La librería basada en la novela homónima de Penelope Fitzgerald cuenta la historia de Florence Green, una mujer que decide abrir una librería en un pequeño pueblo costero del sur de Inglaterra a finales de los años 50.
Con un argumento realmente prometedor y atemporal: la literatura y la cultura contra la ignorancia y la burocracia al servicio de los poderosos, es una lástima ver que con semejante premisa, que además le va como un guante al potencial estético de Coixet, destacando una sugerente ambientación detallista hasta el milímetro, se queda en la superficie del aspecto más interesante del relato: el trasfondo social y la reivindicación feminista.
Coixet no acaba de evolucionar hacia las pinceladas de thriller que requiere el relato y el clímax dramático llega de forma un tanto abrupta, poniendo de manifiesto las lagunas existentes a nivel de guión, firmado por la propia Coixet adaptando la novela de Penelope Fitzgerald. Aunque sí acierta en la puesta en escena y se valora su cuidado estético, acompañado de algunos de los mejores recursos fílmicos que nos ha regalado la directora, destacar la preciosa composición secuencial del final; la narración no tiene una necesaria transición y hay una extraña falta de fluidez en el montaje y la continuidad argumental, incluyendo escenas resueltas de manera atropellada y que además no se llega a saber qué aportan y por otro lado, da la sensación de que hay muchas cosas que no se nos cuenta.
A pesar de ello, Coixet sí logra que acompañemos a la protagonista y nos emocionamos al igual que ella con su proyecto, describe con acierto un personaje fuerte y determinado, magníficamente interpretado por Emily Mortimer. No sucede así con la construcción de los personajes secundarios, a excepción del personaje interpretado por Bill Nighy; dónde volvemos a observar esa carestía en el guión al no haber sabido resolver la dificultad de trasladar al cine la novela dando la sensación de falta de emoción y tensión; esto se aprecia especialmente en el personaje de Violet Gamar, interpretada por Patricia Clarckson, al que se le podría haber sacado más jugo y más matices puesto que no llegamos a saber en profundidad el porqué de sus comportamientos ni sus motivaciones para hacer la vida imposible a nuestra adorable Florence.
Concluyendo, La Librería es una bonita historia con un magnífico mensaje y una hermosa reivindicación hacia el placer de la lectura. Lástima que las carencias mencionadas nos dejarán con ganas de más.
Pingback: Estrenos en crudo: donde esté un buen slasher, que se quiten las gafa de pasta | NO SUBMARINES