Halloween está a la vuelta de la esquina y todos sabemos lo que eso significa: una noche llena de monstruos, fantasmas y, sobre todo, sustos por doquier. Sin embargo, como el panorama actual ya nos tiene acostumbrados a suficientes “historias de terror”, en la redacción de No Submarines, hemos decidido ir más allá y recopilar aquellas películas que hablen sobre estos miedos modernos. Miedos a los que hemos tenido que aprender a enfrentarnos en el día a día. ¡No te olvides de pillar palomitas! ¿Listos? ¡Vamos allá!
1. Midsommar (2019) – Lidia Baños

Tras la muerte de su hermana a causa de un suicidio, que se llevó también consigo a sus padres, Dani (Florence Pugh) está sumida en el dolor y no encuentra nada que le reconforte, ni siquiera su novio Christian (Jack Reynor). A veces, para intentar lidiar con el duelo, hacemos cosas a la desesperada que puede que ni nos apetezcan, y ese es el camino que toma Dani al decidir irse con su pareja y los amigos de este a vivir una curiosa celebración en Suecia: el Midsommar.
En este punto es donde entra en juego el folclore nórdico y la maestría de Ari Aster para inspirar terror a plena luz del día. Pero, más allá de ciertas escenas gore y del simbolismo mitológico, Midsommar es un viaje por la cruzada de Dani: por un lado, su forma de sobrellevar el duelo y, por otro, su constante sensación de resultar una carga para Christian y de no sentirse apoyada por él. Y es que, sin saberlo, está embarcada en una relación tóxica de casi cuatro años.
No vamos a hacer spoilers del desenlace de esta relación, pero sí aplaudir a esta joya del género por representar tan bien estos dos terrores que muchas veces hemos padecido en nuestra vida y demostrar cómo, a veces, nuestro mayor enemigo es quién creíamos que era nuestra alma gemela. Midsommar es, en definitiva, un «Amiga, date cuenta» en toda regla.
2. Relic (2020) – Maite López

Cuando Edna (Robyn Nevin) desaparece inexplicablemente, su hija Kay (Emily Mortimer) y su nieta Sam (Bella Heathcote) se apresuran a ir a su encuentro a la casa de campo familiar, donde aprecian ciertos detalles sintomáticos de la progresiva demencia que la abuela padece. Pero cuando Edna reaparece tan misteriosamente como desapareció, su comportamiento preocupa a Kay y Sam que empiezan a dudar de si todo ha sido producto de la demencia o de una presencia malévola en la casa que la está poseyendo.
Inspirada en su propia experiencia vital, la debutante Natalie Erika James realiza con Relic un relato intergeneracional en clave de terror sobre los miedos de enfrentarse a la vejez y la demencia, y del proceso psicológico doloroso que vive la familia al presenciar el deterioro físico y mental de un ser querido –como un duelo en vida, por así decirlo–.
En una sociedad como la nuestra, inmersa como está en el culto al cuerpo y a la juventud y los valores positivos de vitalidad y bienestar asociados a ella, hacen que esta idea de enfrentarnos a la mortalidad –tan particular y universal como es– adquiera un nuevo significado. Quizá sea por ello resulta tan fácil conectar a nivel emocional con una historia como la de Relic.
Con una mezcla de sentimientos que van de lo aterrador y asfixiante a lo emotivo y conmovedor, el último tramo de película es arrollador.
3. Censor (2021) – Álvaro Campoy

