En Madrid estaba lloviendo, pero dentro de la sala Joy la escena era diferente, estábamos en plena playa tomando el sol con unos amigos.
El ambiente empezó a animarse con el concierto de Persons. Salieron a presentarnos su último disco, “Sierra Maestra” lleno de sonidos experimentales y ritmos africanos que aunque pudiera parece que a primeras no casan, creaban un sonido único. La percusión comenzaba en lo más alto y poco a poco se iba mezclando con el resto de instrumentos que traían la versión más electrónica para completar el círculo.
Casi media hora de silencio después, Hola A Todo El Mundo subía al escenario y con ellos se volvía a llenar de vida. Empezó a sonar “Away”, su nuevo álbum, y la melancolía llenó la habitación. Distando de su anterior trabajo “Ultraviolet Catastrophe” donde los ritmos alegres brillan, “Away” nos trae pop melancólico siempre con sonidos electrónicos de por medio y que nos invita a no dejar de bailar desde el primer momento.
El buen rollo se respiraba desde el principio siempre con ellos sonrientes acompañados de sus instrumentos, unas sonrisas que se contagiaban y trasladaban la felicidad que se percibía desde lo más alto del escenario hasta todas las personas asistentes y, aunque la diferencia de sonido entre “Away” y el disco anterior se notaba, nadie lo echó de menos.
Así poco a poco la fiesta comenzó. Al principio la audiencia se limitaba a bailar suavemente al ritmo de las canciones hasta que Ali, cantante del grupo, bajó del escenario para ocupar su puesto como un fan más y animar a todos saltando y bailando con él. La sucesión de canciones creaba una montaña rusa perfecta de ritmos, con momentos más tristes y electrónicos intercalados con ritmos más alegres que sobretodo llegaban con sus anteriores éxitos como “A Movement Between These Two” donde el público lo daba todo.
Entre toda la fiesta, también hubo momento para la reivindicación que llegó de la mano de Ana Molina, pianista, corista y percusionista del grupo, que invitó a un grupo de alumnas suyas a entrar a la sala e incluso a subir al escenario (aunque al final no fue posible esta última parte) dándonos a conocer el grupo de trabajo Queremos Entrar que reclama el derecho de los menores de que puedan acceder a las salas de concierto pidiendo poder acceder libremente a la cultura. Hasta ellas formaron parte del concierto cantando los coros y tocando la pandereta desde la pista de la sala, acompañando a los 5 artistas que ocupaban el escenario.
La banda dejó al público con la miel en los labios haciendo un pequeño descanso para más tarde volver a deleitarnos con un sonido más electrónico como premisa del principio del fin del concierto.
La estética siempre cuidada y característica del grupo acompañó en todo momento, desde el juego de luces imparable con colores que acompañaban a cada canción, hasta sus atuendos donde las flores, un reiterativo en su estilo, tenían toda la importancia y venían a cargo de La Casita de Wendy, diseñadores de sus ropas.
Con una canción que no era de su nuevo disco y de lo poco que escuchamos en español sin olvidar Leon Comunion, se despidieron de todos los asistentes. Por la sala pudimos ver a invitados de la talla de Xoel López que tampoco se quisieron perder el espectáculo. HATEM abandonó el escenario y empezamos a escuchar el «otra, otra» procedente de los gritos del público deseoso de que no se acabase. Pero así fue, Numero Nadie sonó para cerrar y Hola A Todo El Mundo, sin dejar esa sonrisa que les acompañó todo el concierto, nos dejó volver a la realidad.