No sé quien dijo aquello de que lo bueno siempre dura poco, pero sin duda es una verdad universal. Estos días se nos han pasado en un suspiro y es que cuando se disfruta tanto, tienes la sensación de que el tiempo corre demasiado deprisa. Sin discusión posible este ha sido un gran festival.
Nos vamos con la satisfacción de haber visto crecer un bebé, una criatura pequeña y tímida que conocemos desde su primera edición y que ha madurado en dos años a pasos agigantados. Llega el momento de decir adiós o mejor hasta pronto, deseando que iniciativas culturales tan necesarias como estas puedan continuar en el tiempo. Nos despedimos con la crónica del fin de semana y dedicando desde nuestro espacio un sonoro aplauso a este festival.
Aries ó como figura en su D.N.I. Isabel Fernández Reviriego, llega con su tercer elepé bajo el brazo. Con entrada libre, lo cual se agradece y mucho y en un horario perfecto para tomar el vermut nos presenta su último trabajo. Su nuevo álbum ha mutado hacia el techno pop, en un proceso de transformación bastante gradual desde que empezara en esto de la música, experimentando hacia una electrónica más madura.

Aries. Foto WOS Festival
En el escenario de la Sala Riquelme, pop repleto de armonías, ritmos vivaces y sonidos relucientes y su último disco, Adieu Or Die. Suena potente, con combinaciones de melodías de ascendencia sixtie, con ecos de Brian Wilson y sonido psicodélico, añadiendo construcciones electrónicas que pueden recordar a Brian Eno o Panda Bear.
Justo enfrente, en el Mercado de Abastos bajo la música ambiental del DJ Pablo Electrocute y de nuevo con aforo libre se puede disfrutar del Showcooking, en el que degustar los maravillosos sabores de la gastronomía gallega.
17.00 horas y el hip hop de Malandrómeda llega a la Fundación Granell. Este verano no han dejado de actuar en cuanto festival ha habido por tierras gallegas y es que a estos chicos les va más la fiesta que a un niño un caramelo. Música rap, hecha por gallegos que cantan en gallego. Retranca de esa que ironiza con acidez, con letras cargadas de mala leche y un punto por veces surrealista. Humor y ritmo mezclados con electrónica, beats y música tradicional.

Malandrómeda. Foto WOS Festival
Una propuesta más que divertida y un concierto abarrotado de gente joven que salta y baila con sus ritmos pegadizos. Son los reyes del hip hop gallego y escucharles es toda una experiencia.
Son las 18.00 horas y la lluvia ofrece una tregua en Santiago. En el increíble marco de la Iglesia de la Universidad, rodeada de piedra y muros podemos escuchar a Maxwell August Croy. Multi instrumentista virtuoso, llega a Compostela con Kaniza su trabajo más reciente. Músico residente en la Costa Oeste de los Estados Unidos, sus sonidos están entretejidos por el koto japonés, el piano y diversos elementos de la electrónica.
Música de tonalidades, meditativa, ocasionalmente interrumpida por distorsiones y sonidos más brillantes, producidos por los instrumentos acústicos. Su obra fluctúa libremente entre la melodía, el clasicismo y la experimentación. Una delicia escucharlo. Ante un público muy reducido y con el impresionante retablo barroco como telón de fondo, Maxwell experimenta con su música para crear imaginarios paisajes.
Mientras el sol empieza a desvanecerse nos adentramos en el Teatro Principal un espacio tradicional dentro de la oferta cultural compostelana. De estilo clasicista y con su maravillosa lámpara de araña en el techo, el teatro acoge desde hace años las propuestas más vanguardistas que llegan a la ciudad. Su impecable acústica y la belleza de su marco de estética neoclásica, lo convierten en un lugar privilegiado para cualquier artista.
Artista experimental británico, Roly Porter nos presenta su cuarto álbum largo titulado Third Law. El ex-componente de Vex’d (dúo que formaba junto a Kuedo) aparece esta vez acompañado de Marcel Weber para sorprendernos con un espectáculo que va mucho más allá de la música.

