Una de las pocas series musicales que hay ahora, Crazy Ex-Girlfriend, está en su pausa mid-season de su cuarta y última temporada. Con humor y una buena dosis de acidez, subvierte todas las convenciones que se le ponen por delante.
Tengo algo que confesar: tardé mucho en empezar a ver Crazy Ex-Girlfriend. El título me echaba para atrás. ¿Otra comedia condescendiente sobre una mujer chiflada? Ya conocemos a la exnovia loca en la ficción: un personaje cómico, un poco patético, que no tuvo lo suficiente para retener a su pareja y ahora está amargada. Es un personaje exclusivamente femenino, y aunque hay un movimiento para recuperarlo (no confíes en los hombres que te dicen que sus ex están locas), estos cambios están llegando tarde a la televisión y al entretenimiento popular.
Sin embargo, hay que conservar la calma. Crazy Ex-Girlfriend sabe todo esto y juega con ello. En su tema de apertura de la primera temporada, nos presenta ya Rebecca Bunch. Su trabajo de abogada de éxito en Nueva York no le llena y el hecho de que quieran ascenderla no mejora las cosas. Un anuncio de mantequilla y el encuentro con Josh, su ex novio del campamento, la hace dejarlo todo y mudarse a West Covina, donde encuentra un trabajo en un buffet local, una casa cómoda, un descanso. También es donde vive Josh, pero no está ahí por eso. Desde luego que no.
La serie es una comedia musical inteligente, por mucho que odie esa palabra. Pero no hay manera mejor de describirla. Desmonta todas las convenciones y las subvierte. Cada uno de los personajes representa un arquetipo: Rebecca es la exloca, Josh es el héroe del instituto, su actual novia Valencia es la chica alfa, su amiga Paula es la madre de mediana edad aburrida… Y sin embargo, todos los personajes son llevados más allá, no solo limitándose a darles un momento “humano” como hacen otras series, sino desarrollándolos y permitiéndoles un espacio de crecimiento y denunciando cuando sus comportamientos se vuelven tóxicos.
La protagonista, interpretada por Rachel Bloom, es uno de los grandes puntos fuertes de la serie. Aunque ha acabado por convertirse en una serie coral en la que las lineas narrativas de otros han ido comiendo minutos a la trama principal, seguimos muriéndonos por Rebecca. El próximo error de Rebecca, la próxima humillación o locura de Rebecca… No es perfecta, tiene problemas físicos y mentales, problemas reales. Vemos como intenta taparlo con canciones, esquivándolos o pensando que el amor lo solucionará todo cuando lo encuentre. Sin embargo, la serie nos deja bien claro que esto no es cierto y la búsqueda del amor que lo solucionará todo es infructuosa.
Otro aspecto reconfortante de la serie es el aspecto de la protagonista. Es mona, sí, pero aparece sin maquillar (totalmente sin maquillar, no con un poco de rímel, eyeliner y toda la línea de belleza natural de Glossier), en pijama, aparece guapa y fea, y una cosa que llama poderosamente la atención es que la protagonista sufre cambios de peso de temporada a temporada que no son ni escondidos ni discutidos.
No hay ninguna línea narrativa acerca de su peso, no hay comentarios de cómo una chica taaan fea puede atraer a un chico tan guapo. Rebecca es normal y es reconfortante que sea reconocida como tal. La serie no intenta decirnos que a pesar de darle mal aspecto aposta merece un poco de amor (Mi Mad Fat Diary) o no tenemos que fingir que siendo una chica guapísima es vista como alguien normal o incluso fea (13 Reasons Why, Sierra Burgess is a Loser).
Rebecca comparte mucho con su creadora, Rachel Bloom, que al igual que ella sufre enfermedades mentales diagnosticadas como TOC, depresión o ansiedad. La serie no se avergüenza de temas estigmatizados como la terapia, la medicación o las partes más duras de las enfermedades mentales. Al final de la tercera temporada, Rebecca recibe un diagnóstico al fin, que hace que su percepción de sí misma cambie, pero eso no es lo importante, sino el viaje y todas las locuras que le han llevado hasta ese punto.
La actriz y escritora que ya había ganado cierta notoriedad por el vídeo musical Please Fuck Me Ray Bradbury, que estuvo a punto de ganar un premio Hugo (sí, los famosos premios de ciencia ficción y fantasía, ESOS premios Hugo) y con otros vídeos musicales en su canal de Youtube que incluye los hits: I Was a Mermaid and Now I’m a Pop Star o The OCDance! La coproductora es Aline Brosh McKenna, conocida por haber escrito los guiones de 27 vestidos o El diablo viste de Prada, entre otras muchas cosas. Ambas son vocales tanto en entrevistas como en redes sociales acerca de la importancia de dar voz y plataforma a otras mujeres.
A pesar de todos estos puntos fuertes a su favor, lo que acaba enamorando son las canciones de la serie. Inteligentes, bien hechas y algunas muy pegadizas, que aportan comedia, pero también avanzan la trama. Aquí van cinco de las mejores de la serie, la mayoría sin spoilers, por si todavía no te has decidido a verla:
1. Crazy Ex Girlfriend Theme Song
La canción de apertura cambia cada temporada y, sin lugar a dudas, la mejor sigue siendo la de la primera temporada. Cuenta exactamente lo que pasa, lo que va a pasar y los personajes animados son simpáticos.
2. Ping Pong Girl
Un pastiche de las canciones punk pop de finales de los 90 y principios de los 2000, en la que Rebecca se imagina a Josh cantando cuando la vez, una diosa del Ping Pong que no sabe que es sexy. Ya sea porque me recuerda a Sk8r boi o porque alguna vez nos hemos proyectado en esa luz o solo porque ejemplifica muy bien la doble identificación que realiza Rebecca. Me la pondría en la lista de Spotify para hacer deporte, la verdad.
3. Getting Bi
*Spoilers acerca de personajes secundarios* Darryll es un hombre de mediana edad, padre divorciado y calzonazos certificado, que describe que es bisexual a una edad tardía. Esta canción de salida del armario rompe con los estereotipos que manejan otras ficciones y el momento saxofón es impagable.
4. Put Yourself First
No es una de las canciones que salen tradicionalmente en los rankings, pero es una de mis preferidas. Su valor musical es limitado y está metida en la trama un poco con calzador pero no he visto tanta verdad en mi vida. Las chicas adolescentes hablan de cómo tienes que maquillarte, vestirte sexy y pasar pruebas dolorosas como depilarte con cera, solo para ti, porque cuando él vea lo empoderada que estás, le parecerá superhot. ¿No lo entiendes? No lo pienses mucho.
5. You Stupid Bitch
Esta sí es una de las favoritas de la crítica y no es para menos. En una canción elegante, que recuerda un poco a Funny Honey de Chicago, y que habla de cómo has podido ser tan estúpida. Uno de los puntos álgidos de la serie.
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Hace cosa de un año le di una oportunidad a esta serie y reconozco que quizá no era el mejor momento para ello porque me cargó enseguida. Pero tras leer tu reseña ma ha entrado el gusanillo de volver a ella, pero con una mirada distinta, a ver si esta ves sí que me sorprende para bien 🙂
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Entiendo que pueda cargar al principio porque empieza muy fuerte, a mí me costó un poco entender quienes eran todos los personajes 🙂 Pero acabas acostumbrándote
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