En la localidad portuguesa de Vilar de Mouros, se celebra desde el año 1971 un maravilloso festival de música. Un festival que año tras año ha ido creciendo, convirtiéndose en un referente a nivel internacional. Durante los días 25, 26 y 27 de agosto hemos tenido la suerte de poder disfrutar con su propuesta musical. Aquí os dejamos la crónica con los momentos más destacados vividos en estos días.

Empezamos el festival con Battles, el dúo neoyorquino formado por John Stainer e Ian Williams, encargados de abrir el palco principal con una propuesta divertida, energética y muy bailable. Su sonido experimental vinculado al math rock, mantiene el ritmo, la espontaneidad y ese inusual sentido de la melodía y de la estructura musical que tanto les caracteriza.
Un directo incendiario, antesala perfecta de este gran festival. Su sonido es tremendamente efectista gracias a sus millones de juegos sonoros, maquinitas diversas y pedales. Loops imposibles, guitarras que suenan a teclados, teclados que suenan a los mandos de una nave espacial y, sobre todo, la constante repetición de sus melodías con la que elaboran la base de su sonido. Una fórmula infalible para convencer y disfrutar.

Llega el momento de acercarnos a un mito de la música. Gary Numan, el niño prodigio del electric pop, sube al escenario con su icónica imagen, su lánguida mirada y su personal presencia escénica, para dejarnos un directo imborrable. Creador del synth-pop y del rock electrónico más oscuro, Numan ha influido enormemente en bandas como los Nine Inch nails de Trent Reznor o en artistas como Marilyn Manson, con su sonido experimental y oscuro.
Tremendamente comprometido con su tiempo, Gary señala al ser humano como culpable único de la actual destrucción del planeta y responsable de su propio drama, mostrándose en directo tremendamente reivindicativo, distópico y muy oscuro, no solo conceptualmente sino también a nivel sonoro y escénico. Con una estética propia de la postapocalíptica Mad Max, Numan provoca y remueve emociones demostrando que continúa en perfecta forma.

Un directo impecable de un trabajador incansable y libre al que no le preocupa encajar ni satisfacer a las masas porque lo suyo es eso, algo inclasificable, verdadero, único y personal.
Tras un paseo por la zona de restauración, nos dirigimos a ver uno de los directos más esperados del festival. Reconocemos nuestra falta de objetividad a la hora de acercarnos a Placebo, una de esas bandas que triunfaron en los noventa y con cuyos hits much@s hemos crecido y bailado. Así que tener la posibilidad de verlos en directo es sin duda un momento muy especial y nostálgico.
Nacidos cuando el brit pop era mainstream, los chicos de Placebo prefirieron adentrarse en un camino sonoro más oscuro y complejo, creando un sonido a medio camino entre el grunge y el dark noise, único y personalísimo. Un estilo en el que fusionan el sonido guitarrero más punk con el glam rock, a la vez que incorporan ritmos electrónicos llenos de sofisticación.
Ocho años después desde la publicación de Loud Like Love y con el recién estrenado Never Let Me Go, la banda de Brian Molko llegó, pero desafortunadamente no convenció. Más preocupados por evitar la presencia de los medios y por impedir que se pudiera retratar el evidente paso del tiempo en sus rostros, en ningún momento se mostraron cómodos sobre el escenario, y su conexión con el público fue la justa y estrictamente protocolaria.
A pesar de que los asistentes a Vilar de Mouros permanecían entregados y coreaban enloquecidos sus celebérrimos hits, el sonido hiper prefabricado y el abuso del reverb para redondear el sonido y suplir la falta de potencia vocal de Brian, dejaron en el ambiente un directo descafeinado que, lamentablemente, no cumplió con las expectativas previstas.

Con cierto sabor agridulce, esperamos ansiosos el siguiente directo. Sube al escenario una de las bandas más importantes dentro de la escena pop inglesa de los últimos veinte años. Gracias a discos como Suede, Dog Man Star o Head Music y a canciones que ya forman parte de la banda sonora de varias generaciones, como la atemporal Beautiful Ones, Suede tiene por derecho propio un sitio entre los grandes.
Brett Anderson como voz, Bernard Butler a la guitarra, Matt Osman al bajo y Simon Gilbert a la batería, son Suede y llegan a Vilar de Mouros para regalarnos sus guitarras encendidas, ciertas dosis de romanticismo y una voz preciosista y ambigua.

