Black Panther apareció en el universo Marvel por primera vez en el número 52 de los Cuatro Fantásticos en julio de 1966, creado por ese maravilloso tándem creativo que formaban Stan Lee y Jack Kirby.
En ese mismo año pero en otoño, surgía la asociación fundada por Huey P. Newton y Bobby Seale llamada Black Panther Party.
Lee, Kirby, Newton y Seale se inspiraron para el nombre tanto del personaje como de la asociación en un pequeño partido fundado por ciudadanos de Alabama en 1965 para hacer frente a los partidos que promovían la supremacía blanca, Lowndes County Freedom Organization (LCFO), adoptando como símbolo del partido una pantera negra. A pesar de que este partido nunca ganó nada, se convirtió en una inspiración para muchos, dados los valores que promovía. El New York Times se hizo eco del mismo dedicándoles un artículo, llegando así a la vida de Lee y Kirby.
Lamentablemente, el movimiento Black Panther fue erradicado (no así su marca en la sociedad) y el personaje de Marvel, a pesar de su éxito inicial y su buena acogida por parte del público, se vio también salpicado por la campaña de difamación gubernamental. Lee y Kirby tuvieron que alejarse del personaje e incluso rebautizarlo con el ridículo nombre de Black Leopard; por suerte, ese personaje duró poco y Black Panther resurgió para convertirse en el personaje que todos conocemos a día de hoy.
No temáis, no hemos perdido el norte y esto sigue siendo la crítica de lo que nos ha parecido la última entrega de la división cinematográfica de Marvel. Toda esta introducción es porque consideramos importante contextualizar el personaje y su fuente de inspiración, ya que para nosotras uno de los puntos fuertes de la película es su posicionamiento y mensaje político.
La película cuenta la historia de T’Challa quien, después de los acontecimientos de Capitán América: Civil War, vuelve a casa, a la nación de Wakanda, aislada y muy avanzada tecnológicamente, para ser proclamado Rey. Pero la reaparición de un viejo enemigo pone a prueba el temple de T’Challa como Rey y Black Panther ya que se ve arrastrado a un conflicto que pone en peligro todo el destino de Wakanda y del mundo.
Ha sido todo un acierto por parte de Marvel y Disney asignar a Ryan Coogler la dirección (Fruitvale Station, Creed) y junto a éste a Joe Robert Cole (American Crime Story) en el guión para la carta de presentación del personaje creado por Lee y Kirby en pantalla grande, convirtiéndose además en la primera película protagonizada por un superhéroe negro y con un reparto en su 90% de raza negra.
Y es que Black Panther no es sólo una cinta hecha por negros y para negros es una película que habla sobre lo que es pertenecer a una etnia que por sistema a lo largo de la historia ha sufrido y sigue sufriendo la discriminación más atroz y en todas sus formas para hacernos llegar a todos su mensaje, sin importar nuestra raza.
Coogler es consciente de ello y por eso resulta tan poderosa y diferente esta entrega de Marvel. El Rey de Wakanda tiene una historia con sus luces y sombras pero heroica y épica sin caer en el cinismo. Cuando triunfa puede recordar a otros héroes que en el imaginario colectivo siempre son blancos. Coogler sabe que su trabajo es representar a ese público que no suele verse representado en el resto de superhéroes.
Reiteramos la gran elección de Coogler y Cole; sabíamos que Coogler era un gran director de actores pero nos ha sorprendido gratamente en las escenas de acción, de un ritmo endiablado y con sentido, sin dejarse llevar por la borrachera que debe producir el tener a tu alcance todo el poderío para desarrollar efectos especiales.
Si unimos una dirección brillante a un guión a la altura defendido por un reparto de ensueño, te das cuenta de que por fin alguien se toma los cómics y a los superheréos en serio. Y es que, en general, es una propuesta bastante adulta y centrada en algo no visto hasta ahora en Marvel: la carga política. Esto para nosotras es todo un acierto y lo que hará que Black Panther sea algo más que una película de personajillos en mallas y con capa; es una cinta sobre un líder político que tiene más conflictos propios del cargo que por ser un superhéroe.
Coogler no se anda con chiquitas y los mensajes políticos y sociales se ponen de manifiesto varias veces en situaciones diferentes, personajes que hablan de opresores y oprimidos y que dejan muy claro que el único camino para prosperar y tener un futuro es a través de la cooperación y la distribución, ya no sólo de las materias primas sino del conocimiento y, nunca a través de la violencia y la guerra.
Todo esto resulta creíble y más poderoso como decíamos gracias a su reparto con nombres como Chadwick Boseman, Lupita Nyong’o, Michael B. Jordan, Andy Serkis, Angela Bassett, Forest Whitaker, Daniel Kaluuya (nominado al Oscar por su papel en Get Out), Sterling K. Brown y Martin Freeman entre otros. Un reparto y una historia en la que sí, hay un personaje central pero con unos secundarios memorables que casi están a la par en protagonismo e importancia y, sobre todo su villano. ¡Qué villano! de los más interesantes y complejos de todos a los que se han enfrentado los superhéroes de Marvel hasta el momento. Esto es así porque llegas a empatizar con él, porque conecta con el mensaje político de la historia y porque se convierte en la voz de todos aquellos en los que en el mundo real sólo les queda la rabia.
Y a un guión poco usual para Marvel, se une también un diseño de producción y artístico totalmente diferente a lo que nos tienen acostumbrados, desarrollando todo el imaginario de Wakanda con un nivel de detalle artesanal que a veces pudiese recordar al cine clásico a lo Lawrence de Arabia y, un score que por fin tiene personalidad y no parece haber sido hecho a toda prisa y en una cadena de comida rápida. Lo que han hecho Ludwig Göransson y Kendrick Lamar es sencillamente legendario; temas que oscilan entre la música tradicional africana, el pop y el rap.
Los que vayáis buscando vuestra peli palomitera para entreteneros, no os preocupéis que la vais a encontrar. Pero para nosotras por lo que destaca la película es que por fin secundamos eso de: estamos ante la mejor entrega de Marvel. Esta vez es así. Lo es por la suma de todos los ingredientes mencionados antes porque no sólo tienen un poderoso mensaje racial sino también una muy necesaria política de género con unos personajes femeninos poderosos, fuertes y ejemplo de empoderamiento. Y es que Wakanda como civilización avanzada que es, es feminista y claro, en sociedades feministas la igualdad reina.
Siempre antes una película de superhéroes se tiende a menospreciar el género. Pero haced un pequeño ejercicio de empatía e intentad meteros en la piel de un niño, adolescente o incluso un adulto de raza negra que está harto de ver como los negros son siempre los malos, los que matan, los que trafican, los que acaban apaleados y por fin ven a unos personajes que también son de raza negra y que son todo lo contrario a lo que llevan mamando años. Esta vez verán que son los que salvan la situación y además tienen un discurso conciliador alejado del odio. El poder del cine es maravilloso y más cuando tiene un mensaje tan poderoso como este. Sólo podemos decir: Wakanda Forever.
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