Después de tres exitosas ediciones, el pasado fin de semana el Festival Gigante volvía a llenar la ciudad de Guadalajara de música. Así, durante dos días (1 y 2 de septiembre) un buen número de festivaleros y festivaleras han podido disfrutar de más de 30 conciertos distribuidos en cuatro escenarios: tres de ellos en el recinto situado en el Estadio Fuente de La Niña y otro más en el corazón de la ciudad.
Nuestra ruta musical comenzaba la tarde del viernes con el característico rock instrumental de Los Coronas caldeando el ambiente en el escenario Guadalajara. El grupo madrileño creó una agradable y relajada atmósfera a base de ritmos clásicos que animaron con solvencia al público más madrugador. Seguidamente nos dirigimos al escenario Gigante para disfrutar de las melodías que Depedro tenía preparadas para la ocasión. Durante su actuación Jairo Zavala ofreció un completo repaso de sus cuatro álbumes en solitario. Así, las canciones de El Pasajero se mezclaron con temas más antiguos como Nubes de Papel o Diciembre. Temas que fueron coreados a viva voz por los presentes.

Depedro. Escenaro Gigante. Foto: Marta Soro
Después de disfrutar de la fusión sonora de Depedro, nos desplazamos de nuevo al escenario Guadalajara. Allí nos esperaba el espectáculo musical de Niños Mutantes. Con la noche acechando sobre el recinto, los granadinos saltaban a las tablas dispuestos a hacernos vibrar. Las estrofas de Menú del día fueron las encargadas de inaugurar el directo. Un prometedor comienzo que continúo con un enorme despliegue de energía que desbordó el escenario y alcanzó de lleno a un público entregado a la música. Entre tema y tema Juan Alberto comentaba que con este concierto el grupo se despedía de los festivales este año y animaba a los asistentes a acudir también a las salas de conciertos. La actuación terminaba con los espectadores bailando y cantando las letras de Todo va a cambiar apasionadamente. Una excelente forma de cerrar el concierto y decir adiós a la temporada festivalera.

Niños Mutantes. Escenario Guadalajara. Foto: Marta Soro
Pero la noche acababa de empezar y la intensidad parecía que no iba a decaer. Y es que llegaba el turno de uno de los platos fuertes del viernes: la actuación de Love of Lesbian. La banda catalana aterrizaba por primera vez en la capital alcarreña y su estreno en la ciudad prometía no defraudar. De esta manera, los músicos mostraron su arrolladora puesta en escena con un divertido Santi Balmes ejerciendo el papel de showman en todo su esplendor. Como suele ser habitual, el cantante se cambió de atuendo en varias ocasiones. Sombrero de copa, gafas de aviador, pecho descubierto, y alas de mariposa formaron parte de los complementos utilizados durante el entretenido show. Club de fans de John Boy, Algunas plantas, Incendios de nieve, 1999 y Allí donde solíamos gritar, que incluyó una dedicatoria especial a la ciudad de Barcelona, fueron algunos de los hits que sonaron durante la velada. Finalmente, el grupo se despedía con los versos de Planeador conquistando por completo a la multitud.

Love of Lesbian. Escenario Gigante. Foto: Marta Soro
Para rematar esta primera jornada nos sumergimos en el universo de sonidos procedentes del funk, rock, flamenco y electrónica de Fuel Fandango. Así, combinando el inglés y el español las melodías de Ale y Nita hicieron que el Festival Gigante se transformara en una gran pista de baile. Pero uno de los momentos más emotivos llegaba cuando el grupo invitó a Jairo (Depedro) a interpretar La primavera con ellos. Además, las hipnóticas coreografías, las flores, los abanicos, los taconeos, el original vestuario y el colorido juego de luces conforman un magnífico espectáculo visual. Sin duda, toda una delicia para los sentidos.

Fuel Fandango. Escenario Guadalajara. Foto: Marta Soro
El segundo y último día de festival comenzaba a las 12 del mediodía en el escenario de la Plaza de Santo Domingo ubicado en el centro de Guadalajara. El grupo alcarreño Yo, Estratosférico inauguró la jornada matutina elevando más si cabe la temperatura de la plaza. La banda es un auténtico torbellino sobre las tablas. Aunque lo cierto es que José (voz) se pasó la mayor parte del concierto debajo del escenario cantando y bailando entre la gente que se acercó a escucharles. Un contundente concierto que terminó con los contagiosos ritmos de Ataque hedonista provocando la euforia colectiva.

Yo, Estratosférico. Plaza de Santo Domingo. Foto: Marta Soro
A continuación, el lugar se inundaba de rock and roll gracias a la actuación de Desvariados. Las buenas vibraciones flotaban en el aire mientras los artistas nos ofrecían un desenfadado espectáculo musical ante un público, que a pesar de la hora, tenía ganas de pasarlo bien.
Después del aperitivo mañanero, comenzábamos la tarde del sábado en el recinto del festival con un directo contundente. Pues bien, pasadas las 20:00 de la tarde los músicos de León Benavente salían al escenario Gigante para amenizar el atardecer alcarreño a golpe de canción. Tipo D, Ánimo, valiente, La Ribera y Gloria sonaban mientras caía el sol. Un salvaje huracán sonoro que arrasó con su fuerza y que logró dejarnos sin aliento.

León Benavente. Escenario Gigante. Foto: Marta Soro
Nuestra jornada musical continuó en el escenario Talento. Aquí la banda murciana Noise Box enganchaba a los presentes con una colección de enérgicas melodías cantadas en inglés. Una interesante propuesta sonora con un directo de alto voltaje.
Posteriormente, la actuación de la banda neoyorquina Nada Surf daba paso al concierto de Iván Ferreiro. Ferreiro y su banda salían a escena sobre las 23:30 de la noche para ofrecer un emocionante espectáculo sonoro. Además de desgranar algunas de las canciones de su último disco, Casa, el músico también deleitó al personal con canciones de otras épocas como El viaje de Chihiro, Nueva York, Toda la verdad o El equilibrio es imposible.

Iván Ferreiro. Escenario Guadalajara. Foto: Marta Soro
Las características melodías creadas por Iván se mezclaban con las acertadas figuras de las pantallas creando un cuadro de imágenes y sonidos que funciona a la perfección. Como suele ocurrir en sus conciertos, el gallego no paró de moverse de un lado a otro, alternando el micro con el teclado y bailando continuamente a lo largo y ancho del escenario. No faltaron los cánticos del público, siendo más que evidentes al término del concierto, cuando todos los asistentes unieron sus voces para entonar cada uno de los versos de la aclamada Turnedo.