Después de una primera jornada realmente espectacular llega el segundo día con un cartel al que sólo podemos definir como inmenso. Deseando disfrutarlo e impacientes por ver desfilar a los artistas nos dirigimos al palco Vodafone FM. Jueves 17 de agosto y una temperatura más que veraniega, mucho público joven y muchas ganas de pasarlo bien con los directos que nos tienen preparados para el día de hoy. ¿Se puede pedir algo más?
Llegan desde Brooklyn y han dado y darán mucho que hablar. Sunflower Bean ya fue protagonista hace un año de uno de nuestros artículos sobre jóvenes promesas de la música independiente. Ahora la promesa ha madurado y se ha convertido en una banda de las grandes.

Sunflower Bean. Foto Sonia García
Hacen psicodelia de la buena de verdad y en los últimos meses han publicado su primer EP titulado Show Me Your Seven Secrets con el que llenan de noise y riffs el cielo de Paredes. Una fusión audaz de sonidos del rock psicodélico de los setenta con otros más “jangle pop”. Julia Cumming como voz y bajo, Nick Kivlen voz y guitarra y Jacob Faber a la batería son tres jóvenes que no llegan a los veinte años, aunque esto ¿realmente importa? Sinceramente, en absoluto. Cuando los escuchas te hipnotizan de tal modo que todo queda en un segundo plano.

Sunflower Bean. Foto Sonia García
Su directo nos lleva a sonoridades que nos recuerdan a la Velvet Underground, Black Sabbath, Bauhaus o a los mismísimos Smiths. Un sonido rico en guitarreo y efectos lisérgicos, que nos envuelven en un universo paralelo del que no queremos despertar. Julia es una auténtica «mounstrua» sobre las tablas. Clase, voz, elegancia, garra… esta chica lo tiene todo. Suenan tan bien que el directo se hace realmente corto y te gustaría que volvieran a empezar para poder volver a disfrutarlos. Desde aquí sólo podemos decir que, si con veinte añitos hacen lo que hacen, el futuro que les espera es inmenso.
Son las 19.00 horas y llega una banda a la que es difícil ver girar en los escenarios europeos. Nothing son Domenic Palermo a la guitarra y a la voz, Brandon Setta a la guitarra, Kyle Kimball a la batería y Nick Bassett como bajista. Autores de Tired of Tomorrow llegan a Paredes con su último trabajo recién estrenado.

Nothing. Foto Sonia García
Estamos ante unos músicos que construyen un sonido híbrido entre el shoegaze, un pop repleto de guitarras vigorosas y el alt-rock más genuino. Un directo plagado de melodías intensas y guitarras potentes donde introducen ritmos altamente enérgicos que hacen vibrar al público.

Nothing. Foto Sonia García
Ligeramente solapados con el siguiente concierto no podemos ver su directo al completo. Nos trasladamos al palco principal para ver a uno de los artistas del año. Car Seat Headrest es el proyecto musical de Will Toledo un joven visionario de la música cuyo nombre el pasado año ha estado en todas las listas serias del planeta. Y es que este chico se ha marcado un pedazo de disco, de esos que no puedes dejar de escuchar en bucle. Libre de cualquier prejuicio, llega a Paredes con Teens of Denial, un álbum lleno de locura, caos y enorme luminosidad.

Car Seat Headrest. Foto Sonia García
Desprovisto de filtros, con una voz débil y quebradiza, Will nos enamora con estructuras complejas y emoción que se destila por cada poro de su piel. Grandes melodías y excepcionales desarrollos musicales, que nacen de la sencillez hasta avanzar en una complejidad exquisita y maravillosa que hacen que sea merecedor de todo lo que de él se diga y de mucho más.

Car Seat Headrest. Foto Sonia García
Con su apariencia de niño tímido y frágil, piel blanquecina y bigote incipiente Will es un genio de la composición. Sus temas son absolutamente pequeñas piezas maestras fabricadas en la soledad y compartidas con un público entusiasmado con su directo. Temas unas veces íntimos y delicados que contrastan con otros donde la fuerza de las guitarras y la distorsión encajan como un puzle perfecto. Por si esto fuera poco este joven se ha sabido rodear de muy buenos músicos que lo arropan en su directo y que envuelven un regalo sonoro como es su disco haciéndolo si es posible aún más bello.
Y de un genio de la música a otro joven lleno de infinito talento. King Krule ó Archy Marshall en su vida privada, ha adoptado varios pseudónimos a lo largo de su carrera musical. Cantante y compositor, también toca la guitarra y el teclado. Una voz radicalmente cruda, que le llevó a ser nominado como joven promesa dentro de los premios BBC’s Sound del año 2013. Su voz áspera y sus temas llenos de alma, borran por completo de nuestra mente su aspecto de chico frágil de apenas veinte años.