Roly Porter & Marcel Weber. Foto WOS Festival
Su nuevo trabajo es un encuentro entre Vangelis, The Haxan Cloak y la banda sonora de 2001 Una Odisea en el Espacio. Grandes muros sónicos potentes que se funden y fluyen junto a partes más tranquilas y a otras que nos dan una sensación de temor y de miedo, miedo a lo desconocido. Un concierto que se convierte en un viaje a través de paisajes inhóspitos. Intenso, visual, simbiótico y mucho más, detrás de sus sonidos sinfónicos se despliegan unas cuidadísimas proyecciones visuales llenas de contenido poético.
No hay nada que buscar ni interpretar a través de ellas, simplemente hay que dejarse llevar por sonidos e imágenes y a través de ellos pasar a esa dimensión que tiene el arte de verdad y que transporta el alma a una dimensión única y personal. Arte en mayúsculas.
Y de la emoción contenida pasamos a la energía desbordante de Rats on Rafts en la Fundación Granell. Elogiados con su aclamado segundo LP, se han convertido en una de las bandas revelación de la temporada en Europa. David Fagan, Arnoud Verheul, Florian Veenhuis y Joris Frowein, son unos auténticos animales escénicos con teclados y guitarras que suenan urgentes y afilados.
Estos holandeses han ido evolucionando a lo largo de sus dos álbumes de estudio, ganando en complejidad y dejando de un lado la inmediatez de sus primeras composiciones, acercándose a grupos como Ought.
Aceleración llevada al extremo y una transformación bestial desde su primer trabajo. Su directo es pura energía, logrando un sonido post-punk muy afilado, con las dosis justas de psicodelia y ruidismo. Saben que la suya es una clientela minoritaria pero que les sigue con el entusiasmo que se merecen. Su particular forma de moverse con soltura entre el noise, el garage rock y la psicodelia les aleja del cliché de banda convencional. Sin duda uno de los grandes conciertos de este festival.
Llega de nuevo sesión continua en la Sala Capitol, con tres pedazos de grupos que estamos deseando ver en directo.
El primero de ellos Melange. Llegados dese Madrid vienen para demostrar que en este momento son de los grandes. Provenientes de grupos como Lüger, RIP KC y Bucles, nace este proyecto musical que nos lleva a través de gran variedad de estilos. Desde el folclore hasta el rock progresivo, contando también con tintes de flamenco, música electrónica, renacentista o medieval.

Melange. Foto WOS Festival
Sobre el escenario nos traen su primer trabajo, un doble LP homónimo con el que han debutado por todo lo alto. Daniel Fernández al bajo, sitar y voz, Miguel Rosón a la guitarra y la voz, Adrián Ceballos a la batería y Mario Zamora a los teclados nos presentan su nueva forma de entender el rock psicodélico. Sobre las tablas un directo con sonidos orientales, la energía del rock más eléctrico y una atmósfera que remite al folclore de aquí. Una mezcla que suena pero que muy bien.
Continuando con música de la buena aparecen los chicos de Boogarins. Son una banda brasileña de rock psicodélico formada en el 2012 en Brasil. Sobre el escenario Dinho Almeida, vocalista y guitarra rítmica, Benke Ferraz como guitarrista y compositor, Raphael Vaz en el bajo y Ynaiã Benthroldo a la batería.

Un momento de la actuación de Boogarins. Foto Miguel Cabanelas
Con su rock cantado en portugués y el tropicalismo como base, aportan a la música su propia personalidad y una mirada contemporánea mucho más moderna. Sin duda este grupo es una de las mejores cosas que le ha pasado a la psicodelia en estos últimos años. Su directo fue impecable, progresiones interminables, sonoridades de otros continentes y la dulzura caribeña como sabor de fondo durante todo su concierto.
Quizás nos habría gustado disfrutar más de la parte más rockera de su música ya que por momentos el concierto perdía en intensidad. A pesar de ello ha sido para nosotros uno de los grandes descubrimientos del festival.
Por si fuera poco lo vivido en esta sala, llega un momento único a cargo de los maravillosos The Soft Moon.

