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D’A 2018 día 4: Soju y caballos cierran nuestro festival

Se nos acaba el D’A este año, no sin antes pasar por nuestra habitual cita con el coreano Hong Sang-soo y con el bueno de Andrew Haigh, que llega con un nuevo drama avalado por la crítica mundial. El Festival de Cine de Autor de Barcelona se acaba un año más, pero el balance ha sido bastante bueno.

THE DAY AFTER

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A nadie le suena extraño que el prolífico coreano Hong Sang-soo vuelva para contarnos algo más o menos autobiográfico. Sus historias, a menudo inspiradas en algunos hechos de su vida real, han llenado las líneas de sus films desde hace más de una década. Para su última aventura, el tema recurrente del amor y las inseguridades vuelve a estar presente. Su elenco habitual, Kwon Hae-hyo y Kim Min-hee, también.

The day after, rodada en blanco y negro, nos presenta a un crítico literario (Bongwan, interpretado por Kwon Hae-hyo) dueño de una editorial, cuya vida se encuentra dividida entre su celosa y posesiva mujer, una amante y compañera de trabajo desaparecida y la nueva joven que ocupa el puesto que esta última ha dejado en la editorial. Para sorpresa de nadie, las tres mujeres beben los vientos por Bongwan que, aunque está enamorado de la amante, no sabe cómo gestionar la situación.

Entre larguísimos planos secuencia, a los que ya estamos acostumbrados con el director, y largas escenas en las que además de abundar las conversaciones abunda el alcohol y la comida, Hong Sang-soo nos hace partícipes, una vez más, de la vida sentimental de un total mequetrefe. No es extraño que personajes como Bongwan protagonicen sus películas, así como no lo es que siempre acaben borrachos entre botellas de soju, muestra absoluta de un auténtico desparpajo para manejar sus vidas. Hong Sang-soo usa este tipo de situaciones con conversaciones aparentemente banales, para terminar indagando en no pocas reflexiones de importancia. Así mismo, sus personajes femeninos (en este caso el de Kim Min-hee) habitualmente terminan poniendo en jaque al hombre (o al alter-ego de Sang-soo) y a su vaga capacidad de sortear y asumir sus problemas en la vida.

Frente a un cine de explosiones, planos espectaculares y  montajes mega picados, Hong Sang-soo se presenta como todo un desafío: sus personajes respiran por sí mismos, divagan, improvisan, se sienten vivos. Sang-soo mantiene fijo su estandarte autobiográfico y sus planos secuencia interminables. Le da igual quién mire, pero los que lo hacemos acudimos a la cita siempre con grandes expectativas.

LEAN ON PETE

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El británico Andrew Haigh (responsable de Weekend, o la serie Looking entre otras) vuelve a la gran pantalla tras su última película, 45 Años, que protagonizaba magistralmente Charlotte Rampling. En Lean On Pete, Haigh adapta una novela de Willy Vlautin en la que se narra la historia de Charlie, Charlie Plummer -sin que nada tenga que ver con el histórico actor ese apellido-, un adolescente cuya madre se fugó en su infancia dejándole solo con su padre, un hombre un tanto perdido, que enlaza novia tras novia, y que adora a su hijo pero no hace demasiado caso al hogar. Charlie es un joven resuelto y reflexivo, que resulta tener una sensibilidad especial para los caballos. El joven explota su don trabajando con un entrenador de caballos de carreras mientras intenta aportar algo de dinero a su familia desestructurada.

Este entorno disfuncional sirve como punto de partida del film, que basa su narración exclusivamente en la búsqueda de la propia vida. El pequeño Charlie tendrá que dar el abrupto paso de la niñez a la edad adulta y lo hará de las riendas de un caballo llamado Lean on Pete, un ser con el que parece tener más en común que con muchos de los humanos que se cruzan en su camino. En algunos de ellos Charlie intentará encontrar un espejismo de algo parecido a un refugio emocional. Su verdadera meta, encontrar a su tía: la figura materna que siempre se ausentó.

Siempre a favor de los planos abiertos y de las palabras que no se dicen, Andrew Haigh vuelve a regalarnos una pieza mágica en la que convivimos con las emociones del pequeño Charlie y su caballo, una única alma que huye del pasado para buscar un origen. A través de sus ojos, somos partícipes de su periplo interior, a ritmo pausado, delicado y sensible, huyendo de tópicos y de escenas excesivamente edulcoradas para dejar paso a la crudeza cuando la narración lo requiere. Al contrario que Lean on Pete, Charlie no ha sufrido ningún maltrato, pero sí ha tenido una vida regada de mucha mala suerte. Quizá es esta una de las claves para entender los porqués del cariño que el pequeño le tiene a un animal que ve indefenso y al que siente la inmensa necesidad de salvar. Un atisbo de un egoísmo inconsciente por parte del pequeño se transforma en un hecho trágico que hace la veces de punto de no retorno para el protagonista. Lean on Pete nos enseña algunas lecciones a tener en cuenta, pero quizá la más importante sea que muchas veces, para avanzar, hay que perder; y que lo más importante de perder no es lo que se pierde, sino aprender cómo perderlo.

 

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