Este domingo 13 de junio concluyó la 24 edición del Festival de Málaga. El primer evento que volvió a la presencialidad del año tan distópico que fue 2020, ha retomado su andadura en el ciclo de los festivales por este extraño mundo que se nos ha quedado. Con su eslogan: Cultura SÍ, pero segura, se han proyectado alrededor de 123 productos audiovisuales entre las sedes del Teatro Cervantes, Teatro Echegaray, Cine Albéniz y Centro María Victoria Atencia. A lo largo de 10 días y con una alfombra roja plagada de caras bastantes conocidas en el panorama nacional.
De este contenido, podemos resaltar muchísimas óperas primas y directores y directoras jóvenes. También se ha reivindicado un séptimo arte repleto de mujeres cineastas que han liderado la cartelera y el palmarés. De estos premios, la Biznaga de Oro a mejor película española ha sido para Agustí Villaronga y El vientre del mar (liderando con 6 premios); mientras que la Biznaga de Oro a mejor película iberoamericana ha ido a parar a Juan Pablo Félix, por su ópera prima Karnawal.
La triunfadora, sin lugar a dudas, ha sido Filmin que, sumando los 6 premios de su producción El vientre del mar, se ha llevado también la Biznaga a mejor montaje y el premio del jurado por Destello Bravío de Ainhoa Rodríguez. Un éxito total que traza un nuevo camino en este Festival, ya que estas dos últimas triunfadoras tienen un peculiar concepto del cine de autor. Crípticas, abstractas y cargadas de mensaje político, parece ser que las plataformas también se hacen con los eventos de cine aquí en España.
Con tanta cantidad de cine, y aunque hemos cubierto de cerca este Festival con 5 artículos, creemos que algunas piezas claves se nos han quedado en el tintero. Es por ello que, a continuación, os dejamos las 5 películas que no os debéis perder del 24 Festival de Málaga. Un rotundo éxito que se alargará en los próximos meses con el estreno de estos largometrajes en cines.
Sevillanas de Brooklyn: el humor que combate estereotipos
El director Vicente Villanueva, creador de grandes producciones como la serie Señoras del (H)AMPA o la película Toc Toc, ha vuelto a acertar con esta comedia especialísima que ha agradado a gran parte de la prensa. Para evitar el desahucio, la madre de una familia sevillana decide participar en un programa de acogida para estudiantes estadounidenses.
Es así que Ariel (Sergio Momo), el estudiante de intercambio, llega a un barrio obrero que contrasta con los lujos yankees. Con toda clase de prejuicios, Ariel y Ana (Carolina Yuste), la hija mayor de la familia, se llevarán como el perro y el gato intentando convivir bajo el mismo techo y en tan diferentes culturas.
A partir de esta premisa tan peculiar, Villanueva desarrolla una historia en la que los contrastes son vitales. Disparidades entre bromas pesadas y gags retorcidos, que chocan con la luminosidad y el buenrollismo que irradia este largometraje.
También, como toda buena comedia, se complementa con una realidad social precaria, porque al fin y al cabo hablamos de una familia en las puertas del desahucio. Pero todo incluido en su justa medida, sin sobrepasarse pero sin contenerse. Por desgracia, se ubicó fuera de concurso dentro de la Sección Oficial, así que creemos justo incluirla entre estas recomendaciones que cierran el Festival. El 20 de agosto en cines.
Destello Bravío: otra mirada a la España Vaciada
Las mujeres de una pequeña localidad rural de Extremadura, azotada por la despoblación y el desarraigo, viven entre la apatía de su día a día donde nada extraordinario ocurre. Envueltas bajo el profundo deseo de vivir experiencias liberadoras, estas señoras intentan reencontrarse con el lugar que las vio crecer y donde, en algún momento, fueron felices.
Mediante esta sinopsis un tanto críptica, la abstracta obra de Ainhoa Rodríguez se ha colado en esta Sección Oficial del Festival de Málaga, llevándose la Biznaga al mejor montaje y el Premio especial del jurado. Rodada casi por completo en cuadros fijos estupendamente seleccionados.
Los característicos personajes del pueblo se mueven por la pantalla del cine como queriendo salirse de los bordes, como queriendo estar en otro lugar. Esta fue nuestra sensación en el pase de prensa multifallido (ya que tuvo que iniciarse casi 3 veces por errores en el cuarto de proyección), que si bien inquietó a los espectadores en sus butacas, también le dio un jugo bastante especial a lo que ya de por sí fue la extravagante experiencia en sala de este film.
Es curioso ver cómo películas de este corte se están abriendo paso en la categoría madre del Festival de Málaga, ya que si bien el año pasado vimos como algunas obras más contemplativas (Lúa Vermella de Lois Patiño) derivaron en la sección Zonazine; en este caso no. Un cambio de paradigma a remarcar, sin duda. También una nueva visión sobre nuestros pueblos despoblados y el cine como catalizador. Se estrena ya mismo, no podéis perder la oportunidad de ver esta joya del cine español a partir del 18 de junio en salas.
