El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer: una jornada que conmemora los logros sociales, económicos, culturales y políticos de las mujeres de todo el mundo y, para no olvidar a todas aquellas que dieron y dan su vida por ello. El día también supone un llamamiento a la acción para acelerar la igualdad de las mujeres, que nos dejen de silenciar, borrar, vender, prostituir, acosar, violar, matar.
El documental Woman, es una oda a la mujer y su lucha y, enlaza perfectamente con todo lo que implica el Día Internacional de la Mujer. El director, Yann Arthus-Bertrand, habíamos podido disfrutar anteriormente de su visión en Human (2015): una colección de historias sobre nuestro mundo e imágenes del mismo, que sumerge al espectador en la cuestión de lo que significa ser humano.
En Woman, junto a Anastasia Mikova, que también colaboró con él en el documental anteriormente mencionado, se embarcan en la misión de dar respuesta a la pregunta «¿qué significa ser mujer actualmente?» a través de fuertes retratos visuales de más de 2.000 mujeres de más de 50 países de todo el mundo, captando la diversidad de todas y cada una de nosotras. Con relatos únicos, pero a la vez unidos por el leitmotiv de lo que significa el haber nacido mujeres.
La película se abre con un primer plano de una mujer que habla de cómo ha sobrevivido a los abusos sexuales y a la trata de seres humanos. Vemos su emoción, su dolor y su fortaleza a través de su mirada. Una mirada que te encoge el estómago y te hace empatizar con ella y sentir una impotencia y rabia inconmensurables.
Otra mujer en silla de ruedas nos cuenta que, a pesar de su condición física, se ha conseguido abrir paso y conseguir disfrutar de la de la vida y su gran pasión: la danza. Las mujeres africanas hablan de las horribles experiencias que supone para ellas la mutilación genital femenina. Testimonios de niñas que se han visto obligadas a casarse o a ser vendidas como esclavas sexuales. Mujeres que han quedado física y psicológicamente marcadas de por vida por los abusos o maltratos de sus cónyuges o familiares. Estas terribles historias se intercalan con historias más amables para darnos un respiro.

Se tratan todas las emociones: desde la tristeza, el miedo, la alegría total y el orgullo. Nada se rehúye y nada se esconde bajo la alfombra. Mujeres diversas no sólo físicamente sino socialmente; riendo, llorando, vacilando, poderosas e inteligentes. Resulta catártico y a la vez hace que se te remuevan las entrañas al ver tantas historias con puntos comunes y atrocidades que hacen que se te quite el sueño, más aún.
Testimonios que se te quedan clavados por el uso que hacen sus realizadores al mostrarnos a estas mujeres ante un fondo completamente negro que hace que todo destaque más. Y, no sólo se reflejan todas las emociones sino todos los aspectos por los que suele pasar una mujer a lo largo de sus vidas: la mujeres como madres o no madres; como hijas; como esposas. Y, sobre todo, como luchadoras.
Las mujeres estamos hartas de que ni nos vean ni nos traten como lo que somos: personas. Los testimonios de todas y cada una de las mujeres que se suceden durante el documental se intercalan con imágenes de la naturaleza buscando una especie de símil entre la variedad de la naturaleza y la variedad de mujeres.

Woman intenta reflejar como nos encontramos las mujeres a día de hoy y, la reflexión que se extrae es deprimente. Nos da una bofetada de realidad con lo mucho que queda por hacer. A pesar de los posmos que están desvirtuando el sujeto de la lucha feminista o la ultraderecha que dicen que para qué seguimos con la lucha feminista, si ya lo tenemos todo.
Esto no es así, cada día y a todas horas una mujer es acosada, violada, secuestrada, vendida, obligada a abandonar sus sueños mucho antes de que estos se hayan siquiera podido materializar; millones de mujeres soportan sus vidas, en lugar de elegirlas y moldearlas según sus propios deseos y necesidades.
Es más que obvio que hasta ahora los dominantes son los hombres, pero ya va siendo hora de que nos empiecen a escuchar. No están sólos. Somos más de la mitad de la población mundial y nuestras voces se deben escuchar y respetar. Estamos ya cansadas de tener que demostrar más, de esforzarnos más, de que nuestros deseos y objetivos queden secundados o directamente arrasados; ha llegado un punto que hasta debemos luchar porque no se nos deje seguir llamándonos mujeres. Las mujeres no somos un colectivo, somos personas que merecemos tener plenos derechos.
A pesar de los momentos muy duros que se llegan a experimentar escuchando las declaraciones de las protagonistas de este documental, por encima de todo, es un mensaje de amor y esperanza para todas las mujeres del mundo, en un intento de comprender sus vidas y poner sobre la mesa lo lejos que han llegado y lo mucho que queda por hacer.

Quizá para las que llevamos mucho tiempo en la lucha feminista se nos quede corto, pero para todas aquellas personas que menosprecian el feminismo, su lucha y su necesidad, creo que su visionado les puede abrir un poco los ojos.
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