Tras debutar con Camino Ácido (2014), recopilar otras cuatro canciones en Cuatro Truenos Cayeron (2015) y editar hace unos meses un último aperitivo sonoro bajo el nombre de Siboney, Ángel Stanich publica ahora su segundo largo. Antigua y Barbuda es el título de este nuevo trabajo. Pero, ¿qué hay detrás de este peculiar nombre? ¿Qué es Antigua y Barbuda? ¿Es el lugar ideal para dejarse crecer la barba? ¿Es el paraíso de los hipsters? Podría ser, ya que Antigua y Barbuda es uno de los trece países que forman parte de Las Antillas o Islas del mar Caribe. Un lugar idílico bañado por el sol y el agua salada que late al son de los tambores. Pero las referencias a este emplazamiento van más allá del título. Si echamos un vistazo a la colorida portada que envuelve el disco y después observamos la bandera de este lugar situado en el Caribe, no tardaremos mucho en percatarnos de las similitudes existentes entre ambas imágenes. Así, parece evidente que las islas caribeñas han sido una de las fuentes de inspiración a la hora de dar vida a este flamante álbum.
Antigua y Barbuda se ha llevado a cabo en los estudios Revirock (Dani Alcover) con todos los músicos de la banda de Stanich tocando juntos y grabando al mismo tiempo. Una vez más es Javier Vielba (Arizona Baby, Corizonas) el artista que ha tomado las riendas de la producción con el objetivo de dar forma a un disco compuesto por once canciones que abarcan una interesante mezcla de estilos y que, dentro del universo del cantautor lisérgico, recorren terrenos inexplorados hasta la fecha. En este sentido, nos encontramos con novedades sonoras como la introducción de instrumentos de viento o el uso de herramientas más electrónicas. Respecto a las letras, el mundo surrealista, la acidez lírica, las referencias cinéfilas y las afiladas críticas siguen presentes. Sin embargo, este trabajo lírico, que siempre ha sido críptico, ha ganado si cabe mayor riqueza. Todo ello sin perder los tintes irónicos ni el particular sentido del humor marca de la casa.
Escupe Fuego es el corte que abre el disco. Una canción que pudo escucharse previamente en algunos de los directos de la banda y una composición que nos brinda una cálida bienvenida. En unos instantes su encendido estribillo te atrapa. Y con un ritmo contagioso sus estrofas logran colarse hábilmente en tu interior. Mientras estas animadas armonías siguen rondando nuestras cabezas, alcanzamos la segunda pieza del álbum. Se trata de Más Se Perdió En Cuba. Aquí nos encontramos con una melodía más pausada. La calma reina a su antojo al comienzo, pero la canción progresa lentamente, va creciendo y deriva en un impetuoso estallido musical. De tal modo que podemos ver cómo Stanich dibuja nuevas líneas sonoras sobre un lienzo renovado. Seguidamente Mátame Camión, primer single de Antigua y Barbuda, irrumpe enérgicamente en nuestro recorrido. Y es que esta canción es un arrollador torbellino de sonidos destinado a convertirse en un hit. Influenciado en parte por la película Amanece Que No Es Poco de José Luis Cuerda, el tema atrae poderosamente al oyente hasta el punto de resultar altamente adictivo.
Galicia Calidade nos devuelve la tranquilidad y nos arropa con un manto más oscuro. Pero ese tono relajado se transforma de golpe, el ritmo da un giro imprevisto y termina con una vertiginosa aceleración final. Entonces llega el turno de Un Día Épico, canción rescatada del EP Siboney. Un corte que podría ser una muestra de esa efectiva combinación de lirismo ácido y exploración de nuevos territorios. Poco a poco hemos alcanzado el ecuador y en este punto los evocadores versos de Casa Dios son los encargados de introducirnos suavemente en la segunda parte del disco.
Hula Hula nos ofrece una sorprendente propuesta melódica compuesta por una heterogénea colección de elementos y matices musicales innovadores. Stanich se atreve a explorar paisajes desconocidos utilizando una amalgama de recursos electrónicos, secciones de viento y vertientes de diferentes géneros. Estamos ante una impactante maquinaria, extraña en apariencia, que al ponerse en marcha funciona de manera realmente satisfactoria. A continuación, Camaradas nos cuenta una cómica historia que merece la pena escuchar con atención. Una ingeniosa narración de amor imposible y apasionado con el humor de telón de fondo.
Ya en la recta final del álbum, Le Tour ´95 eleva la intensidad y avanza a la velocidad de la luz. Una composición que, utilizando la metáfora del ciclista luchador, nos anima a seguir adelante, a superar la soledad y a enfrentarnos a las situaciones dolorosas. Por otra parte, las delicadas notas de Río Lobos nos deleitan con un emotivo despliegue de sensibilidad musical. Finalmente los acordes de Cosecha sirven de despedida. Así, bajo un aura de melancolía y atravesando las tinieblas, la canción cierra definitivamente el disco.
Puedes escuchar el disco completo en Spotify.