La espera se nos hizo eterna a todos los que esperábamos ansiosos volver a reencontrarnos en el Auditorio Cortijo de Torres al son de la mejor música y el sol malagueño, pero al fin hemos tenido nuestra dosis de Oh, See! anual, y no podíamos imaginar un mejor resultado. El calor casi veraniego nos acompañó ambos días, pero en absoluto impidió que cientos de asistentes disfrutáramos de dos jornadas llenas de música, baile y mucho sudor.

Mujeres dio el pistoletazo de salida a un intenso primer día de festival. A pesar de tocar a primera hora, el trio catalán tenía delante a un público muy entregado, que los acompañó fielmente en cada canción. El grupo de Garage Rock nos regaló una hora de puro sudor y ruido que nos recordó a la esencia del rock más clásico. Aunque ya cuentan con una buena trayectoria, los catalanes se están convirtiendo en una apuesta segura para todo aquel festivalero que quiere bailar hasta desfallecer.

 Uno de los momentos más esperados del festival fue la aparición de Alizzz. Con su nuevo LP fuera, y habiéndose ganado una reputación de artista multitalentoso gracias a sus trabajos como productor y cantante, las expectativas estaban muy altas. Pero Cristian se merece cada elogio y buena palabra porque su música suena en directo tan bien como lo hace en nuestros auriculares y porque disfruta de cada directo tanto como nosotros.

A pesar de no tocar en hora punta, nos enamoró a todos los presentes con su carisma y buen rollo. Acaba de comenzar su tour festivalero, pero ya estamos deseando que todo le vaya de maravilla y podamos volver a verlo más pronto que tarde por Málaga.

La Puta Rave fue toda una experiencia religiosa. Una fiesta destinada al disfrute más carnal y sensorial. Un cambio de tercio muy radical y arriesgado para Zahara, a la que acostumbramos a ver en terrenos más íntimos o indies.

Con su show, demostró mucha pasión por su nuevo espectáculo y mucha versatilidad a la hora de adaptar sus canciones a esta nueva corriente más electrónica y eléctrica. Esta decisión puede ser controvertida, pero lo que está claro es que la cantante no dejo ni a sus fieles ni a sus detractores indiferentes con ella.

La actuación de los míticos Lori Meyers fue el estallido de éxtasis que terminó de rematar la noche del viernes y que dejó a los festivaleros sin aliento. Aunque no hace mucho desde que estos andaluces vinieron al Teatro Cervantes para dar un concierto más íntimo, echábamos de menos esa energía desbordada que transmiten en sus directos más festivaleros.

El setlist elegido era el sueño de todo fanático del grupo, especialmente para aquellos que no queríamos que nuestros pies tocasen el suelo de tanto saltar. Noni y compañía hicieron un recorrido perfecto por su discografía: temas clásicos y canciones nuevas, y todas escogidas con la misión de que su público no parase ni por un segundo.

Llegó el sábado y las ganas de pasarlo bien estaban más presentes que nunca. Cupido nos sorprendió desde bien temprano, a las cuatro de la tarde tenían al público hipnotizado con sus melodías pop y el magnetismo de su líder, Pimp Flaco.

Ni el sol, ni el calor apagó la fiesta que montaron los chicos de moda. Sus fans, que llevamos siguiéndolos religiosamente desde Préstame un sentimiento, nos dejamos la voz con ellos, y caímos rendidos ante la magia de su directo.

Faltan muy pocos días para que salga su segundo disco, Sobredosis de amor, pero ya nos adelantaron un par de temas en el directo del sábado y sonaban tan bien como todo lo que hacen. Su actuación fue el precedente perfecto para la fiesta que iba a montarse durante la segunda jornada del festival.

El cuarteto Ginebras ofreció un espectáculo muy dinámico y divertido. Su música es de esas que transmite buenas sensaciones y te motivan a pasar un buen rato. Escucharlas en directo significó elevar aún más ese buen rollo y alegría. Tanto es así, que tenían el auditorio a reventar: los espectadores vibraban al ritmo del pop y las letras más pegadizas.

La mayor concentración de sudor la vivimos con los chicos de Carolina Durante. Volvieron al mismo escenario casi tres años (y una pandemia) después, y el público se desbordó: pogos y mucho ruido acompañaron a los de Madrid, que se dejaron el alma en el escenario.

Su nuevo álbum, Cuatro Chavales, es una firme demostración de intenciones. Sus letras siguen siendo tan agudas y generacionales, y sus melodías siguen sonando con la misma intensidad de siempre. Este grupo vino para quedarse y lo reafirman en cada directo, nacieron para esto. Larga vida a Carolina Durante y larga vida a su rock.

El cierre de la fiesta más indie de Málaga se lo encargaron a las Nancys Rubias y Fangoria. Expertos en hacer al público bailar, ninguno de los dos grupos falló en su cometido. Las Nancys y sus “covers” de canciones de Mando Diao o Blondie mantuvieron al público de pie después de una jornada muy intensa. Fangoria, por otro lado, no solo dio un espectáculo vocal, sino visual. El juego de luces y las coreografías de los bailarines nos dejó boquibiertos.

La organización del Oh, See! tampoco ha fallado, gracias a ellos hemos podido gozar de una vuelta a los festivales tal y como los conocíamos antes de la COVID. Una vez más, hemos podido ver el compromiso que el Oh, See! tiene con las familias y con el disfrute de los más pequeños. Es verdaderamente un placer trascurrir por el recinto y observar que en este festival hay huecos para todas las personas de todas las edades.

Nos lo hemos pasado en grande y estamos deseando que llegue una nueva edición del Oh, See! Tras el Sold Out de este año, la organización no ha tardado en confirmar la próxima cita: el 26 y 27 de mayo de 2023 nos volveremos a ver las caras en la cuarta edición del festival, que seguro que nos dejará pasmados con su cartel. Hasta entonces, os deseamos un verano de festivales y mucha música. ¡Nos vemos el año que viene!

*Ginebras. Foto de portada de Carmina Hace Cosas