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Series adolescentes, mucho más que un guilty pleasure

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En cualquier conversación sobre series, es fácil llenarse la boca recomendando con orgullo grandes producciones como ‘Chernobyl’, ‘Breaking Bad’ o la siempre omnipresente ‘Juego de Tronos’. Pero quizá suele costar más admitir que estamos enganchados a ‘Riverdale’, que esperamos con ganas la próxima temporada de ‘Élite’ o que seguimos emocionándonos recordando el final de ‘The O.C’.

Sin embargo, las series juveniles nos han acompañado siempre y son un retrato más que interesante sobre los adolescentes y la evolución social. Cada generación cuenta con su serie teenager icónica, desde ‘Salvado por la campana’ en los 80 hasta ‘Sensación de vivir’ en los 90 y ‘Dawson Crece’ a principios de los 2000.

Beverly Hills (Sensación de vivir), una de las series más icónicas de los 90

De hecho, nos encontramos ante toda una amalgama de subgéneros y booms mediáticos: series adolescentes sobrenaturales (‘Buffy Cazavampiros’, ‘Sabrina, cosas de brujas’, ‘Daybreak’), series de institutos americanos (‘Freaks and Geaks’, ‘One three hill’, ‘Popular’), series de institutos españoles (‘Al salir de clase’, ‘SMS’, ‘El Internado’, ‘Física o Química’), series de universidad (‘Scream Queens’, ‘Dear White People’) y mucho más.

A ello hay que sumar la fiebre en los 2000 por series latinomericanas como ‘Rebelde Way’ y ‘Rebelde’ y la explosión de la década de 2010 de la mano de gigantes audiovisuales como Disney con series como ‘Hannah Montana’, ‘Los magos de Waverly Place’, ‘Austin y Aly’ y ‘Sunny entre estrellas’, entre muchas otras.

Pero la diversidad temática no lo es todo, sino que también resulta crucial cómo ha evolucionado la representación de los valores y el papel de las series como vehículo de transformación social.

Las series teenagers como motor de cambio

Animadores sexys, chicos guapos o la típica empollona que da un cambio radical a su aspecto físico para gustar y ser popular. Estos tópicos están presentes en gran parte de las películas y series de adolescentes, un modelo que refuerza estereotipos y roles de género. Sin embargo, y aunque muchos de estos cánones se mantienen, la nueva generación de series juveniles ha ampliado la diversidad de personajes y a otorgar protagonismo a problemáticas sociales.

Uno de los ejemplos más claros es la representación del feminismo, cada vez de forma más explícita. Movimientos como el #MeToo han amplificado su voz en series como ‘13 Reasons Why’, donde se dedica una temporada completa a un juicio por violación y a criticar el cuestionamiento y escarnio público que sufren las víctimas que se atreven a denunciar. O, por supuesto, el más reciente caso de la última temporada de ‘Sex Education’, donde se da una lección de sororidad y lucha feminista común contra el acoso callejero.

Aimee, uno de los personajes más relevadores (y maravillosos) de Sex Education

Pero al igual que las series denuncian situaciones machistas, dan voz a las víctimas y señalan comportamientos sexistas, también se representan múltiples modelos de mujeres, ninguna mejor que otra (desde la dulce Aimee de ‘Sex Education’ hasta la firme Sydney de ‘I am not okay with this’.

Se libera, por tanto, a personajes femeninos y masculinos de los roles de género, ayudando a que los espectadores y espectadoras (en su gran mayoría, perfiles jóvenes) puedan sentirse identificados.

Pero lo más positivo es que la introducción de este tipo de personajes no suele hacerse de forma forzada, al igual que sucede con la naturalización de personajes trans (su máxima expresión es Theo de ‘The chilling adventures of Sabrina’) y LGTBI (por ejemplo, en ‘Riverdale’ resalta la pareja de Cheryl y Tony, dos chicas guapas y populares que desafían el espectro de tópicos bajo el que se suele retratar a las mujeres lesbianas en el cine y la televisión).

Cheryl y Toni, ¿la pareja más TOP de Riverdale? Evidentemente.

De igual forma, también tienen cabida más tipos de familia: multirraciales, monoparentales como ‘Gilmore girls’ o de dos mujeres como las madres de Jackson en ‘Sex Education’.

El bullying es otro de los temas cada vez más recurrentes en este tipo de ficciones, cuyo ejemplo más representativo es ’13 Reasons Why’. Además, se demuestra la idea de que no existen perfiles en el acoso escolar (o en otro tipo de discriminaciones): alguien que se ajusta a los cánones puede ser acosado (Willow en ‘Buffy Cazavampiros’), al igual que alguien con un cuerpo no normativo puede ser villano y acosador como Heather Chandler de ‘Heathers’.

La sexualidad o las enfermedades mentales son solo otras de las temáticas que tienen cabida en las series juveniles, pero lo que está claro es que es fundamental continuar avanzando en este aspecto y representando problemáticas que pueden sufrir los jóvenes.

Al final, acabamos buscando en los productos culturales referentes, sentirnos parte de ellos, encontrar respuestas y sentirnos mejor con nosotros mismos. Por eso, las series adolescentes hace mucho que ya no son un mero entretenimiento, sino una vía de escape para muchos jóvenes.

Por esto y muchas otras cosas, pasarán los años y seguiré reconociendo con orgullo que me sigo enganchando a estas series.

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