Ya pudimos ver esta película en la edición 31 de Fancine y es imposible no regresar a ella de vez en cuando por el tema tan actual que retrata. La censura es, a día de hoy, un asunto de debate en todos los sentidos. Tuvimos la última polémica de La Sirenita (Rob Marshall, 20203) hace poco con lo de su protagonista negra, también hubo confrontación con la remasterización de lo que El viento se llevó (Victor Fleming, 1939) y sus escenas predominantemente racistas, y a ellas se liga solo un término: la desaprobación.
Y de esta idea parte Prano Bailey-Bond para dirigir su ópera prima en la que sigue la historia de Enid (Niamh Algar), una censora cinematográfica —de las que se dedicaban a ver películas para sesgar escenas prohibidas por el régimen de la Thatcher— que investiga la extraña desaparición de su hermana después de encontrar una chocante cinta recibida en su trabajo. Con tonos de thriller en ocasiones, la película rodada en sintonía al VHS —con el granulado de la imagen a tope— termina por ser de un terror psicológico que no deja a nadie insatisfecho.
¿Hasta dónde aguanta un ser humano ante tanta crueldad cinematográfica? En esta película se abre un melón bastante interesante y que es el pan de cada día de cualquier cinéfilo dentro de las redes. ¿La ética de cada uno puede ser jueza de lo que mostrar y lo que no? La película de Prano oscila entre esas dos caras, donde saca a relucir lo más terrorífico del séptimo arte.
4. She Dies Tomorrow (2020) – Patricia López Delgado

La película escrita y dirigida por Amy Seimetz parte de la premisa de que su protagonista Amy (sublime, como siempre, Kate Lyn Sheil) está convencida de que morirá mañana. Atrapada por esa convicción, se deja ir por su casa de Los Ángeles bebiendo vino blanco, acariciando las paredes y buscando urnas de cerámica para cenizas en Internet con la Lacrimosa del Réquiem de Mozart como única compañía. Su amiga científica Jane (Jane Adams) intenta tranquilizarla, pero la paranoia de Amy es contagiosa y no pasará mucho tiempo antes de que la paranoia se convierta en un brote de terror.
Quienes padecemos de ansiedad (como la que escribe estas líneas; en concreto trastorno ansiosodepresivo) y vimos la cinta de Seimetz no sólo nos sentimos reflejadas sino a la par acompañadas. Ese posible contagio no es otra cosa que el darte cuenta cuando te atreves a hablar de ello de que hay más personas en tu misma situación. También es darte cuenta de la incomprensión y rechazo que a veces se experimenta y, el preguntarte qué produce más terror: si padecer ansiedad o la incomprensión.
Entre el terror, el drama y el humor negro, Amy Seimetz sabe sintetizar muy bien la historia y plasmar la ansiedad y los ataques de pánico en una película, y, además, hacérselo llegar al público y que este se vea representado. Su ritmo lento con la cámara estática y la fotografía con colores neón ayudan a transmitir muy bien este mal endémico que afecta a gran parte de la población por sufrir las condiciones de un sistema tan violento que no nos permite vivir.
5. The Lobster (2015) – Ana Belén Blanco

Si hay un temor que ha atenazado a la sociedad durante toda su existencia, y que se ha acentuado especialmente en los últimos tiempos, es la soledad. Especialmente aquella que tiene que ver con encontrar a esa «media naranja», que tanto te han vendido las historias irreales. Un pensamiento que aumenta con la edad adulta y que va construyendo una necesidad sin la que parece que no se pueda vivir. Porque, ¿existe algún tipo de vida si no hay nadie con quien compartirla?
Sobre este terror a sentirse solo habla The Lobster (La langosta), película dirigida por el director Yorgos Lanthimos y que nos plantea un mundo distópico en el que todos los solteros son arrestados y enviados a un lugar en el que deben encontrar pareja en 45 días. En caso contrario, sufrirán una “horrible” consecuencia.
Un filme que nos hace reflexionar sobre las conductas del ser humano llevados por la desesperación, de las relaciones humanas, del sentimiento de soledad más profundo, y de las “uniones vacías”, que tan comúnmente se construyen por el temor a un futuro sin nadie. Un terror no “directo” que se ha cimentado como una obligación en el imaginario colectivo y que ha pasado a ser una exigencia para algunos, y una tortura para muchos otros.