Si algo caracteriza al equipo de No Submarines es su heterogeneidad. Por eso, a la hora de realizar una lista de las mejores películas de 2019 era imposible llegar a una selección que representara los gustos de todos los integrantes por igual, así que hemos optado porque cada uno de los redactores escogiera un film que le ha llegado especialmente. Esta es nuestra particular lista de las 7 mejores películas del año.
Érase una vez en Hollywood (Quentin Tarantino) – Lidia Baños

Tarantino lo ha vuelto a hacer: ha creado la joya cinematográfica de 2019 (y una de las de la década). Había muchas expectativas puestas en Érase una vez en Hollywood, el regreso del cineasta tras cuatro años y, siguiendo su estela habitual, no ha dejado indiferente a nadie.
Mientras que algunos espectadores salimos embelesados tras sus casi tres horas de metraje, otros se sintieron decepcionados. Sin embargo, es innegable que el director nos ha regalado su película más personal y su carta de amor más íntima al cine.
Con los crímenes de Charles Manson y su secta como excusa, Tarantino se adentra en el Hollywood de los 60, la época dorada del cine en la que las fiestas de Los Ángeles reunían a estrellas como Steve McQueen, Roman Polanski y la malograda Sharon Tate (Margot Robbie), representada con gran respeto y cariño en la película.
El peso interpretativo sin duda recae en el siempre desgarrador Leonardo DiCaprio, que en el filme se pone en la piel del actor Rick Dalton. Pero también son remarcables las actuaciones de Brad Pitt como el especialista Cliff Booth o la jovencísima Julia Butters, que da vida a Trudi Fraser y protagoniza uno de los momentos feministas más badass de la película.
En definitiva, Once Upon A Time In Hollywood es un regalo para los cinéfilos, un autorretrato para conocer de cerca a Quentin Tarantino, una explosión hippie de música y color, una acertada y medida dosis de violencia, una mirada merecida y justa para las verdaderas víctimas.
Parásitos (Bong Joon-ho) – Beatriz Muyo

Me van a perdonar por comenzar este breve comentario diciendo que Parásitos no es sólo una de mis mejores películas del año, sino que también está en mi top de la década. Y es que Bong Joon-ho, ha conseguido plasmar en una película todo lo que yo le pido al cine para hacerme feliz; y es que Parásitos juega en la finísima línea entre lo que no te da ni un solo respiro, pero tampoco te agota mentalmente.
El director surcoreano traza una narrativa que funciona con una precisión escalofriante y salta de género en género con una facilidad pasmosa. No sería erróneo decir que Parásitos es comedia, tampoco que es un thriller, tampoco que es una crítica social, o quizá un drama familiar. Parásitos es complejamente completa, impredecible a rabiar, brillantemente bien interpretada y, por supuesto, filmada.
Y es que no es un secreto que Bong Joon-ho juega en otra liga en cuanto a la concepción del espacio se refiere pero esto se hace especialmente patente en este último trabajo, que versa sobre las triquiñuelas que ha de llevar a cabo una familia de clase baja para poder sobrevivir dentro de una mansión donde todo es riqueza y lujo. El juego de los personajes y sus hilarantes alter egos inventados es el pilar que sustenta una narración que agradecerá que el espectador llegue cuanto más vírgen, mejor. Aunque en realidad, su título ya nos esté ya desvelando la película… Quizá otro de los trucos de Bong Joon-ho: lanzar titulares y que juzgue el propio espectador.
El tiempo contigo (Makoto Shinkai) – Ana Blanco

Para mí, existe una fórmula infalible para que una película se catalogue dentro de las más relevantes que he visto en los 365 días del año. Lo primero es que la historia me atrape de una forma que pocos saben hacerla (especialmente si juntas ciencia ficción y un poco de romance); segundo, una música que haga que cada fibra de tu cuerpo se estremezca y, por último, que tenga la mejor animación vista por mis ojos. Si a eso le añades que lo firma Makoto Shinkai (director de Your Name y El jardín de las palabras), el premio está más que asegurado.
En este caso, El tiempo contigo, su último trabajo, ha conseguido algo que no esperaba que pudiera ocurrir tras el éxito de su anterior película. Con el miedo de una posible decepción en el cine, todo eso se disipó al descubrir toda la ternura que esconde este trabajo. Siguiendo una línea muy parecida a su hermana mayor, la emotividad, el cariño y la familiaridad están aseguradas. Un guion que parece sencillo pero que profundiza en los aspectos más humanos de las personas en las distintas situaciones que les tocan vivir.
Preciosa de ver, más emocionante de escuchar y disfrutar. Con una sonrisa constante al reconocer las referencias a algunos de sus otros títulos. Un caramelito de animación japonesa del que no podrás evitar hacerle un hueco en tu corazón desde el momento en que lo veas.
Los días que vendrán (Carlos Marques-Marcet) – Ana Fernández