King Krule. Foto Sonia García
Quizás si te lo cruzaras por la calle pasaría desapercibido, pero sobre el escenario este joven destaca de un modo absolutamente arrollador. Su personal amalgama de estilos y géneros lo convierten en un genio. Un poco de soul, un poco de jazz, un poco de rock y un único estilo con el que abraza todo lo que le viene en gana. Con sus graves inconfundibles, sus cuidados efectos que descansan sobre las bases del trip hop, a King Krule le sobra talento para dar y regalar y su directo en Paredes es sin duda la mejor prueba de ello.

King Krule. Foto Sonia García
Con apenas 160 cm de estatura su grandeza es incuestionable. No sólo es su timbre vocal absolutamente personal y maravilloso sino su enorme personalidad a la hora de interpretar cualquiera de sus temas. Suena su hit Easy Easy y el público enloquece. ¿Cómo puede ser que suene aún más perfecto en directo que en estudio? Ovación interminable al finalizar el concierto que obliga a un bis. Dos temas extras y un recuerdo más a atesorar en esa mochila de grandes directos.
Se acerca la hora bruja y con ella llega uno de esos momentos que producen taquicardias. Llevan demasiado tiempo alejados de la música y su regreso es un regalo en mayúsculas. Son uno de los grupos más grandes de post-hardcore. Es escucharlos y se te eriza la piel y es que estos chicos combinan ritmos imprevisibles, con una gran profundidad musical y una originalidad única. Padres de discos tan grandes como Acrobatic Tenement del año 1996, In/Casino/Out del 1998 o Relationship of Command ¿Aún no sabéis de quien se trata?

At The Drive-in. Foto: Sonia García
Para alegría infinita de los que somos fans suyos, At The Drive-in se suben al escenario principal de Paredes de Coura con la promesa cumplida de traer su nuevo trabajo. Una hiena cubre el telón del escenario. In•ter a•li•a es pura adrenalina e instrumentos escupiendo sin pudor punk en estado salvaje. Interpretan temas de su repertorio más clásico y es ahí donde verdaderamente son grandes. Estallidos de furia y unos juegos de guitarras realmente impresionantes, mostrando un nivel técnico tan asombroso, que nos deja descolocados por completo. Aunque el tiempo ha pasado y estos chicos hoy ya poco tienen de adolescentes, hemos podido comprobar que afortunadamente siguen en plena forma.

At The Drive-in. Foto Sonia García
La energía de Cedric Bixler Zabala es sólo comparable a esos ciclones que arrasan a su paso. Sus ya famosos míticos saltos, acrobacias con el micro y contorsiones varias no se han dejado mermar por el paso del tiempo. Omar Rodríguez López sigue demostrando que a la guitarra su virtuosismo no ha caducado. Después de casi veinte años han vuelto quizás no con un trabajo tan brillante como de ellos se esperaba, pero cuando se revuelven en los hits del pasado, ahí sí que son grandes, muy muy grandes.

At The Drive-in. Foto Sonia García
Para cerrar la noche llega otro de esos momentos que hacen único este festival, esta vez de la mano de Nick Murphy. Su proceso de renovación, le llevó no sólo a usar su verdadero nombre, sino a abordar la música de un modo absolutamente personal. Dejando atrás la identidad de Chet Faker, el cantante y productor australiano realiza un giro copernicano, en lo que él considera una ampliación de su espectro como músico.

Nick Murphy. Foto Sonia García
Con un estilo misterioso y experimental, nace su último trabajo Fear Less, que muestra un cambio radical en su sonido. Un directo plagado de ritmos erráticos, sintetizadores y sirenas de fondo, que llegan a un crescendo electrónico, casi rozando el rave, para dejar paso al silencio con un piano y una balada. Un viaje abierto por paisajes sonoros inhóspitos sin explorar. Nick disfruta creando sonidos en sus teclados electrónicos, componiendo ritmos bailables y elegantes y viendo al público disfrutar. Una combinación de rythm & blues, misterio y experimentación, perfecta para poner un broche de oro a la noche.

Nick Murphy. Foto Sonia García
Con la sensación de haber vivido un segundo día lleno de intensidad, poesía musical y voces arrolladoras nos despedimos hasta la siguiente jornada que promete y mucho.