El test de Bechdel lleva más de diez años utilizándose para determinar si una película es machista. De hecho, hay hasta una web que se dedica a enumerar las películas que lo aprueban y las que no. ¿Pero de dónde ha salido este test? A muchos les sorprenderá descubrir que proviene de una tira cómica. Concretamente, una tira llamada The Rule (La regla) perteneciente a la colección Dykes To Watch Out For (Unas bollos de cuidado) publicada en 1985 y escrita por Alison Bechdel. Sin embargo, la propia autora reconoce que le robó la idea a su amiga Liz Wallace, a la que incluye en los agradecimientos, como se puede apreciar a continuación:
En esta tira cómica, Bechdel explicaba que tenía una regla muy sencilla según la cual solo podía ver una película si cumplía tres requisitos:
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Tienen que aparecer por lo menos dos mujeres.
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Tienen que hablar entre ellas.
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Tienen que hablar sobre algo que no sea un hombre.
Posteriormente, cuando esta regla empezó a utilizarse como test, se añadió que estas dos mujeres debían tener nombres, es decir, que apareciesen en los créditos como algo más que “Camarera 1”. La autora bromeaba al final de la tira cómica diciendo que la última película que había podido ver usando esta regla era Alien (1979).
No cabe duda de que el test de Bechdel es extremadamente simplista y tiene serias lagunas si se pretende juzgar el machismo de una película con él. Aunque no es sorprendente, teniendo en cuenta que no ha surgido de ningún estudio científico, sino de una conversación informal que no pretendía otra cosa que subrayar la falta de personajes femeninos en el cine. Además, como decíamos al principio, esta regla lleva aplicándose desde hace unos diez años como test, pero la tira cómica de la que surge tiene 31 años de antigüedad. Las activistas feministas por aquel entonces reivindicaban cosas que ahora parecen rozar solo la superficie. Al fin y al cabo, lo que el test pide es más representación de la mujer, un mínimo que se nos queda bastante pobre en la actualidad. Estas son las tres preguntas que cabe plantearse a la hora de evaluar los tres requisitos del test de Bechdel:
1. ¿Una película predominantemente masculina necesariamente es machista?
Es la pregunta más obvia y la primera que deberíamos hacernos cuando hablemos de este test. Películas recientes como Spotlight (2015) o Victoria (2015), ambas con un reparto en su mayoría masculino, sacan un suspenso en este test, cuando se podría argumentar objetivamente que en ninguno de estos films se plantean conceptos o situaciones machistas.
2. ¿Basta con tener un diálogo que no gire en torno a los hombres para que una película no sea machista?
Parece increíble, pero películas como Cómo perder a un chico en 10 días (2003) o Cómo casarse con un millonario (1953) pasan el test de Bechdel. Da igual que en la primera la protagonista se pase prácticamente todo el metraje de la película dando lecciones sobre cómo manipular a un hombre, si tiene entremedias pequeñas conversaciones con su jefa sobre su trabajo; y no importa que en la segunda el único objetivo de las tres protagonistas sea atrapar a un millonario que las mantenga si, en todo el film, tienen tres diálogos sobre dinero sin mentar a un hombre.
3. ¿Más representación equivale a una mejor representación?
He ahí la cuestión. El verdadero problema del test de Bechdel es que no tiene en cuenta la función que ejercen los personajes femeninos en el argumento de la película. El primer requisito exige que aparezcan como mínimo dos mujeres pero, ¿qué pasa si solo aparece una mujer y es la que mueve la historia? ¿Esa película sigue siendo machista? Teniendo en cuenta el primer requerimiento del test, películas como Gravity (2013) o Victoria (2015) (la cual mencionábamos antes) sacarían un suspenso. Sí, solo aparece una mujer en ambas películas, pero son las protagonistas de los films, así que algo nos dice que serán personajes más redondos y complicados que dos simples personajes secundarios que intercambien dos frases sin mentar a los hombres. Las mujeres se verán mejor representadas en esas dos protagonistas que en todo un reparto de secundarias cuyas decisiones no importen lo más mínimo para el argumento y, por tanto, no necesiten tener trasfondo alguno. Al fin y al cabo, que un personaje tenga nombre en los créditos, no significa que sus opiniones importen más. Otro suspenso bastante increíble e irónico es la película Antes del amanecer (1995), coescrita y coprotagonizada por Julie Delpy, pues solo hay dos personajes con nombre en los créditos: Céline y Jesse, y se pasan casi toda la película hablando entre ellos.
En definitiva, el test de Bechdel es una herramienta bastante defectuosa para medir adecuadamente el machismo de una película. Lo que sí realiza perfectamente es medir la cantidad de representación de personajes femeninos en un film, pero ambos conceptos no siempre van de la mano.
Puedes leer El machismo en el cine. Parte 2: la industria en Todo El Cine Que Viene
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Está claro que como herramienta de análisis individual resulta incompleta. Pero muy útil a efectos estadísticos. Que la inmensa mayoría de películas lo suspendan es síntoma de un preocupante predominio masculino que hace mucho daño. Y si ya exploramos quiénes escriben, dirigen o producen apaga y vámonos.
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¡Exactamente! Precisamente exploro el machismo en la industria del cine de la que hablas en la segunda parte de esta serie, la cual publiqué en nuestra web hermana Todo el cine que viene: http://todoelcinequeviene.com/2016/04/05/machismo-cine-parte-2-la-industria/
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Pingback: El machismo en el cine. Parte 2: la industria – TODOELCINEQUEVIENE.COM
Me gusto mucho, sobretodo porque trata estos temas de manera muy imparcial y sin prejuicios, algo que se ve poco
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¡Muchas gracias, Letizia!
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