Carlos Marqués-Marcet solo ha necesitado una cámara y la mirada de sus dos actores para contar una historia que destila honestidad en cada fotograma. El cineasta, que ya se llevó la Biznaga de Oro con su ópera prima, 10.000 Km, esta vez nos presenta su tercer largometraje: Los días que vendrán. Este es un retrato sobre lo que significa convertirse en mamás y papás, un viaje que te cambia la vida a una velocidad de vértigo.
Para construirlo, el director cuenta con la ayuda de María Rodríguez Soto y David Verdaguer, pareja en la vida real y encargados de darle vida a Lluís y Vir, protagonistas en la cinta. De la mano de ellos surge el punto de inflexión que le confiere a este proyecto un toque distintivo y muy especial. ¿Hay algo más real que crear una película que gira en torno a un embarazo contando con una pareja que espera a su primer bebé?
Y así, de la realidad de los actores, nace esta ficción: Vir y Lluís solo llevan juntos un año cuando llega la noticia de que esperan un hijo. Con la premisa de una incertidumbre perenne comienza su viaje, y el nuestro. Todos estamos invitados a colarnos en la intimidad de la pareja, respirar sus miedos, dudas, inseguridades y alegrías; presenciar el sexo y las peleas; ser partícipes de como ambos, a la vez que el vientre de Vir, crecen.
Gran culpa de que el ambiente resulte tan personal, la tiene la forma en la que se cuenta. La mayor parte de las escenas siguen de cerca a los protagonistas, tan de cerca que apenas podemos decir que existan planos generales donde la historia cuente algo ajeno a ambos, ya sea nuestra protagonista bailando al ritmo de la música, o el rostro de Lluís tras cada pelea. Sus miradas son el hilo conductor que nos sitúan dentro de las emociones que afloran en cada escena, y que dan forma a esta relación.
Con este largometraje, Marques-Marcet habla sobre la vida de pareja, problemas y decisiones incluidas. Habla de como al dejar de ser dos y convertirse en tres, lo serio que puede volverse todo de repente. Habla de lo que le supone a una mujer quedarse embarazada y mantener un puesto de trabajo. Habla de conocer a la persona con la que compartes tu vida y lo que conlleva. Habla de una larga lista de cosas, pero siempre con mucha honestidad.
Los días que vendrán no es una película perfecta, ni pretende serlo. Su ritmo no te tendrá aferrado al asiento ni sobrecogerá tu corazón, pero tampoco le hace falta. Es un relato sincero, que incluso te emociona y hace reír. Una historia real, enfocada desde una mirada tan franca que se agradece. Sin adornos ni parafernalias, es una película con mucho corazón y mucha vida.
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