En la época en la que no existía el CD, el MP3, el streaming ni las descargas digitales, la música se editaba principalmente en formato vinilo. De tal manera que el envoltorio de los discos jugaba un papel fundamental. Mensajes escondidos, curiosas bromas, fotos sorprendentes, imágenes estereográficas, son algunos de los elementos que añadían valor al producto y que mostraban la ilimitada creatividad del universo musical. En la actualidad la creatividad sigue presente y a pesar del auge de las nuevas tecnologías, algunos y algunas artistas continúan apostando por la originalidad a la hora de presentar sus trabajos discográficos.
Hoy en No Submarines nos adentramos en el artístico mundo de las portadas de discos, recopilamos unos cuantos diseños y os desvelamos un buen puñado de secretos escondidos.
Revolver (1966) – The Beatles
The Beatles no sólo componían canciones, también cuidaban muy bien el diseño de las portadas de sus discos. De hecho, desde su primer álbum las portadas de todos sus trabajos fueron tratadas con mimo. Así que Revolver no podía ser una excepción.
La portada de este disco es obra del artista y músico alemán Klaus Voormann, amigo de la banda. En esa época Voormann se dedicaba a realizar collages artísticos utilizando dibujos y fotos. A George Harrison le gustó la idea y le pidió a Klaus que elaborará la portada del nuevo disco de The Beatles.
Para realizar la ilustración del vinilo, el alemán utilizó imágenes de los miembros del grupo tomadas entre 1964 y 1966 con la intención de mostrar su lado más íntimo. Pero si observamos la portada más de cerca, podemos ver como el ilustrador también aparece dentro del collage. Y es que, camuflada entre el pelo de Harrison, Voormann colocó una foto suya. Además, si agudizamos aún más la vista podemos distinguir su nombre ahí escrito. Hay que decir que el original diseño ganó un Grammy a la mejor portada.
Their Satanic Majesties Request (1967) – The Rolling Stones
En mayo de 1967 veía la luz Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, octavo álbum de The Beatles. Pero, ¿qué tiene que ver esto con The Rolling Stones? La conexión viene dada por la aparición de una muñeca luciendo un jersey de rayas con la frase Welcome The Rolling Stones en la portada de ese disco. Pues bien, en diciembre The Rolling Stones publicaban Their Satanic Majesties Request. Un trabajo considerado como una respuesta a Sgt. Pepper´s que incluía una extravagante y colorida portada.
En ella los miembros del grupo aparecen retratados por el fotógrafo Michael Cooper como personajes de fantasía. Las versiones iniciales presentaban una imagen tridimensional de la banda en la que los músicos, a excepción de Jagger, parecían moverse. Sin embargo, lo más curioso de esta carátula se encuentra escondido. Si analizamos la portada con minuciosidad, entre las flores decorativas que acompañan a los músicos podemos distinguir las caras de los cuatro Beatles. Así, los Stones entraban en el juego y devolvían de esta forma el guiño a los de Liverpool.
White light/ White heat (1967) – The Velvet Underground
La banda estadounidense The Velvet Underground fue una de las primeras bandas en mostrar un modo diferente de hacer rock utilizando la experimentación y los sonidos ruidosos de las guitarras.
Tras la publicación de su primer disco, con el famoso plátano creado por Andy Warhol, el grupo de Lou Reed y John Cale recrudeció su estilo. Así, con un aura de oscuridad y distorsión, los músicos grababan su segundo álbum White Light/White Heat. Siguiendo esa línea sórdida y vanguardista, la portada parecía una simple imagen en negro con el título y el nombre del grupo impreso en letras blancas. Sin embargo, si te acercas y miras esa portada negra bajo la luz, descubrirás la imagen de una calavera. De hecho, la idea era usar una imagen en negro sobre fondo negro. La fotografía elegida para tal efecto fue un tatuaje de calavera situado en el brazo de Joe Spencer, protagonista de la película de Warhol titulada Bike Boy. Después de que Reed escogiera esa figura de los negativos de la cinta, el fotógrafo Billy Name se encargó de modificarla para que formara parte de la portada.
