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Rosalía. Y punto.

Carmín rojo, uñas XL y sudaderas ochenteras. Rosalía es Rosalía. Punto final. Melena hasta la cintura y aros gigantescos. Rosalía Vila Tobella nació paya y catalana. Quería ser cantautora y quería ser flamenca. Sin antecedentes musicales ni andaluces, desde siempre se ha sentido en sus entrañas flamenca y cantaora.

Creció en Sant Esteve de Sesrovires, en la comarca del Baix Llobregat, corazón de la Cataluña obrera y mestiza. Con trece años descubrió a Camarón. Con dieciséis, encontró al que todavía hoy es su maestro, José Miguel Vizcaya «El Chiqui”. Con veinticuatro, ha empezado a comerse el mundo a bocados.

Trabajo y más trabajo, hasta resquebrajarse los dedos. Nada ha sido regalado. Ella ha parido sin lujos ni comodidades su propio estilo. Un estilo que nace de las vísceras del flamenco, para mezclar tradición y modernidad. “Quejíos” profundos, trap, música electrónica y su propia raza. La de una mujer llena de coraje y sensibilidad.

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Feminista, descarada y valiente. ¿Quién si no ella jugaría en un videoclip con la imagen de unos nazarenos en patinete? Iconoclasta hasta lo barroco, ya sea en chándal o vestida de maja goyesca, su carisma lo llena todo. Baila. Produce. Compone. Cuida la estética y supervisa con minucia cada pequeño rincón de su proyecto musical.

Denostada por los puristas, Rosalía se pone el mundo por montera. Versionando estilos y canciones de otra época, las adapta a su particular timbre vocal. Con su poderosa voz y su gesto severo, se atreve con absolutamente todo. Lo mismo se arranca por los versos de la poseía de San Juan de la Cruz, que nos habla de los amores tóxicos. Su garganta tiene cuajo o, como dicen los flamencos, el poso y el duende, que sólo acaricia a los más grandes como ella.

En 2017, junto a Raúl Refree editó Los Ángeles. Un maravilloso álbum conceptual que reflexionaba sobre algo tan universal y castizo como la muerte. Transgresora y ancestral, Rosalía ha revolucionado el panorama musical español y lo ha hecho desde donde nadie antes se había atrevido: el flamenco.

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Su nuevo trabajo El mal querer ha llegado a los mercados el pasado 2 de noviembre. Con todo el “glitter” y el poderío posible, se ha convertido por derecho en uno de los lanzamientos más esperados e influyentes de este otoño. ¿La portada? Una auténtica maravilla, obra del artista Filip Custic.

«El Mal Querer es mi forma de entender lo flamenco, aquí y ahora», explica Rosalía. «En este proyecto he volcado dos años de mi vida, construyéndolo sin prisa. Me ha permitido crecer como músico, compositora y productora, y me siento muy agradecida por ello. Mi ilusión es compartir mi música con la gente. Estas son canciones hechas para todo el mundo.»

Y ahí está el público, siempre juez implacable que ha escrito en mayúsculas su sentencia. Esa que encumbra a los grandes o dilapida a los mediocres. Los dos primeros singles Pienso en tu mirá y Malamente, se convirtieron en un fenómeno viral, batiendo todos los récords posibles y encabezando las listas de éxitos. Con más de 16 millones de reproducciones en YouTubeel fenómeno Rosalía se ha hecho pandémico.

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El mal querer es un disco necesario. Un disco que habla de la cara oscura del amor. De los celos propios o ajenos y de cómo salir de la violencia y la dinámica machista de una relación. Con sus chándales color flúor y sus zapatillas deportivas de plataforma, esta mujer de raza ha puesto a toda una generación de “milennials” a escuchar flamenco. Porque este es, por y sobre todo, un disco de flamenco. Un disco con once temas que van desde la seguiriya, al tango y el fandango, pasando entre medias por el pop o el trap.

Con la sutileza y el cuerpo del terciopelo, su voz susurra historias y arranca lamentos. Historias íntimas y frágiles como en el corte Nana y otras llenas de orgullo y coraje como en A Ningún Hombre. Un disco que presenta un microuniverso real y sin filtros, engalanado con el más primitivo de los instrumentos: las palmas. Un disco envuelto en aires lorquianos que subraya el empoderamiento de la mujer. Un disco que nace de la fusión y que llega para sorprender a quien antes no la haya escuchado.

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11 temas en formato capítulos, que moldean una historia que Rosalía ha llenado con colaboraciones de lujo. 11 temas cargados de fuerza y poderío para un álbum conceptual que conforma en definitiva un todo único. Un trabajo que se puede escuchar a pedazos o paladear entero y que llega para descubrirnos  un nuevo modo de entender el flamenco.

No sería más cantaora si llevara peineta”, afirma la artista. Y es que sólo ella es capaz de poner a bailar una sala llena de fans y a la vez hacer callar durante dos horas un teatro, sumergiéndolo en el más respetuoso de los silencios. Rosalía ha convertido sus conciertos en un espectáculo que trasciende todas las fronteras. Sus directos son como ella misma. Viscerales, sin tapujos y con dosis extra de arte para dar y regalar.

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Convertida en uno de los mayores referentes actuales dentro de la música española, ha hecho algo tan complejo y rompedor como es crear un nuevo espacio sonoro. Un lugar en el que nadie antes había pensado y que parece imposible que no existiera. Pero es que ella es Rosalía. Y punto.

Playlist de El mal querer de Rosalía

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Cap. 1 Augurio – Malamente con C. Tangana

Cap. 2 Boda – Que no salga la luna con Las Negras, Nani Cortés, Lin Cortés, Los Mellis, Pablo Díaz Reixa y Juan Mateo

Cap. 3 Celos – Pienso en tu mirá con Milagros y Los Mellis

Cap. 4 Disputa – De aquí no sales con Jesús Bola.

Cap. 5 Lamento – Reniego con Rossy de Palma.

Cap. 6 Clausura – Preso

Cap. 7 Liturgia – Bagdad con el Cor de l’Orfeò Català y Joan Albert Amargós

Cap. 8 Éxtasis – Di mi nombre con Las Negris, Los Mellis, Pablo Díaz Reixa y Laura Boschetti

Cap. 9 Concepción – Nana

Cap.10 Cordura – Maldición

Cap. 11 Poder – A ningún hombre

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