Empieza la cuenta atrás. 2019 termina y los relojes se ponen en hora preparados para la cuenta atrás. Al ritmo de las doce campanadas os dejamos con nuestra personal selección musical. Doce discos, para escuchar, al desayuno, comida o cena, para bailar, en solitario o en compañía, para cantar e incluso desmelenarse llegado el momento.
Conscientes de que esta lista puede despertar filias y fobias por igual, ahí va un año más nuestra personalísima selección de los 12 mejores discos del año. Submarin@s del universo musical, ahora os toca a vosotr@s disfrutarlos.
DEERHUNTER – Why Hasn’t Everything Already Disappeared?
Lo de Bradford Cox y compañía simplemente es de otra galaxia. Cuatro años después de su último trabajo, Fading Frontier, vuelven para demostrarnos que lo suyo es todo menos casualidad. Ellos son Deerhunter, una de las bandas más poliédricas e interesantes del panorama independiente actual.
Devoradores de diversas influencias sonoras, son capaces de fagocitar estilos tan dispares como el dream pop, el shoegaze, la psicodelia o el post punk, convirtiéndolos en un sonido familiar para nuestros sentidos sin por ello perder su carácter novedoso. Un disco tan brillante como ecléctico, que es capaz de construir desde la simplicidad un universo sonoro lleno de nuevos e infinitos matices.
HELADO NEGRO – This is How You Smile
Helado Negro es una de las propuestas de raíces latinas más queridos por la crítica musical norteamericana. Hijo de inmigrantes ecuatorianos, Roberto Carlos Lange ha conquistado con su personalísimo proyecto sonoro, al público underground de medio mundo. Después ha llegado el todopoderoso gigante Pitchfork y lo ha colocado en el pedestal que sin duda merece.
Desde la más absoluta humildad ha construido un disco enorme. This is How You Smile, reivindica la mezcla de la fusión, el mestizaje, las raíces latinas, la experimentación y el costumbrismo popular. Guitarras rasgadas, notas de piano, sintetizadores y algún que otro toque funk. Una auténtica delicia creada desde el intimismo y la verdad más absoluta.
KATE TEMPEST – The Book of Traps and Lessons
Ni rapea, ni canta. Kate Tempest es el eslabón perdido entre la era dorada de la literatura y el hip-hop. La rapera, poetisa, novelista, dramaturga y artista del spoken word, ha venido para poner voz y letra a este cambio de siglo.
Canciones sobre los caídos y olvidados, en medio de paisajes urbanos desoladores. Armas, inmigración, cambio climático, refugiados, homofobia y demás perlas que afectan a nuestra realidad, como punto constante de su discurso. Con la complejidad excepcional de sus palabras, elabora una literatura densa, compleja e inteligente para llegar y abofetear nuestras conciencias.
ANGEL OLSEN – All mirrors
Rasgando sus cicatrices y hurgando bien hondo en su dolor, Angel Olsen nos regala un pedazo de disco, que es en definitiva un ejercicio brutal de introspección. De genética indie y aprendizaje country, su mirada musical ha ido añadiendo capas hasta crear su complejo entramado sonoro actual.
De una maravillosa inestabilidad emocional y una arquitectura impecable All Mirrors juega entre la calma, las secciones de cuerda, la delicadeza y la brutalidad de sus estribillos. Un trabajo capaz de impresionar y conmover. Virtuoso, íntimo, majestuoso y desbordante de carisma, Angel Olsen nos traslada a otra época, regalándonos amor y susurrándonos al oído belleza en estado puro.
FKA TWIGS – Magdalene
Sin duda estamos ante uno de los trabajos más impecables y preciosistas de este año. Un trabajo que ahonda sin filtros en la exploración del deseo humano. Construido a partir de la pena emocional y el dolor físico, FKA Twigs ha parido un maravilloso y sobrecogedor trabajo. Un trabajo que nace desde la absoluta introspección y la lucha personal.
Un universo musical el suyo, que cuenta con la ambición y la capacidad de trascender entre los grandes. Un álbum lleno de complejidad musical, cuyas letras son pura poesía descriptiva. Adornado con su espectacular timbre vocal, Magdalene está lleno de pasión y dolor sin medida. Un álbum que viene para atarnos las tripas y revolvernos el corazón. Brutal.
BIG THIEF – U.F.O.F.
Los de Adrianne Lenker van, sin apenas hacer ruido, a por la tercera joya discografía después de los inmensos Masterpiece y Capacity. Uniendo la voz fantasmal de Lenker, con las percusiones desparramadas, las policromías sonoras y la guitarra pellizcada, llenan sus melodías de una melancolía y una belleza triste que enamora.
