Debilidad absoluta es lo que sentimos por una de las mentes más creativas de la música actual, pasada y futurible. Björk puede ser amada u odiada, pero eso es parte de su innegable encanto. Vanguardista, alternativa, experimental y poliédrica, es poseedora de un universo personal y artístico tan profundo y  complejo, que difícilmente es superable.

Su voz desgarradora, enérgica y llena de fuerza y personalidad, la han colocado en el podio de las grandes. ¿Su transgresión y originalidad? La han diferenciado de todo y todos. Eclecticismo sería quizás la palabra que mejor define su estilo musical. Un estilo donde la fusión y la experimentación funcionan sin reglas ni prejuicios. Libre y compleja, así es Björk.

Todo un referente de consistencia y vanguardismo, su música se basa en la asombrosa mezcla de sonidos electrónicos y clásicos, con toques de jazz, pop, rap y folk. Un registro lleno de colorido y complejidad, reservado para espíritus rebosantes de ese bien escaso llamado creatividad.

Ahora regresa y lo hace con un nuevo giro dentro de su inclasificable trayectoria. Si su último trabajo del 2015 Vulnicura, giraba alrededor de una pérdida personal, su nuevo disco gira en torno al amor de un modo absolutamente diferente. En sus propias palabras trata “de descubrir el amor, pero en un sentido espiritual, a falta de una palabra mejor”

Colorido, psicodélico y digital, su director, Andrew Thomas Huang, lo ha presentado en Nowness ampliando la explicación de Björk y dando algunas claves del concepto que se esconde tras el disco: “En un primer vistazo la “Utopía” de Björk se encuentra dentro de la herida de “Vulnicura». Aparece ahora transformada en un portal prismático entre el pecho de dos amantes. No amantes en el sentido romántico del término, sino de una forma manera cosmológica, más amplia. Como vía de paso hacia el nuevo trabajo de Björk, el nuevo disco es una declaración de amor cantada por una mujer refractada y reformada en un todo luminoso”.

Después de una época oscura y depresiva donde la cantante se sumió en un período de oscuridad total, su nuevo trabajo llega luminoso y esperanzador. Tas su separación del artista Matthew Barn y una herida emocional que tardó de dos años y nueve meses en cicatrizar, la diva de Reikiavik ha anunciado la fecha de lanzamiento y el nombre de su nuevo disco.

Utopía trata en las propias palabras de la artista “sobre esa búsqueda, de esa utopía del amor y sobre estar enamorado”. El nuevo disco va simplemente de un amor que es mucho más grande. Está claro que con ella todo es posible.

La artista ha explorado el terreno de la utopía influida también por la convulsión política que vivió el mundo el año pasado, tras la elección de Donald Trump como presidente de los EEUU. En aquel momento Björk comenzaba a escribir canciones y a plasmarlas en el estudio de grabación. “Si pensamos sobrevivir no sólo importa el drama personal sino también la situación que vive el mundo. Tenemos que trazar un plan nuevo. Si no tenemos un sueño, no vamos a cambiar. Especialmente ahora, tener estos sueños utópicos es una cuestión de emergencia”.

Acompañada de sonidos futuristas, el arte del disco ha recaído en manos del artista visual Jesse Kanda, colaborador habitual de uno de los más grandes genios musicales del momento: Arca. Conocido por su estética absolutamente rompedora, si con alguna combinación se puede fracturar cuanto paradigma existe, es con el provocador tándem Björk /Arca, del que la finlandesa ha dicho “Mi gratitud al mágico Arca hasta la Luna y Júpiter por crear conmigo la música de este disco: ¡qué viaje más profundo y enriquecedor ha sido!”.

Utopía se publicará el próximo 24 de noviembre. Será un disco con flautas y un paso adelante hacia la felicidad. Aún tendremos que esperar para poder disfrutar de este nuevo trabajo y de la más que probable gira que surgirá tras la edición del mismo.

Si existen verdades absolutas en esto de la música, una de ellas es que con Björk todo es posible.