegó a su final.
El pasado 2015 las librerías presentaban una autobiografía llamada La chica del grupo, la cual se convirtió en una revelación mordaz de la vida de Kim Gordon y por extensión de la historia de Sonic Youth.
“Hace un par de años, un editor me propuso escribir mis memorias. Me pareció que podía ser un buen momento para hacerlo porque empezaba a contemplar mi vida de un modo retrospectivo.”
A través del libro de Kim, hemos podido entrar a curiosear aspectos desconocidos de la historia de la banda, su relación con otros artistas, sus inquietudes artísticas, y el contexto socio cultural que les tocó vivir. Pero al mismo tiempo, es también una introspección real de una mujer, una artista por derecho y por tenacidad, una esposa traicionada, que es a la vez personaje público y mujer. Inteligente, despierta, inquieta y atrevida, Kim comienza el libro con la narración en primera persona del final del grupo. Os dejamos un extracto:
“Cuando subimos al escenario para dar nuestro último concierto, la noche giró en torno a los chicos. Por fuera, todo el mundo tenía más o menos el mismo aspecto que había tenido durante las tres últimas décadas. Por dentro, era otra historia.
Thurston le dio unas palmaditas en el hombro a nuestro bajo, Mark Ibold, y atravesó el escenario a grandes zancadas, seguido de Lee Ranaldo, nuestro guitarra, y, luego, de Steve Shelley, nuestro batería. Aquel gesto me pareció tan falso, tan infantil, tan fantasioso. Thurston tiene muchos conocidos, pero nunca trataba temas personales con los pocos amigos varones que tiene y jamás ha sido de los que dan palmaditas en el hombro. Era un gesto que decía a gritos: “He vuelto. Estoy libre. Estoy soltero”.
Yo fui la última en salir al escenario, asegurándome de guardar cierta distancia con respecto a Thurston. Estaba agotada y alerta. Steve se situó detrás de su batería como lo haría un padre detrás de un escritorio. Los demás nos armamos con nuestros instrumentos cual batallón, un ejército que solo ansiaba el fin del bombardeo.
Dicen que, cuando un matrimonio acaba, aquellas nimiedades en las que nunca habías reparado antes prácticamente te perforan el cerebro. Durante toda la semana había sido así cada vez que Thurston estaba cerca. Tal vez él se sintiera igual, o quizá tuviera la cabeza en otra parte. En realidad, yo no quería saberlo. Fuera del escenario, él no paraba de enviar mensajes con el móvil y de andar de un lado para otro alrededor de nosotros como un niño maníaco que se siente culpable.
Después de treinta años, aquel era el último concierto de Sonic Youth. El festival de música y arte SWU se celebraba en Itu, en las afueras de São Paulo, en Brasil, a ocho mil kilómetros de casa, de Nueva Inglaterra. Los cabezas de cartel eran Faith No More, Kanye West, The Black Eyed Peas, Peter Gabriel, Stone Temple Pilots, Snoop Dogg, Soundgarden y artistas por el estilo. Probablemente, éramos los menos importantes del cartel. Era un lugar extraño para que las cosas llegaran a su fin.”
Y el final llegó. The Eternal editado por Matador Records en el 2009, fue su testamento musical, un maravilloso último disco con el que se cierra una etapa increíble con un contenido que reunía todo lo que les había hecho grandes, riffs de guitarra únicos e inimitables y su personal sonido llevado al límite.
Treinta años constituyen un tiempo inmenso, un tiempo de creatividad donde una banda que simplemente quería hacer su música se abrió camino en la industria sin perder nunca su integridad, ni su identidad y situando su nombre en los carteles de los festivales más importantes del mundo.