El pequeño Saroo de cinco años se pierde en un tren en el que recorrerá miles de kilómetros por la India, lejos de su casa y de su familia. Saroo tendrá que aprender a vivir solo en Calcuta, antes de que una pareja australiana lo adopte. Veinticinco años después, y contando tan sólo con sus recuerdos, una determinación inquebrantable y las posibilidades que le proporciona la herramienta de búsqueda Google Earth, comenzará a buscar a su familia perdida, para reencontrarse con ellos.
Lion es la adaptación cinematográfica del libro Un largo camino a casa en el que el propio Saroo, junto a Larry Buttrose, cuenta su experiencia. Supone el debut cinematográfico de Garth Davis, tras años de experiencia en la ficción televisiva (destacando Top of the Lake junto a Jane Campion) y la publicidad. El guión lo firma Luke Davies.
Con tal argumento, no sería raro que nos encontrásemos ante un edulcorado telefilm que busque la emotividad excesiva y la lagrima fácil. Por suerte, Davis demuestra saber manejar el material de manera que en ningún momento se sienta manipulador. Con una sensibilidad adecuada el relato, sobre todo en su primera mitad, se mueve entre la incertidumbre y la frialdad de un mundo desconocido, más que entre la sensiblería.
En esa fina línea se mueve el guion escrito por Luke Davies y los demás aspectos técnicos y artísticos de la película. No se cae tampoco en hacernos creer que estamos ante la historia más conmovedora de la humanidad. Lion nunca sale de su intimismo, cosa que se agradece si como a nosotras, os resulta incomodo cuando fuerzan tus sentimientos y además sabes que te están manipulando. Precioso trabajo de fotografía de Greig Fraser y destacable sobre todo la banda sonora compuesta por Dustin O’Halloran y el pianista alemán Hauschka, que se mueve en los mismos límites que la película con un score maravilloso.
Merece especial atención el reparto, destacando sobre todo Sunny Pawar (Saroo de niño) y Dev Patel (Saroo de adulto). Los dos se encuentran magníficos llevando el peso de la cinta. Es una pena que, a pesar de realizar unos trabajos extraordinarios, sintamos que Nicole Kidman, Rooney Mara o David Wenham se queden relegados a un segundo plano y secundario. Esto hace que sus personajes no se afiancen tanto, y tampoco su relación con el protagonista, siendo este uno de los pocos puntos negativos de la cinta. También nos chirría ese final más digno de los telefims que de la gran película que estaba resultando, alternando los títulos de crédito con las imágenes de los protagonistas reales.
En conclusión hay que reconocerle a Lion su capacidad para emocionar y la reflexión sobre la familia, los orígenes y la identidad que nos ofrece.
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