Qué lejanos parecen quedar aquellos días, aquel 13 de enero de 2017, cuando Morgan tocaba en Barcelona en una sala coqueta y pequeña como la Sala Jamboree de Plaza Reial. Aquel día pasaban por la ciudad presentando North, su primer disco, y aunque el impacto fue inmediato para todos los que estuvimos allí, pocos habrían apostado a que Morgan iba a ir quemando etapas con tanta rapidez. Pero lo cierto es que 729 días después de aquel concierto íntimo, Nina de Juan, la misma que prácticamente no se atrevía a mirar hacia el público desde su piano en la Jamboree, ahora salta de alegría desde el centro del escenario cuando observa que la Sala Apolo, abarrotada hasta la bandera y entregada tras cerca de dos horas de concierto, los despide entre vítores.

Nina, Paco, Ekain, Alejandro y David llegaban a Barcelona como parte de la programación del Festival Mil·lenni para tocar las canciones de su segundo disco, Air, sin olvidarse de los temas de North con los que se presentaron ante el gran público. Con esa formación en arco sobre las tablas del escenario, ya habitual en ellos, sin nadie ocupando el puesto de front(wo)man, sin nadie como estrella, pero todos con su parte de protagonismo, arrancaron el concierto como arranca su último trabajo, con Planet Earth.

A partir de allí se sucedieron canciones de sus dos discos, canciones que ya amenazan con convertirse en clásicos como Home o Work. Haciendo patente su buen momento, disfrutando sobre el escenario, con esa mezcla de sonidos que caracterizan sus canciones. Con esas pizcas de blues y funky y lo que se les ponga por delante. Con espacio para que la batería de Ekain Elorza tiemble y para que Paco López dé rienda suelta a su guitarra. Como siempre, fue una bendición ver como la sonrisa del reverendo Schulthess inundaba el escenario, acariciando su teclado y vistiendo con su sonido canciones como Another Road o Flying Peacefully. Completaron el setlist su ya conocida versión de The Chain de los Fleetwood Mac y la colaboración del guitarrista David Muñoz en Sargento de Hierro y solo alguna deficiencia puntual en el sonido intentó deslucir sin éxito un repertorio sólido.

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Uno de los grandes momentos de la noche, fue el primer bis. Los cinco salieron del escenario entre aplausos pero solo volvió Nina. Se sentó en su piano y anunció Volver. Y nos pidió ayuda, porque Volver le duele. Porque le cuesta cantarla sola. Y desde la platea la entendemos, ¿como no la vamos a entender, si solo escucharla es un gancho directo al mentón que te tira a la lona?. Al terminar, los ojos vidriosos y la gran sonrisa de Nina, visiblemente emocionada como en buena parte del concierto, recuerdan a la Zahara de Con las ganas, atrapadas entre un mal recuerdo y la increíble conexión que consigue su canción con un público entregado. El fin de fiesta, cantando la canción Marry you, desnuda, solo a guitarra y voz, sin micros de por medio y ante una Sala Apolo en absoluto silencio, fue un broche perfecto para esta visita de Morgan a Barcelona.

Después de aquel concierto en la Jamboree solo pedíamos que Nina se terminara de quitar el pelo de la cara, y ayer vimos con alegría como estaba rebosante de confianza, cada vez más dueña y disfrutando del escenario. Y si Morgan sigue esta línea, nadie duda que seguirán cosechando éxitos. Éxitos como conseguir dos sold outs para sus próximas actuaciones en el Circo Price de Madrid. Demostrando de forma inequívoca que han llegado para quedarse. Quién sabe si, como alguien gritó desde el fondo de la sala, la próxima vez que se dejen caer por Barcelona, ya será en una plaza aún más importante como es el Palau de la Música. Los méritos no les faltan y un cada vez más nutrido grupo de fans, tampoco.