Los detractores del cine español han debido de estar de capa caída durante un año en el que hemos sido testigos de una variedad de propuestas originales y de calidad. La última ganadora del Festival de Málaga cumple ambos requisitos con creces. Y, aunque haya sido olvidada por premios como los Goyas, se ha colado en el corazón de muchos cinéfilos que no dudamos en considerarla una de las mejores películas del 2019.
Los días que vendrán es un precioso relato sobre la madurez, el crecimiento personal y la vida de pareja bajo el marco de la paternidad. Carlos Marqués-Marcet nos abre las puertas a la vida de dos jóvenes, Vir y Lluís, a los que acompañaremos durante nueve meses y con los que experimentaremos toda clase de emociones.
La intimista dirección de Marqués-Marcet, la honestidad narrativa de la cinta y el enorme trabajo interpretativo por parte de David Verdaguer y, sobre todo, María Rodríguez Soto hacen de Los días que vendrán una cinta única. No necesita adornos ni parafernalias para convertirse en toda una aventura emocional para su afortunado público.
Por último y a modo de cierre personal, ojalá que este 2020 de comienzo premiando el trabajazo de Marqués-Marcet y su equipo en la gala de los Feroz. Ojalá que este filme solo sea el comienzo de una carrera de éxitos para la maravillosa María Rodríguez Soto.
La luz de mi vida (Casey Affleck) – Jose A. Rodríguez

2019 ha sido un gran año para el cine y por ello la tarea de elegir tan solo una película favorita no ha sido nada fácil. Pero esa sensación única de estar en comunión total con una película y notar esa conexión casi tangible solo la he vivido con La luz de mi vida.
Una de las películas más humanas y emotivas del 2019. Partiendo de un historia postapocalíptica poco original y de una trama que nos resulta familiar, la dirección y la química entre los protagonistas cogen las riendas de un guión brillantemente tratado.
Ha pasado desapercibida tanto en festivales y premios como en cartelera y no me puede parecer más injusto. La película posee un equilibrio entre la dirección y el guión que no pueden casar mejor; Casey Affleck encuentra un estilo autoral detrás de las cámaras, con esa distancia, pausa y desapego propio del Van Sant más experimental o Lowery y un guión cuyo humanismo y honestidad nos recuerdan a textos de Linklater o Payne.
La cinta se sitúa en un futuro desesperanzador y deshumanizado, usado como contexto para enfocarse precisamente en las relaciones humanas y en el diálogo, civismo y educación como piedra angular de la supervivencia. Todo esto enmarca un retrato familiar lleno de pureza y verdad que dan lugar a algunas de las escenas más bellas que recuerdo.
Joker (Todd Phillips) – Alicia Germán Díaz

Con pocas películas a lo largo de mi vida me he quedado sentada en la butaca bien entrados los títulos de créditos solo por intentar extender la experiencia un poco más. Para mí, Joker no es solo una de las mejores películas del año, sino una de las mejores de la década.
Desde el comienzo, esa fina línea entre la tragedia y la comedia se desdibuja para formar un guion preñado de violencia sí, pero también de mucha sutilidad, sarcasmo, y, ¿por qué no decirlo?, pura genialidad. En Joker, no solo cada escena es relevante, cada plano, cada línea de diálogo y cada gesto lo es. Es una de esos milagros cinematográficos en los que cada uno de los integrantes del equipo estaba determinado a sacar lo mejor de sí y la química entre ellos dio lugar a una fuente inagotable de productividad creativa, dando forma a una obra icónica. Sin embargo, la fotografía de Lawrence Sher y la interpretación de Joaquin Phoenix merecen una mención especial.
Por un lado, el film te sumerge de una manera tan orgánica en los años 70 que casi se te olvida que no transcurre en la actualidad y por otro lado, la atmósfera oscura y sucia que envuelve a estos personajes es tan palpable que a veces da hasta escalofríos. Por su parte, Joaquin Phoenix se mimetiza tan bien en la piel de Arthur, que verdaderamente acabas temiendo por su salud mental. Solo me queda añadir que puede que Todd Phillips antes fuese un director que estuviera completamente fuera de mi radar, pero esta película ha conseguido que ocupe un merecido plano central.
Retrato de una mujer en llamas (Céline Sciamma) – Maite López

Retrato de una mujer en llamas es simplemente deliciosa y toda una experiencia para los sentidos. Céline Sciamma siempre se ha caracterizado por la sensibilidad y honestidad de sus relatos y aquí están puestas al servicio de la historia de amor y de deseo que se fragua entre Marianne (Noémie Merlant) y Héloïse (Adèle Haenel): una joven pintora y la joven noble a quien debe retratar, en la Bretaña francesa del último tercio del siglo XVIII.
Desde el principio, la película hace partícipe al espectador en este juego de ópticas y miradas que se genera entre ambas in crescento hasta tal punto que el campo de visión nos posiciona al mismo nivel que los personajes en pantalla; haciéndonos sentir de forma vívida su curiosidad, atracción y deseo. Incluso los silencios y la práctica ausencia de música hacen que resulte una experiencia embriagadora cuando la escuchamos (igual que ellas).
En el apartado visual es también hermosa. Como si nos trasladara al interior de un museo, desde las escenas en espacios abiertos frente al mar a las cotidianas en los interiores de la casa, evocan a lienzos de la época. La reivindicación del Arte, así como el comentario social sobre las oportunidades y espacios históricamente permitidos a la mujer que se desprende del relato le dan un valor añadido. Y consigue hacerlo con tal genialidad que en ningún momento sientes que abrume.
Poética, política y reflexiva Retrato de una mujer en llamas es una de esas películas que perduran en la memoria; y cuanto más la piensas más te gusta. Céline Sciamma ya me cautivó con Tomboy, pero aquí me ha enamorado.