Sus letras llenas de angustia, sexualidad y drogas, sus sonidos emocionales y la exagerada teatralidad de su directo, se unen a la personalísima voz e incombustible presencia de Brett, creando el sello diferencial de la banda. Acomodados dentro del sonido britpop, se han convertido en una de esas bandas con una identidad tan clara, que han influenciado a todo un estilo musical.
Envolviendo el escenario con dosis extra de energía, Suede ofrece un directo hiperinteligente, meditado y preciso. Lleno de adrenalina y pluscuamperfecto a nivel vocal y sonoro, Suede nos regaló su mejor versión, apabullando y demostrando lo importante que es tener intención y pasión, cuando pisas las tablas de un escenario. Un auténtico regalazo.

Pero Vilar de Mouros también tiene su espacio destacado para sus artistas nacionales. Se sube al escenario The Legendary Tigerman o lo que es lo mismo, Paulo Furtado, para presentarnos en directo su último disco, el magnífico Misfit. El primer trabajo en la carrera del músico en el que abandona el formato one man band, contando con la participación de Filipe Rocha al bajo, y João Cabrita al saxofón.
Un directo donde el artista portugués da rienda suelta a su amor por los sonidos latinoamericanos, el cine, la fotografía y, por supuesto, al rock and roll. Blues espectral, guitarras garajeras, y un sonido underground que nos demuestra que en Portugal también se cocinan cosas más que interesantes.

Con el recinto del festival batiendo retos históricos, llega otro de esos momentos absolutamente inolvidables. A sus 75 años, damos la bienvenida a una leyenda: Iggy Pop. El cantante y líder de The Stooges, es historia presente de la música y el creador por derecho del punk rock.
Mito superviviente de la tríada Bowie y Reed, Iggy demuestra estar en perfecta forma, con unos niveles de energía y adrenalina que bien pudieran parecer propios de otro planeta. Aunque empieza el concierto trajeado y sobrio, al poco tiempo se queda con el torso desnudo, regalándonos ese exhibicionismo y contoneo sexual que tanto le gusta y es que, a pesar de tener la piel arrugada y marcada por las cicatrices del tiempo, Iggy sigue transmitiendo aún toda la rabia rebelde del que fue icono del rock más salvaje.

De punky politoxicómano con mentalidad suicida, ha pasado a ser un señor mayor que sabe dar lo mejor de sí mismo con absoluta dignidad y admirable entrega. Demostrando que su personal voz sigue intacta a prueba de directos, nos regala temazos como Lust for life o The passenger, que desatan una locura total entre un público absolutamente entregado.
El tiempo pasa, pero él permanece como pocos. Sabedor de que en el Olimpo de los grandes le espera un sitio preferente, afortunadamente nos queda mucho Iggy Pop para tiempo. A sus pies, maestro.

Con las neuronas a punto de ebullición y sin apenas tregua para reposar lo vivido, cerramos el festival con otra de esas bandas que han escrito una de esas páginas doradas de la historia de la música.
Hace unos años, pudimos disfrutar en este mismo escenario del directo en solitario de Peter Murphy. Ahora en 2022, regresa a Vilar de Mouros con su banda Bauhaus. Junto a Daniel Ash y Kevin Hasins, nos muestran su rock gótico y su personal reinterpretación del punk.
Padres del darkwave, parecía imposible su reencuentro después de su agria segunda separación en el año 2007, donde juraron lo que parecía ser “un nunca jamás”. Afortunadamente las palabras se las lleva el viento y están de regreso.

Hemos tenido el privilegio de disfrutar sus nuevos temas como Drink The New Wine y algunos de sus celebérrimos clásicos como, Double DareSpy In The Cab, Stigmata Martyr pero sin olvidarse de clásicos como Bela Lugosi´s Dead para finalizar con el archiconocido tema Ziggy Stardust como broche de oro a la noche.
Verlos pulverizar su repertorio es todo un lujo. Con una puesta en escena donde el goticismo y la oscuridad estuvieron presentes en todo momento, su teatralidad lumínica enmarca a la perfección su directo. Un directo donde Peter Murphy todavía presume de impoluta voz, conservando, elegancia, actitud y esa aura que les hizo y les hace especiales, demostrando que pasan los años y ellos permanecen inalterables.
Finaliza esta nueva edición de EDP Vilar de Mouros 2022 con conciertos que permanecerán imborrables en nuestra memoria. Nos vemos en 2023.