Luis Vásquez vocalista y guitarra de The Soft Moon. Foto WOS Festival
Detrás de un grupo tan intenso, oscuro, dramático, pero también punk, electrónico y krautrock como son The Soft Moon, se esconde Luis Vásquez. El líder de esta banda, es músico, productor, compositor, arreglista y todo lo que se necesite.
Su sonido tiene un poder de atracción inevitable. Con la guitarra siempre colgada del hombro, genera gruesas capas musicales ásperas y plomizas. Este norteamericano de origen hispano es una bestia del escenario, radical, salvaje y primario. Sin duda un gran directo. Tocando el lado oscuro del post-punk se acerca al noise e incluso de electrónica industrial.

The Soft Moon. Foto WOS Festival
Un repertorio perfectamente elegido y equilibrado, que repasaba por igual sus tres discos. Su directo ha sido de esos conciertos que pasará el tiempo y tardaremos en olvidar. Ovación unánime del público que parece en estado de shock una vez finalizado el directo. Oscura, precisa, llena de fuerza, con la guitarra frotada sobre el micro y una percusión para la que todo halago se queda pequeño, The Soft Moon hacen grande la palabra música.
Elevada sobre una improvisada peana, la batería es un ejercicio de virtuosismo como pocas veces uno puede ver. Sin duda el concierto más brillante de este festival. Con una maravillosa traca final, estallido percutivo incluido, todas las expectativas sobre este concierto fueron sobrepasadas. Sonrisas entre el púbico y un bravo inmenso por una noche llena de música y decibelios.
Nos retiramos hacia la zona de San Lourenzo para dejar que la noche se cierre con los sonidos más alternativos y oscuros. La sala Malatesta nos ofrece la oportunidad de disfrutar del dúo británico Raime, actualmente referencia indiscutible dentro de la música electrónica oscura. Tras un impresionante álbum de debut y tres EP´s agotados, Raime han perfeccionado una estética propia y única. El garage/grime y el post hardcore se unen dando lugar a nuevas y brillantes formas.
No hay reglas ni límites para esta pareja. Con ellos toda experimentación es poca, maestros en crear una estética sombría e inconfundible. Opresivo, contemporáneo, industrial rítmico y oscuro. Nada mejor que terminar para describirlos, con la frase que de ellos dijo un crítico musical: “Raime te harán temblar los intestinos”.

Raime. Foto WOS Festival
Vessel es el pseudónimo de Sebastian Gainsbourough y el siguiente artista. Llegado desde Bristol ha firmado su segundo disco, Punish Honey, en el que evoluciona del tecno y el post dubstep de sus primeros momentos hacia un noise vanguardista industrial. Hoy es considerado como uno de los músicos más desafiantes del momento, moviéndose con mucho talento entre la electrónica experimental, la bass music y la música urbana actual.
Cierra noche ya muy de madrugada, un señor vienés de aspecto intelectual con sus gafas de pasta y su semblante serio. Se trata de Tin Man un artista en el sentido más puro de la palabra. A lo largo de la última década Johannes Auvinen ha creado diferentes sonidos en continua evolución, tomando como base el house, el techno y el ambient. Responsable de la revitalización de la escena acid con sus singulares y cerebrales manipulaciones de un Roland 303. Tin Man forma parte de The Acid Symphony Orchestra (un súper grupo con diez artistas tocando en 303, 707 y 808), y facturado un deslumbrante trabajo de ambient neo-clásico.

Tin Man. Foto WOS Festival
La propuesta dominical llegará hoy de la mano de Martin Kohlstedte, un joven compositor y pianista experimental con un curioso estilo que merece la pena ver y sentir en directo. Criado en los bosques de Turingia, en Alemania posee una peculiar sensibilidad que se abre paso, con cada golpe que proyecta sobre las teclas del piano, creando algo cercano y muy personal, alejado de la sofisticación.

Martin al piano. Foto WOS Festival
Ahora en su tercer álbum, el artista se mueve entre reinos clásicos y electrónicos, rechazando que su música sea estática y provocando con cada remezcla llevarnos en una nueva dirección.
Finaliza el WOS Festival y afortunadamente Santiago continúa latiendo. Hasta pronto…