Temas acústicos y desnudos llenos de pop alternativo. Estamos sin duda ante un tercer álbum maravilloso. Un álbum que se balancea entre el sonido pop-rock y la desnudez minimalista de sus melodías. Adalides de lo auténtico, Big Thief siguen siendo una magnífica representación de esas bandas capaces de crear hoy en día sonidos sin arreglos sintéticos, para centrarse en el verdadero objetivo de la música: ser generadora de emociones.
WEYES BLOOD – Titanic Rising
Enamorada de la canción pop de los 70, las melodías medievales y con una voz que es pura elegancia, Weyes Blood ha publicado un álbum sorprendente, lleno de canciones emocionantes a la vez que reposadas.
Con el paralelismo entre el famoso barco y el hundimiento de la sociedad actual Natalie Mering nos llena de calma, con este hermoso álbum. Sofisticado y ambicioso, estamos ante un trabajo cargado de personalidad y con una enorme cosecha de influencias clásicas. Mostrando una nueva forma de entender el amor, el dolor y la pérdida, nos regala un trabajo cuya grandeza reside en el preciosismo de sus arreglos. Por si esto fuera poco añadamos a este coctel su voz, extraordinariamente poderosa a la par que extraña, que nos arrastra hacia un mundo totalmente distinto.
FLOATING POINTS – Crush
El fascinante y caótico dinamismo del universo musical de Shepherd, toma cuerpo en este maravilloso trabajo. Imaginémonos por unos instantes en la pista de baile dándolo todo. De telón sonoro la música de un disco perfecto. Esto es Crush, un trabajo sublime lleno de bases drum and bass, ambient abstracto y aderezado con del mejor techno actual.
Los temas de Crush van desde composiciones sutiles y melancólicas hasta música de club oscura y contundente. Un trabajo lleno de tonalidades estridentes en donde se alinean diversos elementos musicales en un todo cohesivo y apasionante. Un álbum sin duda especial. De lo mejorcito del año.
MICHAEL KIWANUKA – Kiwanuka
Es un rey y lo sabe y como tal posa en la portada de su último trabajo. Soul psicodélico con pinceladas de intimismo. Sin apenas ningún corte entre pistas, el disco ha sido pensado para ser escuchado como un todo. Lejos de acomodarse por el reconocimiento recibido en los últimos años, Michael Kiwanuka sigue sorprendiendo con su nivel creativo.
Guitarras sucias y cortantes, junto a barnices psicodélicos. Fuera de todo tipo de convenciones estilísticas, este artista británico de ascendencia ugandesa recupera los sonidos de su genealogía, para estallar en colores nuevos y ser simplemente lo que es, un genio.
JAMILA WOODS – LEGACY! LEGACY!
Poeta, cantante, activista y profesora Jamila Woods es todo un catálogo de virtudes abarcando estilos tan diversos como el neo soul, el rythm & blues, el funk, el jazz o el mismísimo hip hop. Con el mayor de los respetos a su origen, este trabajo es un alegato a la opresión racial y a las adversidades que han sufrido las personas de color a lo largo de la historia.
Cada corte del álbum lleva el nombre de un icono musical el cual ha servido a Jamila de profunda inspiración, allanándole su camino como artista. Poetas, escritores y activistas, dan forma a este homenaje musical a su raza. Un homenaje envuelto con esa preciosa voz que posee y que llega para derretirte el alma.
NICK CAVE & THE BAD SEEDS – Ghosteen
El idilio entre Nick Cave y Warren Ellis está a estas alturas más consolidado que la mayoría de los matrimonios. Juntos dan piel y alma a Ghosteen, un disco que respira una brutal ternura tanto en lo musical como en lo lírico.
Un disco de generosas dimensiones que incide sobre los temas predilectos de Nick: la relación entre la pérdida y el paso del tiempo. Este trabajo llega para cerrar la trilogía que inició allá por el 2013 con Push The Sky Away. Sin duda estamos ante una incontrolable fuente de creatividad, que se materializa en una obra grandiosa, transformadora y complejísima. Un disco que busca un lugar entre lo místico y lo terrenal para convertirse en una obra maestra.
BON IVER – i,i
Tres años después del catártico álbum 22, A Million, Bon Iver llega para dar un nuevo golpe sobre la mesa con su nuevo trabajo. i,i, es seguramente el trabajo más delicado y coral de su trayectoria. Un disco que no nace desde el conflicto, sino desde un lugar nuevo e inesperado, con esa emoción e intensidad que tienen las cosas cuando uno vuelve a empezar.
Fruto de sus experiencias vitales, su madurez a nivel compositivo y su incontrolable pasión por la experimentación electrónica, Bon Iver nos regala un disco totalmente disfrutable de principio a fin.