El otoño de 1990 es recordado por muchos de nosotros como el momento en el que vimos por primera vez un gran despliegue publicitario para anunciar la llegada de una serie. Actualmente plataformas como HBO y Netflix nos tienen acostumbrados a grandes campañas publicitarias, pero por aquel entonces no era lo usual y más si tenemos en cuenta que la producción televisiva no gozaba del respeto que por fin se le empieza a dar.
En noviembre de ese año empezábamos a ver en los periódicos inquietantes noticias sobre una tal Laura Palmer que había sido asesinada y nadie sabía ni por quién ni por qué, se comentaba en los programas de radio, en las conversaciones cotidianas y, así sucesivamente hasta que en estos mismos periódicos saltó la noticia de que Telecinco emitiría la serie creada por David Lynch y Mark Frost, pudiendo ver la serie tan sólo unos meses después de haberse emitido en Estados Unidos; así fue como el 15 de noviembre de 1990 todos nos quedamos pegados a la televisión para descubrir quién era Laura Palmer.

Recorte de prensa extraído de La Vanguardia
La inspiración para la serie creada por David Lynch y Mark Frost proviene de una historia que le contaba a Mark Frost su abuela sobre una muchacha llamada Hazel Drew que apareció asesinada a la orilla del lago Teal en 1908 en Taborton, localidad en la que veraneaba Frost con su familia y que guarda muchas similitudes con la ficticia Twin Peaks. Con ella, además de mantener viva una parte de la historia local, su abuela quería enseñarle que uno no debe adentrarse de noche en el bosque. A día de hoy, el caso Drew sigue sin resolverse.

A la izquierda un retrato de Hazel Drew, a la derecha Laura Palmer
La serie narra como el agente del FBI Dale Cooper (Kyle MacLachlan) llega a la fronteriza y montañosa Twin Peaks para investigar el brutal asesinato de Laura Palmer (Sheryl Lee), una joven y querida promesa de su comunidad. Con ayuda del sheriff, Harry S. Truman (Michael Ontkean), el agente Cooper comienza a investigar a los habitantes del pueblo descubriendo poco a poco que muchos de ellos esconden oscuros y misteriosos secretos.
La serie constó de 29 episodios más un piloto, divididos en dos temporadas, y se emitió en el canal ABC entre abril de 1990 y junio de 1991. En el caso de España, su emisión fue a través de Telecinco entre noviembre de 1990 y octubre de 1991; volviéndola a reponer en 1993 cuando Telecinco ya pudo emitir en todo el territorio. En ella las pausas para la publicidad están muy marcadas y nos llama la atención, en segundos visionados, esos colores tan apagados, pero debemos recordar que se pensó para ser vista en televisores antiguos, muchos de ellos aún concebidos más como elementos decorativos que como productos en los que disfrutar de un producto audiovisual en alta resolución.
En la ABC y Twin Peaks muchos encontramos la definición perfecta de la delgada línea que hay entre el amor y el odio; le debemos agradecer el haberse arriesgado a producir y emitir una serie así, pero por otro lado, debemos darle un tirón de orejas por no haber dejado hacer a los dos genios creadores de la misma, no dejándoles desarrollar y profundizar en su interés por la lucha constante entre el bien y el mal y sobre todo, en la idea de que las apariencias engañan (recordemos ese «los búhos no son lo que parecen«).
Esto supuso el declive y el final de la vida de la serie. La cadena obligó a Lynch y a Frost a desvelar casi al inicio de la segunda temporada quién fue el asesino de Laura Palmer, en un capítulo para enmarcar magistralmente dirigido por el propio Lynch, pero dejando por delante más de una decena de capítulos sin su trama principal. Si a las malas decisiones de la cadena le sumamos que durante gran parte de la segunda temporada Lynch y Frost se apartaron un poco de la serie por estar metidos de lleno en los proyectos de Wild at Heart y American Chronicles, respectivamente, el nivel de calidad se vio disminuido, dando en ocasiones palos de ciego en las tramas.
