Desde 1965 se celebra en Portugal un maravilloso festival de música. Para los amantes de los ochenta y los noventa este año es un imprescindible. Para el resto será un maravilloso descubrimiento. Con cierto espíritu nostálgico en su esencia, este año han logrado cerrar un cartel realmente impresionante.
Situado junto al emblemático puente medieval de la localidad de Caminha, el recinto se ha ampliado para acoger hasta 15.000 personas. Así durante los días 24, 25 y 26 de agosto el también conocido como “Woodstock portugués”, será una vez más el epicentro de la música peninsular. ¡Bienvenidos a Vilar de Mouros Festival 2017!
Andrews como guitarra, voz y piano, Sofía Burn al bajo, Dan Raishbrook a la guitarra, Henning Dietz a la batería y Finn Andrews como frontman son The Veils.
Su directo es sin duda la mejor prueba de que lo que hacen estos chicos es realmente personal. Épico, desolador, romántico, angustioso, desbordante y emotivo, son sólo algunos de los calificativos con los que definir su particular estilo. El grupo además cuenta con la singular voz de Finn Andrews. Su tono vocal y la manera de interpretar sus temas es tremendamente singular. Ataviado con su ya icónico sombrero, suena su voz y te das cuenta de que podrías reconocerle en cualquier lugar.
A Vilar de Mouros The Veils llegan con su último trabajo bajo el brazo: Total Depravity. Locura y sufrimiento están en las entrañas de sus melodías. Melodías que Finn interpreta con un alma especial, transmitiendo como pocos melancolía y languidez. Con su aspecto de tipo pálido, escuálido, como si acabara de levantarse tras una larga convalecencia nos enamora nada más comenzar el directo. Son las 20:00 horas portuguesas y empieza a oscurecer. The Veils nos regalan un directo perfecto para ver atardecer lleno de clase y elegancia.
Con un sonido diametralmente opuesto se suben al escenario una de las más grandes bandas de rock gótico de todos los tiempos. Se trata de los británicos The Mission.

The Mission. Foto Sonia García
Nacida en 1986 sobre las cenizas de los ex miembros de The Sisters of Mercy, Wayne Hussey y Craig Adams, su fama se extendió por Norteamérica y Europa, gracias a los álbumes God’s Own Medicine, Children y Carved in Sand. Sin embargo, la salida de tres de sus integrantes originales a principios de 1992, llevó a la banda a un declive comercial y con ello a su primera separación en 1996.
Con el pretexto de la conmemoración de su 25° aniversario, Wayne, Adams, Hinkler y el baterista Mike Kelly se han reunido de nuevo y dentro de su extensa gira han realizado parada en el festival de Vilar de Mouros.

The Mission. Foto Sonia García
En su directo presentan temas de su álbum recopilatorio The Brightest Light, editado en el 2013. Miles de fans acogen con auténtico fervor cada una de las giras de un cuarteto que se ha convertido por derecho propio, en una banda de culto. Durante el directo se podían sentir los ochenta en todos los rincones del recinto, como si el tiempo se hubiera detenido veinte y cinco años atrás.

The Mission. Foto Sonia García
Y es que la banda mantiene su profesionalidad intacta sobre el escenario y es capaz de esculpir un directo lleno de guitarras, pasión y espectáculo. Es obvio que no queda nada del aspecto juvenil de otros tiempos y que hoy son unos señores subidos a un escenario. Pero más allá de la corteza visible estamos ante unos maestros del rock. Voz magistral, potencia para dar y regalar y mucho virtuosismo. En definitiva, una auténtica lección de veteranía.
Llega el momento de disfrutar de uno de nuestros grupos favoritos. Negarlo sería mentir. Demasiados años sin verlos sobre los escenarios con nuevo material. Y es que ellos siempre fueron especiales. Su sonido. La grandeza de sus discos. Sus relaciones con el público. Así son los hermanos Reid y así son The Jesus and Mary Chain.