Santana (1969) – Santana
Formada en San Francisco por el guitarrista Carlos Santana, la banda Santana publicaba su primer disco en 1969. Fusionando el rock y la música latina, el álbum se presentaba acompañado de una portada diseñada por el artista estadounidense Lee Conklin. El arte del vinilo se basa en un sencillo dibujo de un León en el que Conklin quiso plasmar sus experiencias psicodélicas. Así, detrás del sugerente rugido felino que preside la carátula de este disco debut podemos encontrar multitud de detalles. De tal manera que si observamos detenidamente el dibujo, iremos descubriendo la presencia de un conjunto de elementos en segundo plano.
Explorando atentamente la portada, veremos que la figura del León, incluidos los ojos, está compuesta por pequeñas caras. Si seguimos fijándonos, también podremos vislumbrar la silueta completa de lo que parece una bruja. Entre los ojos del felino localizamos una especie de sombrero o gorro, a la altura de los bigotes situamos la cara de color negro de la mujer, los relucientes dientes conforman un collar blanco, la barbilla muestra una falda y debajo aparecen con mayor claridad las piernas y los pies.
Dangerous (1991) – Michael Jackson
El dibujante Mark Ryden tardó seis meses en terminar la portada de Dangerous. En ella aparece reflejada gran parte de la vida de Michael Jackson. Michael contó con Ryden por su afición a los posters de circo y porque consideraba que tenía la capacidad necesaria para representar en imágenes todas sus peticiones. La infinidad de símbolos, analogías, mensajes ocultos y figuras relacionadas con la numerología que se muestran dan para un extenso análisis.
Entre las representaciones más destacadas nos encontramos con los ojos de Michael dominando la portada. Sobre ellos y a punto de ser coronado vemos al chimpancé de Jackson, Bubbles. Animales, payasos, ángeles, la estrella de la buena suerte, el ojo illuminati, escenas de la pintura clásica, el creador de los circos más importantes y la mano del propio cantante sosteniendo a un niño con el cráneo del hombre elefante se entremezclan en la ilustración. Asimismo, en los laterales vemos la entrada y la salida de un tren circense con su amigo Macauly Culkin y un Michael de niño subidos en los vagones. La lista es larga y cada elemento tiene un significado.
200 Million Thousand (2009) – Black Lips
Ya en los años 2000, el incendiario grupo Black Lips volvía a ofrecer una buena dosis del garage más punk. Y es que en el año 2009 la banda publicaba 200 Million Thousand. Un álbum rodeado por un aire sesentero que se presentaba con un mareante envoltorio. A simple vista la imagen de la portada no parece muy ingeniosa: unas líneas verticales blancas y negras, el nombre del grupo con letras decoradas también a base de líneas, esta vez rojas y negras, y el título del disco con una tipografía de color blanco.
Sin embargo, el diseño esconde más de lo que parece. Si observas fijamente la imagen y mueves el disco hasta conseguir adentrarte en ella, podrás ver la cara de un hombre con la boca entreabierta. Fijándote más aún, y si has logrado no marearte durante el proceso, al mismo tiempo podrás ver la dentadura de este personaje y observar como uno de sus dientes parece adornado con una pieza de oro. Por otro lado, en la contraportada del disco encontrarás la misma silueta, pero en esta ocasión sin nada en los dientes.
Blackstar (2016) – David Bowie
Terminamos esta selección con la portada de un disco publicado en 2016. Se trata del último disco del legendario David Bowie. Bowie siempre cuidó mucho el aspecto visual de sus trabajos. Así que, cuando la portada de Blackstar (realizada por Jonathan Barnbrook) vio la luz mucha gente se echó las manos a la cabeza ante su sencillez. De hecho, si exceptuamos la banda sonora The Buddha of Suburbia y la primera edición americana de The Man Who Sold the World, el artista nunca había dejado de aparecer en las portadas de sus álbumes.
Tanto la edición en CD como la edición en vinilo utilizan las estrellas como figuras centrales. Sin embargo, mientras que la portada del CD juega con el blanco y el negro, en el vinilo nos encontramos con un diseño completamente negro. Es en este último formato en el que podemos encontrar un detalle muy brillante. Si abrimos el álbum, sacamos el vinilo y enfocamos una luz por detrás de la portada, veremos cómo el interior de la estrella negra se ilumina con un cúmulo de pequeños astros. Además, las estrellas recortadas de la parte inferior de la carátula parecen deletrear la palabra Bowie.