Como curiosidad al respecto, os contaremos que los guionistas querían haber desarrollado un romance entre Audrey y Coop pero Lara Flynn Boyle (Donna en la serie) y pareja por aquel entonces de Kyle MacLachlan (Dale Cooper) en pleno ataque del coño (mal amiga esta actitud para el feminismo) puso bastantes impedimentos a esta nueva trama, por lo cual creadores y guionistas optaron por desarrollar el personaje de Windom Earl. Pensándolo fríamente, quizá le deberíamos dar las gracias a Flynn Boyle por su ataque de celos y evitar así que la serie fuese aún más en picado entrando en terrenos demasiado azucarados.
Sea como fuere, gracias al movimiento fan que pidió a la cadena que Lynch y Frost volviesen a la serie y, a que ellos mismos volvieron a cuidar de su criatura, la serie se despidió con un último capítulo firmado por Lynch que no sólo destaca por ser el más complejo y menos comercial de la serie, sino por que cerró muchas líneas argumentales y dejó cociéndose un buen caldo para una posible tercera temporada, como ha acabado pasando.
A estas alturas, muchos os preguntaréis por qué si algunos de sus capítulos son de dudosa calidad y la cadena la trató tan mal los fans de Twin Peaks la defendemos a ultranza y está considerada por la crítica como serie de culto.
Para nosotras esto es así por su universalidad, la historia que nos cuenta puede pasar en cualquier lugar del planeta y hasta la más apacible comunidad de vecinos guarda secretos. La música, un score maravilloso firmado por Angelo Badalamenti que nos ha dado una de las intros más icónicas de la historia de la televisión y conocer a Julee Cruise y su voz que es más propia de un personaje fantasmagórico de la literatura gótica. Su sentido del humor, sí, no todo es misterio, en Twin Peaks hay mucho cachondeo y no sólo cuando parodia a los culebrones americanos de los 80 y los 90 al estilo de Falcon Crest y Santa Bárbara, sino con momentos totalmente locos como cuando Nadine se convierte en un cruce de la Princesa de Eboli y She-Hulk, o el momento declaración de amor profesional por parte de Albert Rosenfield (el gran Miguel Ferrer) al Sheriff Truman.
Pero, el gran porqué, es por sus personajes que lo son absolutamente todo, son personajes bien construidos y carismáticos aun sin serlo per se como sucedió con el actor que interpretaba a killer BOB, Frank Silva, que en realidad era decorador de escenarios y Lynch le fichó por una grabación fortuita. Personajes entre los que no sólo son inolvidables los protagonistas, sino también los secundarios como la perturbadora y a la par entrañable mujer del leño, interpretada por Catherine Coulson, o el primer personaje transgénero que recordamos haber visto en TV, el agente especial de la DEA Dennis/Denise Bryson interpretado por David Duchovny. Personajes que merecían tener unos actores a su altura y que, todo dicho sea de paso, merecieron mejor suerte en sus carreras posteriores. Recordemos que fue nominada a 18 premios Emmy y ganó 3 Globos de Oro, incluyendo mejor serie de TV de Drama por su primera temporada.
Nuestro consejo es que veáis la serie y descubráis por vosotros mismos esos porqués; además, puede que sea una aproximación más «asequible» para los no iniciados en Lynch y a su universo maravilloso y surrealista.
Los ya iniciados y locamente enamorados de este universo creado por Lynch y Frost allá en los años 90 del siglo pasado nos frotamos las manos con esta tercera temporada que además llega tras ese «nos veremos de nuevo en 25 años» de Laura Palmer al agente Cooper, en la que estamos deseando reencontrarnos con los Bookhouse Boys (aunque nos entristece que nuestro querido sheriff Truman ya no vaya a estar interpretado por Michael Ontkean sino por Robert Forster, curiosamente la primera elección de cast para ese papel) e incluso fantaseando con que por fin Coop se fije en Audrey, románticamente hablando. A partir del 21 de mayo y gracias a Movistar + podremos disfrutar de este regreso tan esperado, id preparando una cafetera con un buen café, los donuts y la tarta de cereza.
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