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Caída y auge. La evolución del violín en la música popular contemporánea

Andrew Bird

A principios del siglo XX géneros como el country, el bluegrass o algunos subgéneros del swing compartían el violín como instrumento habitual. Poco a poco, con la llegada del rock & roll y el pop en los años 50 y 60 fue perdiendo importancia, adoptando un papel mas secundario y apareciendo en bandas de rock progresivo o sinfónico que lo rescataron durante los 70. Con la llegada del nuevo milenio, el rey de la cuerda frotada ha ido ganando un protagonismo que había perdido durante las últimas décadas del siglo pasado. Tanto es así que en la actualidad algunos compositores pop lo utilizan para crear sus canciones y construir sus álbumes en torno a él. Hablamos de tres músicos clave para entender la evolución del violín durante el siglo XXI: Andrew Bird, Owen Pallett y Kishi Bashi.

                                                    ANDREW BIRD

Foto de Chris Sikich

Este multiinstrumentista nacido en Illinois es popularmente conocido por usar el violín como instrumento principal y fabricar melodías con sus silbidos. A la edad de cuatro años su padre le regaló su primer violín, instrumento con el que ha desarrollado una relación especial sacándole sonidos tan inusuales como atractivos. A diferencia de los otros dos músicos de esta lista, las influencias de Andrew Bird son notablemente clásicas y provenientes también del  jazz o el calypso latinoamericano.

Empezó su carrera musical en los 90 moviéndose entre estilos como el blues, el folk o el swing típico de los años 30,  acercándose de vez en cuando a un sonido más experimental. Pero no fue hasta mediados de los 2000, etapa en la que se acercó al indie y pop folk, donde la guitarra tomó más protagonismo en sus composiciones y alcanzaría el éxito entre los críticos y la popularidad entre el público con álbumes como Andrew Bird & the Mysterious Production of Eggs (2005) o Noble Beast (2009). Ha trabajado con músicos de la talla de Fiona Apple, St.Vincent o Matt Berninger. En 2014 publicó Things are really great here, sort of… un disco tributo a sus admirados The Handsome Family. En sus conciertos suele salir con una banda de acompañamiento o en contadas ocasiones apareciendo solo, con su violín y el pedal de loop.

                                                    OWEN PALLETT

Probablemente el que recibió una educación musical más clásica de los tres de esta lista y a la vez el más vanguardista. Este canadiense ha compuesto desde óperas, hasta música para videojuegos y películas. Es el encargado de componer los arreglos de cuerda de bandas como Arcade Fire, The Last Shadow Puppets o Beirut.

Su carrera en solitario empezó en 2004 bajo el nombre de Final Fantasy, saga de videojuegos que admira, y etapa en la que lanzó dos álbumes. Fue en 2009 cuando decidió cambiar Final Fantasy por Owen Pallett como nombre artístico debido a las continuas confusiones con el videojuego. Heartland (2010) fue su primer álbum bajo este alias y contó con la Orquesta Filarmónica de Praga para su grabación. Su segundo álbum se tituló In Conflict (2014) y contó con la colaboración de Brian Eno.

Buscando siempre nuevos sonidos, podríamos decir que se mueve entre el ambient, con aires de pop barroco hasta la electrónica menos convencional. En sus directos usa un pedal de loop, un violín, teclados y sintetizadores para crear una atmósfera inefable donde consigue aunar el sonido de un instrumento tan humano como el violín con sonidos salidos de un sampler. Una curiosa mezcla que no dejará indiferente a todo el que lo escuche.

                                                        KISHI BASHI

Nacido en Seattle y de ascendencia japonesa, Kishi Bashi es otro personaje fundamental para entender la evolución del violín en el siglo XXI. Fue miembro de Of Montreal y ha colaborado frecuentemente con artistas como Regina Spektor o Sondre Lerche hasta que empezó su carrera en solitario allá por el 2011. En 2012 lanzó 151a su primer LP en solitario, al cual le siguieron Lightght (2014) y Sonderlust (2016).

Su música se caracteriza por congregar una gran cantidad de sonidos, la mayoría sacados de un violín tocado de diferentes formas, donde con el contínuo uso del reverb tanto en las voces como en los instrumentos se consigue una sensación de profundidad, donde cada nota se difumina poco a poco. Podríamos decir que compone una música optimista, repleta de sonidos coloridos y alegres. Sus directos son similares a los del ya citado Owen Pallett. Tan solo un pedal de loop, su violín, y un repertorio incansable de sonidos vocales constituyen uno de los directos más curiosos y disfrutables del panorama actual

Parece que con la llegada de las nuevas tecnologías y las nuevas formas de hacer música, el violín ha encontrado de nuevo la manera de hacerse un hueco entre la música pop de nuestros días. Estamos ante la revitalización de un instrumento con el que no se podría entender la música moderna y que casi después de medio siglo de su creación, vuelve a cobrar importancia  entre algunos sectores de la música popular actual.

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