Los dramas clásicos del cine se caracterizan por dos variables muy vistas: un tórrido romance, en el que se hace “lo que sea” por la otra persona, y un triángulo amoroso, en el cual, generalmente, uno de los “integrantes” es ajeno a todo lo que está ocurriendo. Sin necesidad de irnos a títulos añejos, la francesa Nicole García (conocida por El Sueño de Gabrielle y El adversario) nos trae a la gran pantalla esta misma fórmula en su nueva película Los Amantes.
Un título que ya prevé todo lo que está por venir y que adelanta la situación de sus dos protagonistas: Lisa (Stacy Martin) y Simon (Pierre Niney). Con una relación que empezó en la adolescencia, las circunstancias de la vida los llevará a separarse para, años más tarde, ver que sus caminos vuelven a cruzarse, ya cuando Lisa está casada con un hombre rico. Este encuentro no revivirá solo la llama de su amor, sino que traerá a la palestra eventos del pasado que los cambiaron para siempre.

A pesar de la sencillez de su historia, la forma en la que está construida refleja a la perfección la evolución de todos los personajes, comparándolos con un estatus social. Entre el mundo de los ricos y los pobres, vemos una clara representación de cada uno de ellos: Simon y Leo en los extremos (pobres y ricos) y Lisa en medio, navegando entre dos mundos que tanto le dan y le quitan al mismo tiempo. Todo esto, supone un reflejo claro de sus intenciones a lo largo de todo el filme.
Esto además se refuta con la división de la película en tres partes, cada una representando los escenarios donde se desarrolla toda la historia. Empezando por París, y el inicio humilde de la pareja adolescente; siguiendo con la Isla Mauricio, donde se ve el salto en el nivel de vida de Lisa al casarse con Léo; y, por último, Ginebra, el punto medio en el que todos se «quitan las caretas», se dejan llevar y donde el espectador puede ver qué esconden detrás.

Sin embargo, y aunque la película tiene muy buenas intenciones, la historia no termina de elevarse más allá de un thriller sobre la burguesía, la pasión manida y los excesos que tan acostumbrados estamos a ver ya en la pantalla. Sin ninguna nueva fórmula, ni nada diferente que la haga brillar.
No todo es malo: Los Amantes tiene sus buenos momentos, y cuenta con un reparto maravilloso, especialmente sus dos figuras masculinas, Pierre Niney (Yves Saint Laurent, Black Box, 20 años no importan) y Benoît Magimel (La Pianista, Pequeñas mentiras sin importancia, Peaceful).
Sin embargo, ni su brillante interpretación consigue reflotar esta historia “vacía”, de la que se intenta extraer algo que tiene. Una fórmula que vuelve a recordarnos la vieja idea de que a veces el amor “no todo lo puede” y que elijas lo que elijas, como le ocurre a Lisa, puedes terminar muy mal parada.