Algo muy interesante llevaba tiempo cocinándose por el norte. En esta ocasión y por extraño que os parezca, no se trataba de ninguna delicia gastronómica. La propuesta esta vez, consistía en alimentar otros sentidos. ¿Su nombre? Super Bock Under Fest.
Los que amamos la música estamos de enhorabuena. En plena primavera y adelantándose a los ya tradicionales festivales veraniegos, asistimos a la primera edición de un nuevo evento musical. Con un cartel que aglutina estrellas internacionales y locales, la ciudad de Vigo ha dado cobijo a este nuevo formato. Un formato que circulará a través de diez espacios diferentes, en una ocasión única para conocer y empaparse de la magia musical. ¿La cita? Tatúate estas fechas en tu calendario: 10, 23 y 24 de marzo y no olvides visitar la página web del festival, https://www.superbockunderfest.es donde encontrarás toda la información necesaria para no perderte nada.
10 de marzo y vaya lujo de arranque. En el Hall del Auditorio Mar de Vigo, hemos tenido la suerte de disfrutar de dos pedazo de conciertos. A las 21.00 horas y con la lluvia torrencial y el viento azotando las cristaleras del auditorio, se presentan Dead Sea. Esta joven agrupación se mueve en los parámetros del synth pop tan de moda actualmente, conjugándolo inteligentemente con sonoridades más pop y bases electrónicas pregrabadas.

Concierto de Dead Sea. Foto Sonia García
Desde el centro de París, llega este cuarteto arropado con la voz melancólica e hipnótica de su vocalista principal Caro. La estructura de base de sus canciones es muy simple y es sobre ella, sobre la que construyen las múltiples capas que conforman su personal sonido. Melodías que llegan directas al público en una constante búsqueda de texturas sonoras y que nos recuerdan a Beach House, Cocteau Twins o Julee Cruise. Volcados en el perfeccionismo instrumental nos han ofrecido cuarenta y cinco minutos de música en directo, que han sido una grata sorpresa para lo que no conocíamos a esta agrupación.
Llega el momento de disfrutar de una de las bandas más grandes de la historia de la música. Neil Halstead, como guitarra y voz, Rachel Goswell, también a la guitarra y voz, Nick Chaplin al bajo, Christian Savill a la guitarra y Mc Cutcheon a la batería son Slowdive. Arropados por el éxito que les ha dado su último trabajo, aterrizan en Vigo para poner a más de uno la piel de gallina y recordar, a los que lo habían olvidado, que siguen más presentes que nunca.

Slowdive. Foto Sonia García
Con Slowdive, su cuarto álbum tras 22 años de letargo, han arrasado en la lista de discos internacionales del pasado año. Ahora es el momento de hacerlo en carne y hueso y de demostrar su esencia en directo. Rachel asoma con su media sonrisa, entre tímida y delicada. Suenan las guitarras y comienza el primer tema. Los primeros acordes de Slomo flotan en el aire y las sonrisas ya se dibujan en el rostro del público.
Manteniendo las señas de identidad del sonido shoegaze y el romanticismo oculto del dream pop, Slowdive está de vuelta para demostrar que es capaz de suspenderse eternamente en el pasado y construir un sonido que es inequívocamente actual y presente.

Slowdive. Foto Sonia García
Guitarras vibrantes, que disfrutan recreándose en infinitas distorsiones y que crecen acompañadas entre la belleza de las cuerdas vocales de Rachel Goswell. Armonías pluscuamperfectas, psicodelia, superposiciones, voces ensoñadoras y los ojos cerrados para simplemente dejarse llevar. Los minuciosos punteos de la guitarra de Neil se funden en un todo indisoluble junto a las cuerdas de Nick y Christian, en un arrebato “ruidista” y arrollador. Capas yuxtapuestas e infinitas guitarras eléctricas que asoman en el tema Crazy for You, donde los decibelios aumentan de intensidad hasta rozar la lisergia. Noventa maravillosos minutos donde se entremezclan temas de su último trabajo con algunos de sus incombustibles hits. Catch the Breeze, Souvlaki Space Station, Star roving, When the Sun hits, Alison, Sugar for the Pill y su ya clásico cierre en todos sus directos con Don´t Know Why.

Slowdive. Foto Sonia García
Las animaciones de cápsulas, con la inscripción SD 1989, en referencia a las siglas del grupo y al año en el que se formó, dejaron paso al momento más emotivo de la noche. La interpretación de Golden Hair, versión de un tema del desaparecido Syd Barrett, con letra extraída de un poema de James Joyce.

Rachel Goswell de Slowdive. Foto Sonia García
Ovación unánime y mucha emoción. El público reafirmó, si es que había alguna duda, el carácter de mito de la banda y su buena forma sobre las tablas. Un bis de regalo y un cierre de oro con el bellísimo tema 40 days.
Un directo que sin duda es el mejor argumento posible de que Slowdive ha regresado de donde nunca debió faltar. Ese pedestal que sólo está reservado para los más grandes. Un grupo que es capaz de hacernos creer que es posible congelar el tiempo. Esto es lo que tiene la música cuando se hace universal. Simplemente es magia.