Ya se ha terminado la primera etapa del Americana Film Festival en Barcelona, que comprendía las fechas del 2 al 7 del marzo. Este primer recorrido nos ha dejado muy buen sabor de boca pese a acudir al evento de manera online y a través de la ventana de Filmin.
Mediante esta plataforma, hemos podido proyectar en nuestras casas una parrilla personal de obras que se han filtrado entre el papeleo, las tareas domésticas y la cobertura de las necesidades primarias (donde entra también la cultura). Esta nueva forma de exhibición nos ha traído una potencialidad que ya preveíamos y que está llamada a ser el timón del cine independiente americano.
Sección Oficial
Driveways: Un verano particular
Al entrar en la película traducida al español como El verano de Cody, logramos incluso localizar un verano de Varda o de Rohmer y me explico a continuación: en el negativo de Andrew Ahn, descubrimos una obra adultísima en la que cabe un tipo de infancia distinta y en la que el personaje de Cody (Lucas Jaye), un niño especial y variopinto, se muda a un nuevo vecindario en el que no encajará, sin contar con un veterano de guerra (Brian Dennehy) con el que entablará una relación tiernísima.
Por su lado, Kin Jin Kim se pone en su modo «cine de auteur» (que ya pudimos ver en la obra de Kogonada: Columbus) y roza el intimismo tan peculiar que ya subyace en su obra fotográfica con toda su fragancia. Es aquí donde se refleja el método detallista y conmovedor de una crónica en la que los prejuicios y los resquicios xenófobos y racistas de un país como es Estados Unidos muestran sus costuras, de una forma tan delicada y fina que sorprende.
Poética y sensible al nivel de los detalles nimios del verano, una estación tan apreciada en el séptimo arte; en Driveways entran el perdón y la compasión de un lugar asolado por el silencio, con un ya fallecido Dennehy y su carta de despedida a la vida.
Black Bear: El metaguión sobre el cine meta
Como adelantamos ya en nuestro primer artículo sobre este festival, una de las cintas explosivas que cayeron sobre la cabecera de films era la nueva producción/interpretación de una más que querida por todos Aubrey Plaza. En esta obra del director estadounidense Michael Levine, encontramos a una cineasta interpretada por Aubrey, quien en un bloqueo creativo decide alojarse en una cabaña donde vive otra pareja (Cristopher Abbott y Sarah Gadon) para buscar la inspiración, sin saber muy bien que quizás lo que encuentre sea el caos.
Con el oso negro como señuelo, y otras pistas que se van drenando poco a poco, la historia parece dividirse en hojas de un bloc, cada parte con su título subrayado. El film ofrece un bucle cinematográfico, que no temporal aunque lo parezca, en el que se dan perspectivas contraproducentes sobre la figura de la mujer en el cine y los métodos abusivos tras los rodajes. Si estás en contra de esa famoso lema de Woody Allen: «cualquier medio, o técnica, es justificado para lograr un trabajo potencial», esta es tu película.
Shithouse: El fin del concepto de la generación de cristal
La ópera prima de Cooper Raiff, quien también se encarga de la escritura del guion, el montaje y la interpretación protagonista, es una oda a la generación a la que pertenecemos muchos de aquí: la Generación Z. Un coming of age tardío que podría seguir la estela de Linklater y, más específicamente, el desvío de Boyhood.
Alex, un estudiante de primer año, siente que no encaja en la universidad y, a través de conversaciones con su oso de peluche (sí, la cosa va de osos), está al borde de dejar el sistema educativo para volver a su nido materno. Allí conocerá a Maggie (Dylan Gelula), una chica en la que descubre algo muy especial.
