cine, críticas de películas
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Ahora sí, antes no

Ahora sí, antes no

El coreano Hong Sang-Soo ya nos tiene acostumbrados a ese tipo de películas costumbristas  en las que la historia se sucede ágil y natural como si en lugar de una película estuviéramos asistiendo como oyentes una conversación cualquiera en nuestra vida real. Recordamos Our Sunhi como algo parecido; esta sutil y fresca naturalidad que inunda no solo las películas, sino a los personajes de Hong Sang-Soo. Pero posiblemente sea esta última obra Ahora sí, antes no, la película que mejor define su cine, su obra en conjunto y lo que con ella quiere expresar. El cine de Hong Sang-Soo llama la atención desde el primer minuto por ser un tipo de cine de esos que “se sienten”, lejos de ser esto algo peyorativo. El hecho de que las películas del director se caractericen por elementos comúnmente mal conocidos o tachados como “característicos” de un cine dejado o poco cuidado (como son los largos planos, los paneos de cámara, los zooms pronunciadísimos y planos poco buscados) está ligado con el hecho de que la planificación parece no existir en las películas del coreano y es precisamente esto lo que le permite hacer el tipo de cine que hace: un cine que habla de cine, de relaciones y de apariencias. Un cine de personajes, pero de personajes sin florituras, un cine totalmente casero cuya puesta en escena parece (y solo parece) fruto de la más pura y adorable casualidad.

Ahora-sí-antes-no

Y precisamente como una adorable casualidad plantea el coreano su nueva película: un conocido director de cine llega a Suwon para asistir a la proyección de su próximo proyecto. Visitando los monumentos de la ciudad conocerá por azar a Yoon Hee-Jeong, una joven apasionada de la pintura con la que compartirá un solo día, pero que será muy especial.

Hong Sang-Soo presenta su historia desde la dualidad de los hechos. Una primera mitad titulada Wrong then, right now, y una segunda mitad titulada Right now, wrong then (que da título a la película) nos permiten apreciar dos historias homólogas, protagonizadas por los mismos personajes, que divergen en un momento clave: una conversación de la pareja protagonista en un bar bajo los efectos del alcohol le sobran a Hong Sang-Soo para reformular el episodio final de una historia contextualizada en su primera mitad en el ámbito de la hipocresía, y en el de la sinceridad en su segunda mitad.  Un original planteamiento que, al servicio de los personajes, permite indagar acerca de las relaciones o en temas como la casualidad, la sinceridad, la toma de decisiones, la comunicación y las oportunidades que, tras al trasluz de prisma u otro, pueden suponer pequeños o grandes cambios en el devenir de los acontecimientos.

Sin dejar de lado la cotidianeidad, la tragicomedia y la naturalidad que le caracteriza, Hong Sang-Soo continua explorando su particular camino filmando la verdad del ser humano y sus relaciones. Y qué título tan maravilloso ha decidido darle esta vez.

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