Una mañana el escritor Alan Bennet (Alex Jennings) se encuentra con una furgoneta aparcada frente a su casa. Allí reside una mujer cascarrabias, la señora Shepherd (Maggie Smith), cuyo origen resulta incierto a pesar de que todo el barrio de Candem la conozca. Lo que comenzará como una relación a regañadientes, terminará por derivar en un lazo de 15 años que ayudará a ambos a afrontar su presente pero, sobre todo, su futuro.
Basada en el libro The Lady in the Van de Alan Bennet, se presenta una historia real que el autor convirtió en palabras y, posteriormente, en película. Una narrativa cuyo eje central tiene el compañerismo y la compasión, y de capote de fondo una increíble elegía a la amistad profunda de dos antítesis.
Dos caracteres totalmente opuestos que se complementan a la perfección, dentro del marco de una sociedad hipócrita. Así se plantea a simple vista esta película dirigida por el director Nicholas Hytner (The Story Boys, El crisol, Mucho más que amigos). Sin duda alguna un relato que plantea numerosas cuestiones pero que, sobre todo, te lleva hacia el camino de la reflexión. Planteada con el objetivo de tocar la fibra sensible, no termina de encajar dentro de los dramas lacrimógenos, gracias a su naturalidad narrativa y a la facilidad con que se van desarrollando los acontecimientos. En la sencillez radica la clave del guión de Bennet.
Pero sin duda alguna la razón sobre lo que gira todo y que consigue sobreponerse por encima de la trama es su protagonista. Maggie Smith (Downton Abbey, Saga Harry Potter, El exótico hotel Marigold) encarna de forma brillante el carácter de una mujer que se antepone a sus propias dificultades, sin necesidad de necesitar a nadie. El plato fuerte e indispensable, sin el cual la película perdería gran parte de su potencial. Cabe también destacar la “dualidad” actual de Alex Jennings (La reina, Babel) que consigue encajar a la perfección con la de su compañera.
George Fenton (Gandhi, Atrapado en el tiempo, Entrevista con el vampiro) cierra el círculo gracias a una banda sonora, principalmente a piano, que sorprende y al mismo tiempo endulza el camino de las imágenes. La película, aunque comedida en muchos puntos, discurre con tal claridad que la hace, en su conjunto, bastante agradable. Especialmente recomendada para los amantes de las historias acerca de los dramas propios, tomado ligeramente en clave de humor. Y es que, aunque a medio camino entre la comedia inglesa y el drama, al final The Lady in the Van se convierte en el escenario donde Maggie Smith desplega todos sus encantos. Y con ellos, una vez más, consigue encandilarnos.