Tres años después del exitoso lanzamiento de Detroit, los chicos de Miss Caffeina vuelven a la palestra dispuestos a hacernos bailar. Y es que el grupo madrileño acaba de publicar su cuarto disco de estudio. Hablamos de Oh Long Johnson. Un curioso título que viene de un meme de un gato que parece pronunciar esas tres palabras y que en su momento se hizo viral en internet. Lo cierto es que este nombre encaja perfectamente en la temática del disco. Porque Oh Long Johnson nos habla del poder que ejercen los móviles e internet sobre la gente hoy en día. El poder de esas atrayentes pantallas que nos atrapan y que a veces hacen que nos olvidemos de mirar a nuestro alrededor. Igualmente alude a esa tendencia de la vida digital que lleva a las personas a intentar proyectar por todos los medios una imagen de felicidad constante e irreal.
Grabado entre Girona y Londres y con Max Dingel de nuevo en la producción, Oh Long Johnson nos ofrece una colección de once interesantes canciones que llegan repletas de ritmos electrónicos. Se trata de un disco más pop que nace con la intención de que la voz adquiera un mayor protagonismo. Además, envueltas en una atractiva sonoridad, descubrimos letras que se alejan de la banalidad y que abordan cuestiones sensibles con un aire reivindicativo. Así, las letras son capaces de disparar mensajes ácidos de forma irónica mientras dibujan un paisaje de alegría contagiosa.
El disco comienza con Oh Long Johnson. Canción que da el pistoletazo de salida por todo lo alto. Durante este arranque triunfal podemos disfrutar de los primeros estribillos, marca de la casa, y de un contenido que nos hace reflexionar sobre el absorbente mundo tecnológico en el que nos movemos a diario. Seguidamente Merlí, composición inspirada en una serie de televisión y primer adelanto del álbum, nos dice que seamos nosotros mismos y que vivamos nuestra vida porque, al fin y al cabo, estamos en este mundo para vivir. Entonces, nos topamos con la melodía de Fiesta nacional. Aquí la intensidad va subiendo poco a poco hasta hacernos vibrar una vez más. Al mismo tiempo, el tema nos cuenta de forma jovial cómo la gente del gremio de la música se empeña en dar consejos a otros artistas indicándoles lo que deben o no deben hacer.
Calambre nos acerca al ecuador del disco. En este tema nos golpea una aparente oleada de oscuridad, pero poco después la melodía nos levanta, nos impulsa con fuerza y la energía regresa para cargarnos las pilas y darnos esperanza. En palabras de Alberto, vocalista de la banda, esta composición sería la primera parte del siguiente corte del álbum titulado Reina. En este sentido, el músico ha explicado que Calambre y Reina hablan de lo mismo, pero reflejando diferentes sentimientos. En Reina llega la paz mientras que en Calambre se describe la etapa que viene antes de lograr esa paz.
Por otro lado, podemos decir que Reina es una bella composición en la que las emociones afloran sin remedio. En ella Alberto habla de su ciudad de origen, Talavera de la Reina, y de lo que sintió cuando volvió allí pasado un tiempo. Asimismo, a lo largo de sus estrofas habla del bullying que sufrió en su adolescencia y también de la capacidad de reconciliación.
A continuación, Prende nos conduce a un divertido viaje musical. Estamos ante una canción que vino acompañada de un radiante videoclip de estética noventera, colores chillones e imágenes que rememoran la coreografía típica de una boy band. Tras esta trepidante fiesta, nos sumergimos en el universo funk de Planta de interior. Y con un estribillo que incita a cantar a viva voz, la melodía nos anima a dejar atrás a toda esa gente tóxica que no nos permite vivir con tranquilidad. Pero el espectáculo electrónico continúa con Cola de pez (fuego). Un tema que se alimenta de la música bakalao de los años noventa y en la que la voz sampleada de Alberto, simulando los sonidos de un teclado, sirve de excusa para seguir bailoteando sin parar.
En la recta final del disco nos encontramos con tres canciones más: Bitácora, El gran temblor y Ausentes presentes. De este modo y para amenizar la despedida, Bitácora nos ofrece un infalible recordatorio musical al que acudir para no cometer otra vez los mismos errores, El gran temblor nos propone un evocador recorrido sonoro y Ausentes presentes nos revela una tierna balada que pone el broche de oro a un álbum lleno de ritmo.
Para terminar, hay que decir que Alberto Jiménez (voz), Sergio Sastre (teclados y guitarra), Álvaro Navarro (guitarra) y Antonio Poza (bajo) estarán presentando en directo las canciones de Oh Long Johnson en una extensa gira que recorrerá gran parte de la geografía española. ¡Empieza la cuenta atrás!
Puedes escuchar “Oh Long Johnson” en Spotify.
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