Hablar de nuestra generación siempre conlleva el peso del adjetivo frágil. Un lastre pasado por el resentimiento de generaciones antecesoras que quizás no tuvieron nuestra comodidad, pero tampoco aprecian nuestra visión hacia un futuro más inclusivo. Aquí es donde Raiff grita, exclama, que no somos una generación burbuja y pasiva, que sólo estamos aquí coexistiendo con otras épocas y afrontando un devenir muy difuso. Un aprecio al esfuerzo de la responsabilidad social y la toma de conciencia de unas chicas y chicos venidos desde mediados y finales de los 90, que se abren paso en el mundo como pueden. Nada nuevo y muy innovador.
Sección Documental
Stray: Perretes por Turquía
Los perros protegen a los humanos, no para que no le quiten sus bienes, sino para que no les roben su integridad.
Desde el minuto uno, en este largometraje documental se nos avisa de lo que vamos a divisar tras la mirada perruna y de lo que debemos aprender de nuestros compañero peluditos. Con la situación actual de los sirios en Estambul como trasfondo político, esta revisión de la capital turca sigue a 3 perros callejeros por las calzadas (1 cachorro y 2 adultos) que vivirán toda una odisea desde la cara más pobre de la humanidad, hasta lo más bello de la pureza animal. Charles Bukowski dijo una vez: «a single dog walking alone on a hot sidewalk of summer appears to have the power of ten thousand gods. Why is this?» y creo que este reportaje de 72 minutos es la respuesta a su pregunta.
Bloody Nose, Empty Pockets: El año del descubrimiento yanqui
Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas.
Así empieza este largo que parece una cuasi ficción sobre la despedida del pub situado en Las Vegas »The Roaring 20s». Muchos de los personajes que pasan por delante de la lente llevan acompañando a esta barra desde hace más de 15 años, otros han crecido en ella y otros, simplemente, han vivido en sus sofás. Como un reflejo de todo lo que es, ha sido y será Norteamérica: pasando desde actores fracasados, a veteranos de la Guerra de Vietnam, o jóvenes fumando marihuana a escondidas, la cámara viaja sobre la nostalgia de un lugar como una tabla de surf por las olas.
Hacia el final, uno de los protagonistas comenta: «It was a nice place here» y es que todos hemos tenido un lugar donde obtuvimos fijeza y pasamos a lo móvil, en una separación dolorosísima. Un documental rodeado de chupitos, bourbon y borrachos discutiendo que os va a emocionar más de lo que creéis. Os lo prometemos.
Sección Discoveries y otras recomendaciones en el tintero
Para acabar, no podíamos dejar pasar algunas películas que también nos han sorprendido y que se encuentran o bien en el limbo del festival (sin una ubicación exacta), o bien en la Sección Discoveries, o en la ya tratada Sección Oficial.
Mención especial para una de las primeras obras más reconocidas de Sean Baker: Starlet; cinta que indaga en la relación entre el interés y el altruismo de una chica joven que encuentra un montón de dinero en el jarrón de una anciana. También, en repaso al 2015, nos topamos con el estreno de Matt Sobel en el mundo de la dirección, Take Me to the River, una creación retorcidísima que deja un cuerpo similar al de The Hunt de Vinterberg, lleno de escalofríos.
Finalmente, se abren paso dos historias estrenadas en este último año. Por un lado, We Used to Know Each Other de Putka, algo así como un guiño a Coppola y Lost in Translation, donde la barrera de desconexión no se encuentra en el lenguaje, sino en el idioma del mundo emocional humano. Un paseo de nudos que nos dejó algo confusos y que creemos que es lo que premia de sus escuetos encantos.
Por otro lado, tenemos Buck Alamo (a lo Lucky de John Carroll Lynch) donde un músico country es diagnosticado con una enfermedad terminal y, en sentido de redención, decide visitar cada uno de los atisbos negativos a los que dio de lado en su pasado. Cinta emocional, con reflexiones existencialistas y un final muy fuera de lo común.
Ahora el testigo del Festival pasa de Barcelona a Madrid, sede que recogerá el guante desde el 12 al 14 de marzo. Mientras, Filmin sigue en primera línea de batalla y nosotros con ellos.