Tom Odell dio su segundo concierto en nuestro país el pasado sábado después de su paso por Barcelona y dejó la capital al nivel de sus famosas cuatro torres. Nos sorprendió no para bien, sino para mejor. De esos artistas que, ya sabiendo de antemano la calidad que tienen, en directo sorprenden aún más con una voz impecable y un sonido repleto de energía que abandona sus clásicos temas lentos de piano por los que es conocido para ofrecernos un set lleno de sentimiento y fuerza.
Con la Sala BUT, escenario de aquella noche, completamente llena, las primeras filas se empezaban a apretar y la gente comenzaba a buscarse su sitio desde el que presenciar lo que estaba a punto de ocurrir.
Todo estaba preparado y por fin Odell saltó al escenario acompañado de cuatro músicos más que le acompañaron con la guitarra, el bajo y dos sets de batería que llenaban el fondo del escenario.

Foto por Elena Díaz
Y así empezaron a sonar Still Getting Used to Being on My Own y Wrong Crowd, canción que da nombre a su último disco. Todo empezó a calentarse. Sus manos se movían suavemente por las teclas del piano y después de una pequeña parada llegó Concrete para bajar un poco el ritmo. Abandonó su posición central dejando de lado el piano para pasearse lo más pegado posible a las primeras filas y poder recoger una rosa que le ofrecían mientras el público aplaudía.

Foto por Elena Díaz
La primera tanda de grandes sorpresas llegó con Can´t Pretend, una melancólica pero enérgica canción que en la que el británico nos demostró toda la potencia y fuerza que esconde. Del lamento que es esta canción la convirtió en un grito lleno de sentimiento que hizo que a la vez que rugía él, lo hiciera también el público.
Le siguió un Sparrow que comenzó despacio pero terminó con los dos sets de batería retumbando por toda la sala y un Heal que hizo que los asistentes pidieran silencio varias veces manteniendo la sala en total quietud para disfrutar del tema como es debido, uno de los más conocidos que tiene Odell. Un silencio absoluto que se prolongó hasta Behind the Rose donde antes de comenzar mencionó la ironía de tener una rosa encima de su piano, la que le habían regalado antes.

Foto por Elena Díaz
Here I Am devolvió la energía a la sala madrileña donde todos cantaban a grito a pelado mientras rápidos recorridos de piano de agudo a grave y los coros completaban todo el espectro de la canción justo antes de dejar todo menos la voz y el acompañamiento de palmas del público para dejar relucir la conexión entre artista y oyentes.
Comenzó la siguiente canción en uno de los pocos sitios del escenario en los que no había estado antes, encima del piano. Se subió y dirigió a toda la banda irradiando fuerza, dando pisotones a la tapa del piano cada vez que había un golpe de batería a la que se acercó justo antes de volverse al piano a realmente empezar la canción que nos deleitó con un precioso riff de bajo haciendo zonas las notas más agudas. Siguió con un Entertainment que le hizo bailar y disfrutar y a todo el público hacerlo también con él. Andando por el escenario cantaba y movía la cadera para hacer reír al público y dejar a todos con una sonrisa en la cara.

Foto por Elena Díaz
Era el turno de Another Love, el gran éxito del joven pero que no distó de las demás canciones. Todo el mundo se la sabía pero habían bailado lo mismo e incluso más con sus canciones menos conocidas. Lo que tiene saber llevar al público y hacer música que mueve aunque la oigas por primera vez. Las pantallas de los móviles relucían mientras grababan y las gargantas sonaban alto.

Foto por Elena Díaz
Llegó el momento de un descanso. La banda dejó el escenario por muy poco tiempo, porque enseguida volvieron a tocar con nosotros cuando oímos a Tom diciéndonos “roll on with me” pidiendo que le acompañáramos. Y así ocurrió, la gente lo estaba sintiendo, el cuerpo lo pedía. La canción terminó con un gran momento de la banda, todos tocando dándonos el lado más rockero de Odell tocando frenéticamente las teclas del piano acompañado por la guitarra y las baterías sonando fuertemente.

Foto por Elena Díaz
La gente volvió a pedir silencio cuando sonó Somehow, y llegó el momento del final con Magnetised, canción que cerró por todo lo alto. Gente haciendo los coros y saltando y bailando por toda la sala. Después de la subida del estribillo dejó solo al público con el piano para que cantaran mientras él observaba y sonreía. “Louder! Let´s go louder!” gritaba Odell mientras el público daba palmas para después dejarse todo en el micrófono y seguir con la canción con la fiesta ya montada.
La canción hizo un parón para dar paso a un gran solo de baterías en este caso que dejó a todo el mundo alucinado y al que después se le unió la guitarra y el bajo, momento perfecto para presentar a todo el grupo. Las palmas del público no paraban de sonar mientras Tom seguía con todas sus fuerzas con el “One, two, let´s go fucking crazy!”. Un último pase del estribillo y el gran final con todos los instrumentos dándolo todo, un perfecto final para una gran noche de música. Una espléndida voz, un perfecto sonido y un gran talento joven, de esos que mejoran en directo, de esos que dices “qué bien haber venido” y da gusto ver y sobretodo oír.