The Jesus and Mary Chain. Foto Sonia García
Psychocandy, publicado en noviembre de 1985, se convirtió en una pieza clave del noise-pop y en un disco de leyenda. Hipnóticas melodías y ruido distorsionado, acompañadas de oscuras letras sin sentido fueron su carta de presentación. Ahora después de nada menos que dieciocho años, llegan a Vilar de Mouros con nuevo trabajo bautizado con el nombre de Damage & Joy.
Muchísima expectación para ver su directo, con un repertorio cargado de himnos de finales de los 80 y principios de los 90. Apenas se mueven, apenas se dirigen al público y apenas se miran. No hay complicidad fraternal, ni falta que hace. Los hermanos Reid a duras penas se soportan, pero a la hora de hacer música las diferencias quedan al margen. No hay mortal que no se mueva al ritmo de las ruidosas, hipnóticas, sencillas y redondas guitarras de William con toneladas de distorsión y estribillos pegadizos. Jim que ya peina canas, sigue demostrando una magnífica voz y el directo es realmente impecable, quizás en exceso.

The Jesus and Mary Chain. Foto Sonia Garcia
El éxtasis total llegó cuando Jim invitó a subirse al escenario a Bobby Gillespie. El que tiempo atrás fuera batería de la banda nos llevó de viaje a través de esa joya sonora que es Psychocandy. Temas que hoy ya se han convertido en clásicos inmortales como Just Like Honey, You Trip Me Up o Taste Of Cindy, para cerrar un maravilloso concierto. Pocas veces uno tiene la suerte de vivir momentos como este. Un auténtico regalo el volver a ver a la banda original derrochando talento sobre el mismo escenario, como si el tiempo se hubiera congelado en los ochenta. Gracias.

The Jesus and Mary Chain. Foto Sonia García
Y de unos incombustibles de la música a otros que parecen haber hecho un pacto de eterna juventud. Nada puede con ellos. Ni los cambios generacionales, ni el peso de los años ni muchos menos las críticas. La banda escocesa continúa al pie del cañón y es que contra el talento el paso del calendario pierde siempre la batalla.
Primal Scream llega con Chaosmosis, su último trabajo editado en marzo del 2016, con el que están girando por los escenarios de medio mundo, aunque de él realmente sólo interpretaron un par de temas. Todo fue un pretexto para recorrer tres décadas musicales y vibrar con sus grandes éxitos. La banda escocesa es pionera de una generación que ha eliminado complejos y fronteras entre el rock clásico y la electrónica más bailable y su repertorio es una buena muestra de ello.

Primal Scream. Foto Sonia García
Liderado por el que fuera batería de los Jesus and Mary Chain, Bobby Gillespie, actualmente el grupo está formado además por los siguientes miembros: Andrew Innes a la guitarra, Barrie Cadogan a la guitarra, Simone Butler al bajo y Darrin Mooney a la batería.
No es nada fácil verlos en directo así que estamos de enhorabuena. Encima de un escenario siguen siendo infalibles. Un poco de shoegaze, noise, sonido C86 e incluso rock and roll, sus directos son arrolladores e incendiarios. Primal Scream revolucionan al público con su energía incombustible. Bobby es un showman indiscutible. Con su camisa plateada y su contoneo de caderas, interpreta una cuidada selección de clásicos que invitan al baile y a la participación del público que canta los pegadizos estribillos de sus hits. Con cierta apatía durante buena parte del concierto, esta vez hubo más intención por parte del aforo que de la banda que parecía que simplemente “pasaban por allí”.

Primal Scream. Foto Sonia García
La banda de Glasgow sabe cómo pocos llevar a las pistas de baile el rock, aunque esta vez la calidad del sonido no les acompañó demasiado. A pesar de los contras que no fueron pocos, fue una suerte poder recordar una discografía que habla por si misma. Un recorrido dilatado por 25 años de exitosa carrera que nos transportaron a otros tiempos. Tiempos que no necesariamente tienen porque ser mejores pero que si fueron muy, muy grandes.

Primal Scream. Foto Sonia García
Y es que en realidad así ha sido esta primera jornada del festival Vilar de Mouros 2017. Un viaje al pasado desde el presente. Bandas míticas de la historia de la música que demuestran eso tan manido pero cierto de que la veteranía es un grado. Con el sabor a nostalgia impregnado en las venas cerramos esta primera jornada.