Las consecuencias: los tabúes y una isla en el mar
La ganadora de la Biznaga al Jurado de la Crítica nos trae una historia donde un abuelo (Alfredo Castro), una madre (Juana Acosta) y su respectiva nieta/hija (María Romanillos) viajan a su antigua casa en medio de una isla casi desierta. Huyendo de una reciente muerte familiar, estos tres personajes desentrañarán un pasado turbio y silencioso que, rodeado del oleaje del mar, parece que se ensordece.
La segunda obra de la directora Claudia Pinto, además se ha consolidado en el palmarés de esta 24 edición con una Biznaga sorpresiva para el talento emergente de María Romanillos, ganadora a mejor actriz de reparto. La cineasta chilena ha plagado su largometraje de secretismos y es algo que en parte agradecemos. El cine no necesita tanto de escenas brutalmente explícitas, porque se pueden dejar las pistas necesarias para narrar lo mismo.
Claudia Pinto expone esta idea mediante el simbolismo del mar y su sonido milimétrico y estudiado, cómo estas huellas que se van dejando, tienen que ser encontradas y unidas por el mismo espectador que las ve. La conclusión en sí de su clímax es otra consecuencia más que el espectador deberá desvelar e interpretar. Ya que estas consecuencias vienen de los tabúes muy callados y rompen en las orillas de esta isla familiar, donde gritan. En cines el 17 de septiembre.
Chavalas: un canto a una misma

Marta (Vicky Luengo), una jóven fotógrafa que vive en el centro de Barcelona, pierde su trabajo y se ve obligada a volver al barrio de Cornellá, donde se ha criado junto a sus mejores amigas: Desi, Soraya y Bea. La vuelta a su antigua vida sacudirá a nuestra protagonista en una montaña rusa de emociones donde los prejuicios y la aceptación juegan un papel fundamental.
Amor, sororidad y madurez son tres palabras con las que podría describirse la ópera prima de la barcelonesa Carol Rodríguez Colás, que, durante la hora y media de duración del largo, demuestra saber qué quiere contar y cómo quiere hacerlo. La mejor baza de Chavalas es su precisión para contar una historia de autoaceptación sin involucrar terceras personas o subtramas amorosas que entorpezcan la trama principal.
Chavalas te incita a abrazarse a ti mism@ y no huir de quién eres, de dónde vienes y cómo eres. El sentimiento de fracaso, las expectativas y la sensación de estar estancado en un mismo punto son otros de los subtemas que trata la película y refleja no solo en su protagonista, sino en sus fieles amigas.
Además de un tono cómico muy divertido y agradable, otro de los puntos fuertes de Chavalas es su reparto. Mujeres carismáticas y versátiles dan vida a personajes muy humanos y llenos de matices. El trabajo de Vicky Luengo, Ángela Cervantes, Elisabet Casanovas y Cristina Plaza es brillante y transmite verdad en cada escena. En especial, el de Carolina Yuste demuestra que estamos ante una actriz todoterreno, con un abanico de posibilidades infinitas en el mundo de la interpretación.
Las mejores familias: secretos, mentiras y un fuerte mensaje social

En medio de los tumultos ocasionados por una manifestación popular, Alicia y Carmen, las matriarcas de sus respectivas familias, organizan una fiesta de cumpleaños en la que reunirse con toda su prole, incluso los que viven al otro lado del charco. Lo que desconocen estas dos burguesas es que la velada sacará a la luz secretos que llevan años enterrados, colocando así a sus familias en una situación llena de tensión, mentiras y reproches.
El largometraje del peruano Javier Fuentes-León es una clara demostración de cómo hacer una película elegante, narrativamente concisa y gratamente entretenida, sin perder por el camino el punto más importante: un fuerte y actual mensaje social y una crítica incisiva en contra de los prejuicios de la sociedad en la que vivimos tanto bajas como altas esferas.
Las mejores familias es una película redonda. A niveles narrativos y técnicos, hablamos de una obra sobresaliente, destacando su fotografía y montaje. Su elenco coral no podría sustentarse sin el trabajo mayúsculo de las señoras de la casa, Gracia Olaya y Grapa Paola. Resulta hipnótico ver a estas dos bestias de interpretación llevar las riendas de la familia, de la película y, si me apresuras, del propio público. El resto de compañeros de reparto también hace un trabajo magnífico, en especial Tatiana Astengo, y proporcionan a la película unos matices muy interesantes a la hora de analizar los personajes de esta obra.
La 24ª edición del Festival de Málaga ya ha llegado a su fin, y con ella este recital de nuestro cine. La próxima cita en la costa del sol tendrá lugar en marzo del año que viene, donde esperamos volver a encontrarnos con una gran selección de contenido audiovisual para mel 25º aniversario del festival.
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